10/12/20

Fiesta de la Virgen del Pilar

 D. Alejandro Gratacós


Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino, en carne mortal, a Zaragoza”, así canta la copla en la fiesta que celebramos hoy, la Virgen del Pilar.

En la fiesta de hoy, la Virgen nos reúne para darnos un mensaje muy especial para los cristianos de 2020, y lo hace con una lección magistral (no puede ser de otra manera, viniendo de ella…). Empieza por hacernos una pregunta difícil: “¿cuál es el pilar de tu vida?, ¿en quién te apoyas?” y, sin darnos tiempo a contestar, nos cuenta tres historias, historias de comienzos… con una protagonista clara.

2 de enero del año 40

Una persona se para en el camino, cerca del río Ebro. Cansada. Peor aún, desanimada. Es Santiago el Mayor, que va a predicar el Evangelio al finis terrae (la actual península Ibérica), que entonces formaba parte del Imperio romano. Los frutos de la misión son escasos, hasta el punto de querer abandonar la misión.

En la madrugada del día 2 de enero del 40, la Virgen María, que todavía vivía en Jerusalén, se apareció en carne mortal al apóstol, acompañada por un grupo de ángeles que transportaban una columna. Le pidió a Santiago que, en su honor, se edificara una capilla en el lugar de la aparición, en torno a la columna de jaspe (símbolo de la fortaleza) que dejó, y que siempre ha permanecido en la misma ubicación.

Esta aparición impulsó y animó al apóstol, quien continuó su camino hasta «su» ciudad: fue el primer camino de Santiago de la historia, en el que no podía faltar el aliento de la Virgen María.

La advocación de la Virgen del Pilar es una de las advocaciones marianas más antiguas… La Virgen, siempre en los comienzos… no puede ser de otra manera. La primera Misa en el templo dedicado a la Virgen del Pilar tuvo lugar un 12 de octubre.

12 de octubre de 1492

¿Crees en las casualidades? Yo no sé qué pensar, valora tú mismo: el día 3 de agosto de 1492 partieron del Puerto de Palos de la Frontera tres embarcaciones que llegarían a ser mundialmente conocidas: la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña. Se dirigían a las Indias por un nuevo camino nunca explorado.

Los días pasaban y la expedición no divisaba tierra: a la amenaza de escasez de alimentos y agua para el regreso si no encontraban tierra, se unían los intentos de amotinación de una tripulación escéptica y desanimada. La situación se podía calificar como tensa, como mínimo.

El día 12 de octubre de 1492, fiesta de la Virgen del Pilar, Rodrigo de Triana pronunció la palabra esperada por toda la tripulación: “¡tierra!”. En ese momento no lo sabía, pero acababa de divisar por primera vez las tierras de un nuevo continente. Eran las islas Guanahani (actualmente las Bahamas).

Una vez más, asistimos a un nuevo comienzo: el encuentro de dos culturas  por primera vez en la historia, que dará lugar a la cristianización de América. Y, una vez más, María, Nuestra Señora del Pilar, no podía faltar a este encuentro, que marcó un nuevo comienzo en la historia.

12 de octubre de 2020

Es lo que tienen las lecciones magistrales: una sorpresa final. Porque la tercera historia, el tercer pilar, no está escrita todavía: es la que nos toca revivir a cada uno de nosotros.

La Virgen del Pilar estuvo en el recomienzo de Santiago, en el descubrimiento de Cristóbal Colón… y no faltará en tu vuelta, el próximo 12 de octubre de 2020.

Debido a la pandemia, este año se ha cancelado la impresionante ofrenda de flores que conforma el precioso manto para la Virgen del Pilar. A la Virgen no le importa, porque Ella espera una flor más preciosa que las miles y miles de flores: tu sí confiado en esta fiesta, en la que quizá te encuentres desanimado como Santiago El Mayor, o rodeado de peligros como Cristóbal Colón.

No lo dudes: la Virgen del Pilar nunca se olvida de nosotros: Ella quiere ser el pilar en el que se apoye nuestra vida.

Ahora, en esta fiesta, ya puedes responder a la pregunta: “¿cuál es el pilar de tu vida?, ¿en quién te apoyas?”.

Una mirada a la Virgen

La Virgen del Pilar nos da una pista de cómo debemos dar este paso: una talla pequeña -38 centímetros de alto- con rostro delicado, ojos entrecerrados, que esbozan una leve sonrisa. El Niño es posterior, y nos indica la actitud básica para recomenzar: con un pajarillo en su mano izquierda, agarra con fuerza el manto de María con su derecha.

Agarra con fuerza el Pilar de tu vida, y confía.