LARISSA I. LÓPEZ
El sábado, 30 de mayo, el Papa Francisco insta de nuevo a la humanidad al rezo del Rosario, unidos para obtener la ayuda divina frente a la pandemia de coronavirus.
A las 17:30 (hora de Roma), el Santo Padre dirigirá el rezo del Rosario a todo el mundo desde la Gruta de Lourdes en los jardines del Vaticano. La oración mariana podrá ser seguida en directo a través de Vatican News y de la página de Facebook de zenit.
Esta cita, organizada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, tiene lugar bajo el título: “Perseverantes y unidos en la oración junto a María” (cfr. Hch 1, 14).
Participación de los fieles
Francisco será acompañado en este momento de oración por algunos fieles, en representación de las diversas categorías de personas particularmente afectadas por el virus.
Así, a lo largo del rezo del Rosario, se sucederán un neumólogo del Hospital San Felipe Neri y una enfermera del Policlínico Humberto I, en nombre de todo el personal sanitario que trabaja en primera línea en los hospitales; una persona que ha superado la COVID-19 y una persona que ha sufrido la pérdida de un ser querido por el coronavirus, que representa a aquellos personalmente golpeados por el virus.
También participarán un voluntario de Protección Civil con su familia, como muestra de los que han trabajado para hacer frente a la emergencia sanitaria y a los voluntarios; un farmacéutico y una periodista de televisión, para recordar a todas las personas que durante la pandemia siguieron prestando sus servicios para los demás; y una joven familia que tuvo un hijo durante la pandemia, como signo de esperanza y de la victoria de la vida sobre la muerte.
Del mismo modo, con el fin de subrayar el compromiso de los sacerdotes y religiosos cercanos a los afectados por el virus, intervendrán también el capellán del Hospital Spallanzani y la superiora general de las Hijas de San Camilo de Grottaferrata, que fueron infectadas en masa por el virus.
Cercanía y consuelo
“A los pies de María el Santo Padre pondrá las muchas angustias y dolores de la humanidad, agravados ulteriormente por la propagación de la COVID-19”, explica una nota el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
“La cita para el final del mes mariano es un signo más de cercanía y consuelo para quienes, de diversas maneras, han sido afectados por el coronavirus, en la certeza de que la Madre Celestial no desatiende las peticiones de protección”, añade.