Iván de Vargas
Después de visitar el suburbio de Kangemi, en Nairobi, el papa Francisco ha mantenido este viernes por la mañana un encuentro con los jóvenes keniatas en el Estadio Kasarani. La reunión ha comenzado con un momento de cantos polifónicos, danzas y actuaciones musicales, que son un importante modo de comunicarse para los pueblos africanos. A continuación, se ha leído la lectura de la carta a Timoteo, leída en braille por una niña ciega.
En medio de un clima festivo y colorido, el obispo encargado de la pastoral de los laicos, Mons. Anthony Muheria, ha dirigido un discurso de bienvenida al Santo Padre, y dos jóvenes han compartido sus inquietudes y esperanzas con todos los presentes, incluido el presidente del país. A continuación, el Pontífice ha recibido una placa que indica el número de rosarios recitados en los últimos meses por sus intenciones.
Como en otras ocasiones, el Papa ha querido responder a las preguntas de la juventud de Kenia de forma espontánea e improvisada, y lo ha hecho en su lengua madre, con la ayuda de un traductor.
En sus palabras, Francisco ha invitado a los jóvenes a no dejarse arrastrar por el azúcar de la corrupción ni por el tribalismo, al tiempo que ha reclamado a las autoridades educación y trabajo para que ellos no se vean seducidos por el reclutamiento de los grupos radicales. "El espíritu del mal nos lleva a la destrucción. Y el espíritu del mal nos lleva a la desunión, al tribalismo, a la corrupción, a la drogadicción, a la destrucción por los fanatismos", ha señalado.
"Hay una palabra que puede parecer incómoda pero no la quiero evitar porque ustedes la usaron antes que yo, la usaron cuando me trajeron contándome los rosarios que habían rezado por mí. La usó el obispo cuando presentó que se prepararon a esta visita con la oración. Lo primero que respondería es que un hombre o una mujer pierde lo mejor de su ser humano cuando se olvida de rezar porque se siente omnipotente, porque no siente necesidad de pedir ayuda delante de tantas tragedias", ha proseguido.
"La vida está llena de dificultades, pero hay dos maneras de ver las dificultades: como algo que te bloquea, te destruye o te detiene o lo miras como una oportunidad", ha dicho. "Chicos y chicas, no vivimos en el cielo, vivimos en la tierra y la tierra está llena de dificultades, está llena también de invitaciones para desviarte hacia el mal. Pero hay algo que todos ustedes, los jóvenes, tienen, que dura un tiempo más o menos grande: la capacidad de elegir qué camino quiero, cuál de estas dos cosas quiero elegir, dejarme vencer por la dificultad o transformar la dificultad en una oportunidad para vencer yo", ha insistido.
Así, el Santo Padre les ha preguntado: "¿Ustedes son como los deportistas que cuando vienen a jugar al estadio quieren ganar? ¿O son como aquellos que ya vendieron la victoria a los otros y se pusieron la plata en los bolsillos?" "A ustedes les toca elegir", ha añadido.
Hablando de los desafíos, el Pontífice se ha referido al tribalismo que "destruye una nación. Es tener las manos escondidas por detrás y tener una piedra en cada mano para tirársela al otro". "El tribalismo solo se vence con el oído, con el corazón y con la mano", ha asegurado.
"Si ustedes no dialogan y no se escuchan entre ustedes siempre va a existir el tribalismo que es como una polilla que va a roer la sociedad", ha recordado. "¡Todos somos una nación! ¡Todos somos una nación! Así tienen que ser nuestros corazones y el tribalismo no es solo levantar las manos hoy. Este es el deseo, es la decisión. Pero el tribalismo es un trabajo de todos los días. Vencer el tribalismo es un trabajo de todos los días. Un trabajo del oído, escuchar al otro. Del corazón, abrir mi corazón al otro, y un trabajo de las manos, darse las manos unos con otros", ha enfatizado.
Sobre la corrupción, el Pontífice ha asegurado que "es algo que se nos mete adentro, es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil y después terminamos mal y de tanto azúcar fácil terminamos diabéticos o nuestro país termina diabético. Cada vez que aceptamos una coima (soborno) y la metemos en el bolsillo destruimos nuestro corazón, destruimos nuestra personalidad y destruimos nuestra patria. Por favor, ¡no le tomen el gusto a ese azúcar que se llama corrupción!" En todas las instituciones, "incluso en el Vaticano hay casos de corrupción", ha lamentado.
