Mensaje en ocasión de la Jornada Internacional de Anciano presentado por el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios
Bajo el título "El valor de la vida de la persona anciana" repropone el llamamiento de su santidad el papa Francisco, "para que todos nos comprometamos a tener mayor consideración por los ancianos, a defender el derecho a una vida digna y a la participación activa en la comunidad y en la sociedad".
Así mismo explica que esta Jornada Internacional constituye una ocasión importante, destinada a asumir una relevancia cada vez mayor, también en razón de los más de 600 millones de ancianos que se estima existan a nivel mundial, y del progresivo envejecimiento de la población mundial que, dentro de diez años, se calcula que podría comprenden más de mil millones de personas ancianas.
Por lo tanto, prosigue el mensaje, "estamos llamados todos, cristianos y personas de buena voluntad, a colaborar en todas partes en favor de una sociedad humana cada vez más equitativa y justa, enriquecida también de la efectiva participación y de quien podría ser considerado "no útil" o, incluso "un peso", pero que puede sin embargo aportar la propia contribución por la experiencia y la sabiduría adquirida en el camino de la vida".
También recuerda que "evangelizar la vejez" significa descubrir sus posibilidades intrínsecas y originales, sus propios significados, esos valores que se pueden implementar solamente en esta parte del camino del hombre. Y añade que "mediante la solidaridad entre jóvenes y ancianos está la forma de comprender como la Iglesia sea efectivamente una familia de todas las generaciones, en la que cada uno debe sentirse en casa, donde no reina la lógica del beneficio y del tener, sino la de la gratitud y de amor".
En tal perspectiva, explica monseñor Zygmunt, "entra el valor de una pastoral específica, que comprende sobre todo como elemento fundamental la comunión entre generaciones". Se trata, por tanto, "de favorecer una cultura de la unidad, unidad también entre las generaciones".
Del mismo modo, añade el mensaje que "se debería trabajar una pastoral de los ancianos más que para los ancianos. La persona de una cierta edad no es en primer lugar objeto de cuidado y de atención pastoral caritativa, sino más bien sujeto y protagonista potencial de la acción pastoral".
En lo que se refiere a la asistencia social y sanitaria -continua - es esencial que ésta sea animada con profunda consideración por las personas, en comunidad que reúnan no solo las personas ancianas, sino también los operadores profesionales.
Y monseñor Zygmunt añade que "la asistencia religiosa de los ancianos debería ser de hecho un compromiso de toda la comunidad cristiana, más que una particular atención del voluntariado".
Es con tal espíritu que el Consejo Pontificio para los trabajadores sanitario está organizando, para los días 21, 22 y 23 de noviembre en el Vaticano, la Conferencia Internacional dedicada a "La Iglesia al servicio de la persona anciana enferma, el cuidado de las personas afectadas por patologías neurodegenerativas".
Para concluir, el mensaje recuerda que "la edad anciana lleva consigo la síntesis de lo que se ha aprendido y vivido, la síntesis de cuanto se ha sufrido, regocijado, soportado".