ROSA DIE ALCOLEA
La Santa Sede ha recibido con “conmoción” y “tristeza” la noticia del terrible incendio que ha devastado la Catedral de Notre Dame, símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo.
Es el comunicado de la Santa Sede que ha enviado el director de la Oficina de Prensa, Alessandro Gisotti, el lunes, 15 de abril de 2019, por la noche.
“Expresamos cercanía a los católicos franceses y a la población de París”, señala Gisotti, “y aseguramos nuestra oración por los bomberos y cuantos están haciendo lo posible para hacer frente a esta dramática situación”.
No se debe deplorar a ninguna víctima humana: la alarma permitió la evacuación de visitantes y personal. Pero un bombero resultó levemente herido, anunció la prensa francesa alrededor de las 10:50 pm.
Según las primeras informaciones aportadas, el incendio podría estar ligado a las obras que se estaban efectuando en el tejado del edificio. De todas formas, se ha abierto una investigación judicial para reunir los primeros elementos: el incendio habría comenzado donde se estaba realizando el trabajo, pero no había nadie en el sitio.
Bajo la violencia del fuego que devoró la estructura de roble, la aguja de Notre Dame se derrumbó, así como dos tercios del techo: se movilizaron 18 mangueras contra incendios y unos 400 bomberos.
Tomó alrededor de 1300 robles en el siglo XIII. Para el marco hoy reducido a cenizas.
El obispo Patrick Chauvet, rector de Notre Dame, anunció por la noche que la corona de espinas de Cristo y la túnica de San Luis estaban protegidas. Otros tesoros también podrían ser salvados.
Utilizaron un robot para ingresar a la catedral, se instalaron 18 grúas: pudieron salvar la estructura y las dos torres.
La catedral de Notre Dame es una de las iglesias más reconocidas del mundo, una de las joyas del estilo gótico, edificada entre 1163 y 1345. La iglesia ya sufrió daños por un incendio en 1871, durante la Comuna de París.
El Papa expresa su deseo de que la catedral de Notre-Dame “pueda volver a convertirse, gracias a las obras de reconstrucción y la movilización de todos, en esta hermosa joya en el corazón de la ciudad, signo de la fe de quienes la construyeron, iglesia madre de su diócesis, patrimonio arquitectónico y espiritual de París, Francia y la humanidad”.
“Tras el incendio que devastó gran parte de la catedral de Notre-Dame –expresa el Papa al arzobispo de París– me asocio con su tristeza, así como con la de los fieles de su diócesis, los habitantes de París y todos los franceses”.
El Papa Francisco ha dirigido este mensaje, en francés, al arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, después del incendio que devastó la catedral de Notre-Dame, en la noche del 15 al 16 de abril de 2019. En la mañana del martes, 16 de abril de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado este mensaje, que sigue a los otros dos mensajes recibidos el lunes por la noche, “incredulidad y tristeza”, y el martes por la mañana, el Papa “cerca de Francia”.
En estos Días Santos, indica el Pontífice, “donde recordamos la pasión de Jesús, su muerte y su resurrección, les aseguro mi cercanía espiritual y mi oración”, indica el Pontífice.
Este desastre dañó seriamente un edificio histórico. Además, señala el Santo Padre: “Soy consciente de que también ha afectado un símbolo nacional muy querido en los corazones de los parisinos y franceses en la diversidad de sus convicciones”.
Joya de una memoria colectiva
La catedral de Notre-Dame es la “joya arquitectónica de una memoria colectiva”, el lugar de reunión de muchos eventos importantes, “el testimonio de la fe y la oración de los católicos en la ciudad”, ha matizado.
Asimismo, Francisco agradece el “coraje” y el “trabajo” de los bomberos que intervinieron para circunscribir el fuego.
“Con esta esperanza, les concedo cordialmente la bendición apostólica, así como a los obispos de Francia y a los fieles de su diócesis, y llamo a la bendición de Dios sobre los habitantes de París y de todos los franceses”, concluye el mensaje papal.
Salvada la corona de espinas
En torno a las 18:30 horas, de la tarde del 15 de abril de 2019, comenzó a verse en llamas el techo de madera de la catedral parisina, construido con 1.300 robles franceses en el siglo XIII. Más tarde, se vio como caía la aguja central y el fuego se extendía por la parte superior del centro del tempo, consumiendo finalmente 2 tercios de la parte total del techo.
Según las primeras informaciones aportadas, el incendio estaría ligado a las obras de rehabilitación que se estaban efectuando en el tejado del edificio. Actualmente está abierta la investigación judicial.
Horas más tarde, el obispo Patrick Chauvet, rector de Notre Dame, anunció que la corona de espinas de Cristo y la túnica de San Luis estaban protegidas y los bomberos confirmaron que la estructura de la catedral estaba salvada.