"Como en todas las cosas hay que empezar, si no querés corrupción en tu corazón, en tu vida, en tu patria empezá vos. Si no empezás vos tampoco va a empezar el vecino", ha indicado. "La corrupción además nos roba la alegría, nos roba la paz, la persona corrupta no vive en paz", ha reiterado.
Los jóvenes también han preguntado al Papa sobre cómo usar los medios de comunicación para divulgar el mensaje de esperanza de Cristo y promover iniciativas justas para que se vea la diferencia. "El primer medio de comunicación es la palabra, es el gesto, es la sonrisa. El primer gesto de comunicación es la cercanía, es buscar la amistad. Si ustedes hablan bien entre ustedes, se sonríen, se acercan como hermanos; si ustedes están cerca el uno del otro aunque sean de diversas tribus; y si ustedes se acercan a los que necesitan, a los pobres, enfermos, abandonados, al anciano que nadie visita, esos gestos de comunicación son más contagiosos que cualquier red de televisión", ha afirmado.
Frente a un joven lleno de ilusiones que se deja reclutar o va a buscar ser reclutado y se aparta de su familia, de sus amigos, de su tribu y de su patria, Francisco ha explicado que "lo primero que tenemos que hacer para evitar que un joven sea reclutado o quiera ser reclutado es educación y trabajo". "Si un joven no tiene trabajo, ¿qué futuro le espera? Y ahí entra la idea de dejarse reclutar. Si un joven no tiene posibilidades de educación, incluso de educación de emergencia, de pequeños oficios, ¿qué puede hacer? Ahí está el peligro", ha advertido. "Es un peligro social que está más allá de nosotros, incluso más allá del país porque depende de un sistema internacional que es injusto, que tiene al centro de la economía no a la persona sino al dios dinero", ha subrayado.
"Les voy a contar una confidencia: en el bolsillo llevo siempre dos cosas. Un rosario, un rosario para rezar y una cosa que parece extraña, que es esto (lo muestra) y esto es la historia del fracaso de Dios, es un Via Crucis, un pequeño Via Crucis, es como Jesús fue sufriendo desde que lo condenaron a muerte hasta que fue sepultado. Con estas dos cosas me arreglo como puedo, pero gracias a estas dos cosas no pierdo la esperanza", les ha confiado el Pontífice.
Por último, el Santo Padre ha destacado el papel de la familia: "En todas partes hay chicos abandonados o porque los abandonaron cuando nacieron o porque la vida les abandonó, la familia, los padres y no sienten el afecto de la familia. Por eso la familia es tan importante. ¡Defiendan la familia! Defiéndanla siempre. En todas partes no solo hay chicos abandonados, sino también ancianos abandonados que están sin que nadie los visite, sin que nadie los quiera".
"¿Cómo salir de esa experiencia negativa, de abandono, de lejanía de amor? Hay un solo remedio para salir de esas experiencias. ¡Hacer aquello que yo no recibí! Si vos no recibiste comprensión sé comprensivo con los demás. Si vos no recibiste amor, ama a los demás, si vos sentiste el dolor de la soledad, acércate a aquellos que están solos. La carne se cura con la carne y Dios se hizo carne para curarnos a nosotros. Hagamos lo mismo nosotros con los demás", ha exhortado.
"Bueno, yo creo que antes de que el árbitro suene el pito es hora de terminar. Yo les agradezco de corazón que hayan venido, que me hayan permitido hablar en mi lengua materna. Les agradezco que hayan rezado tantos rosarios por mí, y por favor, les pido que recen por mí porque yo también necesito, y mucho. Cuento con las oraciones de ustedes y antes de irnos, les pediría que nos pongamos todos de pie y recemos juntos a nuestro Padre del cielo, que tiene un solo defecto: no puede dejar de ser Padre", ha concluido. Al término del encuentro, el papa Francisco ha bendecido unas plantas y otros objetos que le han presentado.