10/15/09

Intervenciones en el Sínodo de África

Decimotercera Congregación General, mañana del día 13

S. E. R. Mons. Ernesto MAGUENGUE, Obispo de Pemba (MOZAMBIQUE)
La principal riqueza del continente, está representada por su población, principalmente por los jóvenes, los adolescentes y los niños. África es un continente con la población predominantemente más joven del mundo.
La juventud africana constituye un tesoro inestimable que no puede ser olvidado o desperdiciado si se quiere garantizar el futuro de desarrollo, reconciliación, justicia y paz duraderos.
Muchos jóvenes son inducidos a la práctica de la violencia, la prostitución, el tráfico y consumo de drogas, el crimen organizado, los conflictos partidarios, étnicos y tribales; como también al fundamentalismo religioso y las sectas satánicas, entre otras cosas.
A la luz de todo esto quisiera sugerir:
- Por parte de la Asamblea Sinodal, un mensaje fuerte de confianza y de aliento para los jóvenes, adolescentes y niños como actores importantísimos en el servicio de la reconciliación, la justicia y la paz.
- Denunciar como una de las injusticias más flagrantes la marginación, manipulación, instrumentalización y violación de los derechos de la infancia.
- La necesidad de un estudio serio sobre la cuestión de la juventud africana, con la ayuda de las ciencias humanas para individuar sus más actuales problemas y determinar soluciones efectivas
- Las estrategias pastorales de la Iglesia y las políticas de los gobiernos deben ser concebidas teniendo en cuenta a los jóvenes para poder responder así a sus necesidades no sólo materiales sino también espirituales.
- Los desafíos para la Iglesia, para los gobiernos y para la sociedad africana en general consisten en encontrar formas de estímulo y aprovechar el gran potencial que la juventud africana representa.
- Me gustaría enfatizar la necesidad de educación y formación integral de los jóvenes, ella debe tener en cuenta el contexto y su cultura para así poder habilitarlos mejor a ser verdaderos servidores de reconciliación, de justicia y de paz.
-Examinar los contenidos y los métodos de la catequesis, como así también de los mismos catecismos, sobre todo del catecumenado, de manera que se pueda incluir la doctrina social de la Iglesia, una formación de la conciencia crítica, el amor a la vida, el respeto y la protección de la naturaleza.
- Urgencia por una pastoral de la salud debido al hecho que la gran mayoría de los niños, de los adolescentes han crecido en ambientes nada fáciles, marcados por familias destruidas, hostilidades, guerras, violencias y abusos de los derechos fundamentales que dejan heridas profundas en el ánimo.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Joachim KOURALEYO TAROUNGA, Obispo de Moundou (CHAD)
En mi lengua materna un proverbio dice que “proclamar la caridad por medio de las palabras hace que la caridad se vuelva obsoleta”. Pero otro dice: “el bienhechor que satisface todos los días las necesidades de los desfavorecidos les hace perezosos”. Los desafíos de la reconciliación, de la justicia y de la paz en África son inmensos y sus respuestas complejas y costosas, tal y como lo vimos en la intervención de Monseñor Rodolphe ADADA sobre Darfur. La amplitud y la complejidad de los dramas y tragedias en África exigen la solidaridad internacional. Y es el caso, porque lo esencial del compromiso de las Iglesias de África en todos los campos, en la educación, la salud, el desarrollo rural, los medios de comunicación, la educación a la ciudadanía y la defensa de los derechos fundamentales a través de las comisiones de justicia y paz, dependen estrechamente de las ayudas de las Iglesias de Europa y de América del Norte.
En el Chad, en los últimos años, estas ayudas han disminuido drásticamente y se ha tomado conciencia del efecto perverso de la dependencia. Para corregir el mal, se ha prescrito el remedio de la movilización de los recursos locales. Sin embargo, ¿de dónde vienen estos recursos locales? Obviamente contamos con la contribución de los fieles, pero es una contribución muy modesta y hasta insignificante con respecto a la envergadura de las necesidades. Para asegurar el complemento sin el cual ninguna obra podrá funcionar, nos dirigimos a los organismos internacionales cuya filosofía y objetivos siempre son compatibles con nuestras convicciones. De este modo, la Iglesia en África se parece a una madre jefe de familia que debe prostituirse para poder alimentar, dar un techo, educar y curar muchos hijos.
