12/28/20

Fiesta los santos inocentes

 D. RAFAEL MOSTEYRÍN, Sacerdote.


Todos somos capaces de lo mejor y de lo peor. El Domingo de Ramos la mayoría de Jerusalén celebra la entrada de Jesús. Tres días después, muchos de los que le aclamaban por su llegada, gritan y piden que se le crucifique.

Hace apenas tres días Jesús ha nacido, y ha cambiado la historia del mundo. Hoy día 28, recordamos una matanza de niños inocentes, por odio y envidia a Jesús. Son incoherencias que se pueden repetir en la vida de cada uno de nosotros. El amor que Dios nos tiene, y nuestros pecados incumpliendo sus mandamientos. Pero mientras nos arrepintamos Dios nos perdona siempre.

El rey Herodes tenía miedo de que el Mesías, aunque fuese un recién nacido aún, le fuese a quitar el trono. Como no sabía quién era, para deshacerse de Él, piensa una de las ideas más malvadas de toda la historia de la humanidad. Para que aquel niño, que sabía que estaba indefenso, no pudiera sobrevivir, da la orden a sus soldados de que vayan a Belén.

Les pide que maten a todos los niños menores de dos años que hayan nacido en Belén, y sus alrededores (Mateo 2, 16). Pero Dios quiere salvarnos, y José es avisado –en sueños- por un ángel, que le pide que abandone la ciudad. De nuevo María sube al borriquillo, ahora con Jesús en sus brazos. Y José lleva las riendas, camino de Egipto. San José es un ejemplo de obediencia rápida, que siempre es el mayor acierto.

Herodes tuvo miedo, al descubrir que le había nacido un competidor. Es la envidia de siempre, que no le deja ver el bien de los demás. Herodes manda a los Reyes Magos a Belén, y les pide que le informen, para ir también a adorarlo: ¡qué actitud más falsa!

Sin embargo, así somos nosotros, mentimos, disimulamos, presentamos una falsa cara para conseguir lo que nos interesa.

Hace unos años Jacques Monod, premio Nobel, se declaró partidario de la permisión de  algunos tipos de aborto, durante un debate público. “¿Permitiría usted –le preguntó entonces otro médico- el aborto provocado de una mujer tuberculosa, vejada por su marido brutal y alcohólico, con defectos congénitos graves?” El científico respondió que era un caso claro para permitirlo.

El médico que le había preguntado pidió entonces un minuto de silencio al auditorio. Porque, según ese criterio, el profesor Monod habría asesinado al mismo Beethoven.

Lo más fácil casi nunca es lo conveniente, como el mismo Beethoven demostró luego, con su vida de trabajo incansable, y por eso es un genio. Lo cuento a propósito de su 250 aniversario durante este año 2020, y para que nos demos cuenta de lo que fue la matanza de los santos inocentes. Y la matanza actual de cada niño inocente, nacido o sin nacer.

Los santos inocentes son los niños que fueron asesinados, cuando ya habían nacido, por la envidia de Herodes.

Si ya es muy doloroso saber de la muerte de una persona, antes de que nazca, imagínate lo que supuso ver la muerte de todos los menores de dos años de edad, por decisión de Herodes. ¿Y eso por qué?

Es un misterio que nos lleva a pedir a Dios que el bien siempre triunfe sobre el mal. En primer lugar, en nuestra propia vida. Que el bien es lo que saca lo mejor de cada persona, y el mal lo peor. Dios no es nunca causa del mal, sino que es el hombre el que, utilizando mal su libertad, puede cometer hasta los asesinatos más tremendos.

Hoy es un día en el que tradicionalmente se hacen bromas. Es un modo de recordar la bondad de esos niños, que no tuvieron tiempo de jugar. Que fueron pura inocencia, y que estamos seguros de que fueron directamente al Cielo, al dar su vida inocentemente. Por eso son santos.