P. Raniero Cantalamessa
Los creyentes deben “ser la voz no solo de las criaturas inanimadas, sino también de nuestros hermanos que no tienen la gracia de la fe”
El 1 de septiembre, se celebró la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, instituida por el papa Francisco en el año 2015. Con esta motivo, el Santo Padre ha presidido esa tarde la oración de las vísperas en la Basílica de San Pedro.
El encargado de la predicación ha sido el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la casa pontificia. De este modo, ha asegurado que el “pensamiento cristiano no ha dejado nunca de preguntarse sobre el porqué de esta trascendencia del hombre respecto al resto de la creación” y la ha encontrado siempre “en la afirmación bíblica que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios”. Y ha explicado que el hombre está creado a imagen de Dios, en el sentido de que participa en la íntima esencia de Dios que es ser relacional de amor entre Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por otro lado, ha precisado que la soberanía del hombre en el cosmos no es un triunfalismo de especie, sino “asunción de responsabilidad hacia los débiles, los pobres, los indefensos”. El Dios de la Biblia –pero también de otras religiones– es un Dios “que escucha el grito de los pobres”, que “tiene piedad del débil y del pobre”, que “defiende la causa de los miserables”, que “hace justicia con los oprimidos”, que “no desprecia nada de lo que ha creado”.
También ha observado que “la encarnación del Verbo ha aportado una razón más para cuidar al débil y el pobre, de cualquier raza o religión”.
El padre Cantalamessa ha asegurado que hay una verdad, el hecho de que “no somos dueños de la tierra”, que se nos recuerda bruscamente con eventos como el terrible terremoto de la semana pasada, sucedido en Italia. Y en estas situaciones surge la pregunta “¿dónde estaba Dios?”. Por eso ha pedido no cometer el error de pensar que tenemos la respuesta para esta pregunta. “Lloremos con quien llora, como hacía Jesús delante del dolor de la viuda de Naín o de las hermanas de Lázaro”. Aunque, ha reconocido, la fe sí nos permite decir algo. “Dios no ha proyectado la creación como si fuera un reloj o un ordenador, donde todo está programado desde el inicio con todo detalle, excepto las actualizaciones periódicas”, ha asegurado el predicador de la casa pontificia. De este modo, ha indicado que por analogía con el hombre, podemos hablar de una especie de “libertad” que Dios ha dado a la materia de desarrollarse según leyes propias. A la pregunta ¿dónde estaba Dios la noche del 23 de agosto?, el creyente no dude en responder con toda humildad: “estaba allí sufriendo con sus criaturas y acogiendo en su paz a las víctimas que llamaban a la puerta de su paraíso”.
El padre Cantalamessa ha hablado también de la doxología, es decir, la glorificación de Dios por la creación. Y así, ha señalado que “una ecología sin doxología hace opaco al universo, como un inmenso mapamundi de cristal sin la luz que debería iluminarlo por dentro”.
Asimismo, ha indicado que los creyentes deben “ser la voz no solo de las criaturas inanimadas, sino también de nuestros hermanos que non tienen la gracia de la fe”.
Finalmente, el predicador ha reconocido que si Francisco de Asís tiene algo que decir todavía hoy respecto a la ecología, es esto. “Él no reza ‘por’ la creación, por su cuidado, reza ‘con’ la creación, o ‘a causa de la creación’, o incluso ‘por motivo de la creación’”.