La Iglesia de África debe proclamar la reconciliación, la justicia y la paz. Pero ella lo debe hacer a través de obras. Para realizar estas obras, necesita medios y estos medios no se pueden reducir ni encontrar a cualquier precio.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Servilien NZAKAMWITA, Obispo de Byumba (RUANDA)
La Iglesia de Ruanda, en su pastoral de reconciliación, de justicia y de paz después de los desafortunados acontecimientos del genocidio de los Tutsi y de otras víctimas de guerra, en seguimiento a los desafíos que ella ha encontrado y que ha, en parte, superado, está convencida que la obra de la reconciliación es la iniciativa de Dios. Está igualmente convencida que Dios decidió colaborar con el hombre para realizar este proyecto de reconciliación y dicha convicción se debe a las experiencias y a los testimonios de reconciliación que recogemos todos los días a lo largo y ancho del país, en las comunidades eclesiales de base, en las prisiones, en las oraciones de curación, etc.
Durante la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, la Iglesia de Ruanda o ha estado presente por los motivos que ustedes conocen bien. Los obispos delegados de la Conferencia Episcopal de Ruanda fueron bloqueados por el inicio de las masacres, a grande escala, relacionadas con el genocidio del 7 de abril de 1994. En tres meses, más de un millón de personas inocentes fueron enviadas a la muerte, delante de las cámaras de la comunidad internacional. Los soldados de la MINUAR (ONU) que se encontraban allí, recibieron la orden de retirarse, abandonando así a la población que se quería atacar, a merced de los asesinos armados de machetes, de granadas, fusiles y otras armas...
El día después de la matanza y cuando la situación pudo ser manejada por las nuevas autoridades, la Iglesia Católica empezó una Pastoral de reconciliación.
Hubo resultados notables y testimonios de confesión, de perdón y de reconciliación. Las mismas autoridades civiles adoptaron el método “Gacaca” para organizar tribunales populares sobre las colinas, lo que permitió acelerar los juicios de los muchos prisioneros.
La Comisión de Justicia y Paz, en colaboración con otras comisiones de otros sectores de la pastoral, siguieron este proceso de reconciliación a través de programas variados de educación en los valores y de la formación de agentes de la reconciliación mediante adecuadas técnicas.
En esta pastoral de la reconciliación, la Iglesia Católica no trabaja de manera hermética, sino que colabora estrechamente con otros credos religiosos y con las instituciones públicas y privadas sobre la temática de la reconciliación post-genocidio, principalmente con la Comisión nacional de la unidad y de la reconciliación, la Comisión nacional de lucha contra el genocidio y la Comisión nacional por los derechos del hombre, solo para nombrar algunas.
Aún hay casos de traumatismo psíquico, de discapacidad física y mental y sufrimiento de todo tipo. Las heridas del corazón se cierran con gran dificultad, las bases de la familia han colapsado provocando una situación difícil de manejar con huérfanos, viudas y personas sin familia. Aún hay prisioneros que esperan que la justicia obre para poder salir de ese callejón sin salida porque seguramente entre ellos hay inocentes.
Debemos también señalar que en este trabajo de reconciliación ciertos agentes de pastoral aún no han llegado a una libertad interior, lo que no les permite desempeñar su misión de agentes de la reconciliación como deberían serlo. Un programa directivo y de rehabilitación debería ser puesto en marcha con los medios necesarios.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Abraham DESTA, Obispo titular de Orrea di Aninico, Vicario Apóstolico de Meki (ETIOPÍA)
Las mujeres son miembros comprometidos de nuestra Iglesia. No hay duda alguna de que su compromiso testimonia este hecho. Creo que impartir una buena formación teológica en Derecho canónico y en la Doctrina social de la Iglesia, pueda desempeñar un papel más que significativo, más allá de las actividades tradicionales en las que han participado hasta ahora, como miembros activos e integrales de la Iglesia.
Dicha formación podría profundizar el propio entendimiento de los valores relacionados con la maternidad dentro del amplio espectro de la historia de la salvación. Podría también contribuir a orientar y enriquecer sus elecciones específicas en la planificación y aplicación de acciones estratégicas a favor de la reconciliación, de la justicia y de la paz en las familias, en las pequeñas comunidades cristianas, en las parroquias, en las diócesis y más allá.
Su formación en teología, en Derecho Canónico y en la Doctrina social de la Iglesia, debería ayudarles a jugar un rol específico e incomparable en el idear programas de catequesis y de pastoral adecuados e importantes, en colaboración con sus respectivos teólogos y pastores, para niños, jóvenes, para mujeres y familias. Debería ayudarles a que tengan un mejor entendimiento y apreciación de la matriz de funciones y relaciones en el seno de la jerarquía de la Iglesia, para cumplir con un ministerio adecuado y colaborativo al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz.
Además su formación en estudios teológicos, canónicos y en la Doctrina social de la Iglesia, debería permitirles encontrar las fuentes y herramientas para proyectar programas de formación y de apoyo de la reconciliación, de la justicia y de la paz, especialmente a nivel de la familia, de las pequeñas comunidades cristianas, de las asociaciones femeninas cristianas, de los jóvenes y de las diferentes asociaciones de profesionales cristianos.
La función primordial de las mujeres formadas y capacitadas teológicamente, sería el de ser un catalizador del cambio, de la actitud que se tiene en general de nuestras madres y hermanas, y reforzar su capacidad de desempeñar el rol activo que han recibido de Dios, al participar en los gobiernos, en los procesos de toma de decisiones en todos los niveles de la Iglesia y de la sociedad para promover una reconciliación real, a través de la justicia y la paz para nuestra sociedad africana.
Es importante enfatizar el hecho que, sin la total participación de las mujeres de acuerdo a sus diferentes niveles y capacidad de trabajo, la obra de reconciliación, de justicia y paz no será totalmente completa ni podrá traer los frutos deseados de nuestra Iglesia y de la futura sociedad africana.
[Texto original: inglés]
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Rev.do P. Mamby Dominique BASSE, Sch. P., Superior Mayor de las Escuelas Pías en Senegal (Escolapios) (UNIÓN DE LOS SUPERIORES GENERALES)
La paz duradera pasa por la educación: se trata de una convicción que comparten los consagrados cuyo carisma es la educación de la juventud.
Esta misión se impone hoy en un contexto donde el africano vive en un ambiente económico, psicológico y sociopolítico, a menudo difícil, y que alimenta entre los jóvenes tensiones interiores que se traducen exteriormente en comportamientos completamente contrarios al espíritu de la paz y la reconciliación.
Actualmente en África el desafío primordial de nuestro tiempo es que en el mundo de los jóvenes persiste y predomina la cultura de la violencia y los estereotipos que les proponen los medios de comunicación, los políticos y todos los que pasan por tener “éxito social”.
Asimismo, la violencia está cerca de los jóvenes, porque está presente en los estragos continuos causados por el conflicto que destruye la vida familiar. Frente a todas estas formas de violencia familiar, el silencio permisivo y la impunidad latente son la mejor manera de provocar las revueltas.
No olvidemos que la pobreza que afecta a los jóvenes es una violencia.
Frente a esta situación, la educación para la paz y la reconciliación es una necesidad urgente allí donde los consagrados trabajan con los jóvenes. Nos corresponde a nosotros, los consagrados, proponer a los jóvenes lo mejor de la sociedad contemporánea.
Por eso, proponemos al Sínodo:
- Que todas las estructuras eclesiales pongan en marcha un programa para afrontar los conflictos, recuperando el método de la acción católica (VER-REFLEXIONAR-ACTUAR);
- Que se creen servicios de escucha donde los consagrados, formados con las técnicas de escucha activa, estén disponibles para acoger a los jóvenes que sienten la necesidad de confiarse;
- Que las congregaciones religiosas en comunión con la Iglesia local creen unas organizaciones dirigidas a facilitar la inserción profesional de los jóvenes, su acceso al empleo y a unos sueldos decentes, a través de una formación profesional adecuada, un acompañamiento personalizado y una movilización de los responsables públicos, privados y sociales implicados;
- Que nuestras instituciones educativas pongan en marcha un programa de educación a los valores basados en nuestros valores culturales.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Manuel António MENDES DOS SANTOS, C.M.F., Obispo de São Tomé e Príncipe (SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE)
¿Cómo lograr que la Palabra de Dios sea conocida, amada y operativa en la Iglesia?Ante todo, debemos crear medios que permitan a todos los cristianos tener acceso a la Sagrada Escritura. Para esto, es necesario esa “gran solidaridad” que haga posible reducir sustancialmente el precio de las Biblias.
Es preciso desarrollar la pastoral bíblica.
Es necesario animar a los cristianos a leer las Sagradas Escrituras, partiendo de Jesucristo como centro de la revelación que éstas contienen y luz que ilumina cada página del Libro sagrado.
Alimentados por la Palabra de Dios, nuestros fieles pueden resistir con más facilidad a las seducciones de los nuevos grupos religiosos, muchos de los cuales usan precisamente una lectura fundamentalista de la Biblia para difundir sus propias ideas.
A partir de la fe en Jesucristo resucitado, vencedor del reino del mal, podemos presentar al mundo caminos de esperanza, de paz y de liberación; caminos que llevan a la liberación de los miedos ancestrales, como el de la brujería que tantos sufrimientos siembra entre nuestros pobres.
La Palabra de Dios, leída y proclamada como oración, puede indudablemente ayudar a construir una cultura de la familia, puesto que lleva a los cristianos a confrontarse con la Verdad y la necesidad de una conversión de la vida que les lleve a vivir de acuerdo con los caminos del Señor.
La Palabra de Dios da significado a nuestra lucha contra la pobreza, al alimentar la certeza de que lo que hacemos a nuestro hermano, lo hacemos al mismo Cristo.
La Palabra de Dios nos convierte en instrumentos de reconciliación, de justicia y de paz.
[Texto original: portugués]
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S. Em. R. Card. William Joseph LEVADA, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CIUDAD DEL VATICANO)
Mis observaciones de hoy pretenden proporcionar informaciones sobre el trabajo de las Comisiones Doctrinales de las respectivas Conferencias Episcopales africanas y alentarlas en su cometido.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Matthias N'GARTÉRI MAYADI, Arzobispo de N'Djaména (CHAD)
La guerra civil comenzó en Chad en 1965, bajo el régimen del primer presidente, François Tombalbaye, que era cristiano protestante originario del sur. Desde 1979 hasta hoy, la fractura entre el norte y el sur se ha consumado bajo los dos regímenes sucesivos: el de Hissein Habré y el de Idriss Deby Itno, musulmanes y provenientes del norte.
Desde hace más de 40 años se han hecho innumerables intentos para la reconciliación que no han logrado ningún resultado y que no pueden lograrlo.
Desde el punto de vista cultural, la mayor parte de las etnias del norte, tradicionalmente guerreras, consideran la reconciliación como un acto de debilidad. La consecuencia es que ninguna reconciliación es posible entre los “Goragnes” (etnia de Hissein) y los “ Zaghawa” (la de Idriss Deby Itno).
Las sucesivas reconciliaciones del poder con las distintas rebeliones se realizaron a base de dinero.
El dinero ha sido el único medio de reconciliación y la rebelión ha terminado convirtiéndose en algo comercial: hacen la rebelión y después se reconcilian para obtener dinero para su propia familia, acceder a un puesto de responsabilidad en el gobierno y tener más armas.
La guerra y la miseria de la mayor parte de la población del Chad son para nosotros los mayores problemas y desafíos. Además, la situación se agrava con la llegada de los prófugos sudaneses y centroafricanos, que se han unido a los refugiados del Chad en nuestro territorio. Esperamos mucho del Sínodo y de la Iglesia universal.
Quizás un concordato entre el Chad y la Santa Sede podría reforzar más la autoridad de la Iglesia del Chad en su esfuerzo por la reconciliación, la justicia y la paz y en contra de lo que el propio Santo Padre ha llamado “virus”, es decir, el fundamentalismo religioso que amenaza la salud de África en general y la del Chad en particular.
En 2008 la jihad estalló en Kouno, una ciudad al sur de la archidiócesis de N’Djamena “situada a unos 150 kilómetros de Sarh”. Tenemos que recordar que es necesario subrayar que algunos fundamentalistas del Chad han sido citados entre los responsables de la jihad que ha tenido lugar recientemente en el norte de Nigeria, el mes de septiembre de 2009.
Según nuestra constitución, el Chad es un estado laico y nos consiente, como Iglesia, vivir y desarrollar libremente nuestras actividades, pero ¿hasta cuándo? Esta laicidad está amenazada y si el Chad se inclina por un régimen islámico, toda el África central sufrirá las consecuencias.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Alick BANDA, Obispo de Solwezi (ZAMBIA)
El testimonio de la vida cristiana es la primera e irremplazable forma de misión.
Una efectiva participación y colaboración de los laicos en la obra de reconciliación, justicia y paz no depende sólo de un laicado bien informado, sino también de un laicado bien catequizado. Por consiguiente, esto exige compromiso para toda la vida y una inversión por parte de la Iglesia en la formación permanente de los laicos, con el fin de que sean creíbles tanto en la vida privada como en la pública y lleguen a ser “sal de la tierra y luz del mundo” (cfr. Mt 5, 13, 14 y AG, 11). Dicho esto, querría llamar la atención sobre lo siguiente:
- Ante todo, recomiendo que resuene una llamada clara y fuerte a una implicación efectiva de los laicos en la obra de evangelización con respecto a la reconciliación, la justicia y la paz, gracias a sus varios contactos, asociaciones y movimientos.
- En segundo lugar, sugiero que se pida a cada diócesis que constituya un Consejo de laicos eficaz y responsable, que coordine la implicación de los laicos, para que se sientan plenamente reconocidos y aceptados junto con el clero y los religiosos, en la tarea de evangelización.
- En tercer lugar, propongo que cada diócesis realice una fuerte inversión en la formación de los laicos, especialmente con una “nueva catequesis” sobre la Doctrina Social de la Iglesia.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. John Baptist ODAMA, Arzobispo de Gulu (UGANDA)
Os hablo sobre todo por mi experiencia personal de la gran violencia cometida contra los niños en mi archidiócesis. Se trata de la violencia perpetrada por los soldados de las fuerzas rebeldes del LRA (Lord’s Resistance Army: Ejército de Resistencia del Señor) que durante los últimos años ha aterrorizado a la población, concentrándose especialmente en los niños.
Las fuerzas del LRA han cogido a chicos y chicas y los han obligado a ser soldados, dañando terriblemente sus mentes y su espíritu. Las fuerzas del LRA también han raptado a chicas jóvenes para convertirlas en esclavas del sexo, arruinando sus esperanzas y su futuro.
Sabemos que actualmente existen muchos problemas de violencia contra los niños y los jóvenes, hombres y mujeres, en otras partes de África, donde estallan guerras sin sentido y conflictos, como por ejemplo en la República Democrática del Congo (DRC), en el sur de Sudán y en África central.
Pero existe una violencia más extendida que tiene lugar cotidianamente en todo el continente. Es la violencia del hambre, la falta de oportunidades educativas, la escasez de una asistencia sanitaria adecuada y unas condiciones de vida indignas en los extrarradios urbanos y en los campos de refugiados.
Sin duda el Sínodo tiene que hablar claro en contra de las situaciones políticas, económicas y sociales que conllevan la violencia hacia nuestros niños.
Pero permitidme que añada otra forma de violencia contra nuestros niños, y es el número espeluznante de abortos que quitan la vida a los inocentes incluso antes de que nazcan. Una cultura del aborto, una dinámica de falta de respeto por los no nacidos, una promoción de los “derechos” que permite incluso la negación del derecho a la vida, no es más que otro signo de violencia contra la vida.
Querría sugerir dos pasos importantes:
El primero es el de comprometernos, como Iglesia en África, en la defensa de una “ética consistente” en el respeto de la vida.
En nuestro trabajo por el desarrollo, la reconciliación, la justicia y la paz, nosotros llevamos los valores de un respeto por la vida que es al mismo tiempo un fuerte contra-testimonio de la violencia y un apoyo enérgico a las condiciones necesarias para la vida - amor familiar, alimentos, educación, asistencia sanitaria, trabajo, alojamiento, etc.
El segundo es el de dar testimonio especialmente de los derechos de las mujeres en la dignidad que Dio les ha dado. Digo esto porque a nuestro alrededor muchos hablan de los derechos de las mujeres de un modo que podría violar los derechos de los demás, sobre todo el de los hijos no nacidos. En cuanto Iglesia católica se nos debe reconocer como fuertes defensores de los derechos de las mujeres para que vivan la igualdad que Dios les ha dado, para que utilicen sus muchos talentos por el bien de nuestras comunidades y para que contribuyan plenamente en la misión de la Iglesia de anunciar la Buena Nueva.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Martin MUSONDE KIVUVA, Obispo de Machakos (KENIA)
El empobrecimiento se debe a la falta de bienes y de servicios de base, come son los alimentos, la asistencia sanitaria, el acceso a los servicios médicos o la falta de instrucción y paz. El resultado de esto implica altos niveles de ignorancia y conduce a una situación de precariedad en lo relacionado a la salud, y provoca problemas ecológicos como son la destrucción de la foresta por efecto de la necesidad de carbón y de construcción de casas y asentamientos urbanos sin planificación que ponen bajo presión la infraestructura hídrica, desagües y viaria. Además se emplean técnicas agrícolas incompatibles con el ambiente.
Se necesita examinar los errores de nuestros procesos políticos para aliviar la pobreza crónica que se manifiesta en las enfermedades, en la falta de comida, en la delincuencia y en la falta de agua potable. Garantizar a la mayor parte de los pobres en Kenya el acceso a la seguridad social exige una colaboración complementaria entre la Iglesia, el gobierno y los partners locales e internacionales. Todas las personas que tienen la tarea de predisponer el bienestar de la población deben ser competentes, responsables, abiertas y sensibles en relación de las situaciones de los grupos vulnerables con la finalidad de alcanzar el anhelado desarrollo humano integral.
Hoy en día, nuestras poblaciones del continente no alcanzan a ver satisfechas sus necesidades fondamentales. Hablamos de millones de individuos que no pueden sacar agua potable, comida y un alojamiento decente; asistimos al representarse de enfermedades como la poliomelitis que pensavamos había sido erradicada; vemos cultivadores de café y de té empobrecidos por los escasos ingresos y hemos visto aumentar la tasa de desocupación. Esto hace aumentar el número de jóvenes que están a la merced de una élite potente que les recluta para el mundo de la droga y de las bandas criminales.
Sugiero que como líderes de la Iglesia deberíamos dar el ejemplo ya que el trabajo tenaz rinde, poniendo en acto políticas que premien las buenas acciones. Debemos desalentar la cultura de la avidez y promover entre los jóvenes la honestidad y la responsabilidad.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Jean Claude RANDRIANARISOA, Obispo de Miarinarivo (MADAGASCAR)
El Instrumentum laboris habla de los jóvenes en el ámbito de la creación y de la consolidación de las estructuras para su formación; habla de nombrar capellanes para el apostolado de los jóvenes y de coordinar su participación en la vida de la Iglesia a nivel nacional e internacional.
Damos las gracias a los Siervos de Dios, el Papa Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI, por su solicitud hacia los jóvenes, que son agentes importantes de testimonio de una reconciliación que supera los confines de los continentes, de las razas y de las culturas. Y ello resulta evidente con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Esta experiencia de Iglesia universal suscita el fervor de nuestros jóvenes para continuarla a pesar de las diversas tensiones sociopolíticas de nuestro país. En Madagascar, después de las recomendaciones de la exhortación post-sinodal para crear y consolidar las estructuras para la pastoral juvenil, la Conferencia de Obispos de Madagascar reúne a los jóvenes católicos del país cada tres años.
Mediante esta experiencia, constatamos que nuestros jóvenes podrán ser uno de los mejores agentes de reconciliación si son formados y ayudados por su pastores y por sus mayores, a través de un testimonio de vida cristiana auténtica, para hacer más profunda su fe su fe a través de una catequesis basada en la Palabra de Dios; para vivir su fe mediante la oración y la celebración de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía y la Reconciliación: es edificante ver a los jóvenes que se acercan a este sacramento pasar toda una noche ante el Santísimo Sacramento al aire libre. Se sienten muy felices por reunirse, por compartir sus aspiraciones profundas, por rezar juntos y por profundizar su fe para encontrar y testimoniar a su vez todos los valores humanos y evangélicos.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Edward Tamba CHARLES, Arzobispo de Freetown and Bo (SIERRA LEONA)
Las multinacionales de la industria extractiva están produciendo grandes injusticias en África y la Iglesia no puede por esto quedarse callada. En su deseo de explotar los abundantes recursos naturales y mineros del continente, dichas compañías hacen de todo, comprendido el fomento de los conflictos interétnicos, la venta de armas y municiones, así como el derrocamiento de legítimos gobiernos. Los estados del delta en Nigeria, ricos de petroleo, y las regiones orientales y meridionales de la República Democrática del Congo son ejemplos palpables de esto.
Frente a estas fuerzas hostiles, muchas Iglesias locales no pueden hacer mucho para asegurar que las compañías acepten su responsabilidad. Por lo tanto, pido a las Iglesias locales y a las Conferencias episcopales de las regiones afectadas para que intervengan y aseguren que se realicen gestiones mineras justas, con la finalidad de asegurar que los estados africanos y sus poblaciones puedan beneficiarse de los recursos naturales de la minería. Mi dirijo a las Iglesias locales de los países de los cuales las transnacionales provienen para que intervengan en nombre del África y de sus pueblos. Aquellas compañías se llevan a casa petroleo y maderas tropicales duras a bajo costo, sin embargo, causan sufrimientos indescriptibles a nuestras gentes en África. En el nombre de Dios y de nuestra comunión eclesial, os pedimos que nos ayuden a poner punto final a las injusticias que éstas llevan a cabo contra nuestro pueblo.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Zygmunt ZIMOWSKI, Arzobispo-Obispo emérito de Radom, Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (CIUDAD DEL VATICANO)
1. A pesar del hecho de que, como ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI en la homilía de la Misa de apertura del Sínodo: “Dios es el Creador y la fuente de la vida”, la vida hoy está sometida a una dura prueba como valor, por las políticas de salud reproductora. Por consiguiente, los obispos y las Iglesias locales están invitados a hacer oír la voz de la Iglesia sobre las temáticas relativas a la vida desde su inicio hasta su natural conclusión.
2. En África conviven muchas religiones, desde las tradicionales africanas hasta las grandes religiones monoteístas, que influyen todas juntas en las culturas africanas. En los últimos decenios, el esfuerzo coral profuso de las distintas confesiones religiosas para afrontar juntos algunos grandes temas de la salud como el HIV/SIDA, la malaria y la tuberculosis, es el testimonio del ecumenismo de las obras que en el campo de la sanidad es particularmente fecundo.
3. Por su misma naturaleza de obras de la Iglesia, las instituciones sanitarias se están dedicando a promover la salud a través del respeto del derecho a su tutela, garantía de justicia y equidad en el acceso a los tratamientos sanitarios, especialmente para los enfermos de sida.
4. Aun tomando las debidas distancias de las falsas e ilusorias prácticas de curación, la Iglesia en África está llamada a redescubrir el rico patrimonio espiritual, doctrinal y sacramental de la Iglesia sobre la curación espiritual que se basa en la oración y en los Sacramentos.
5. La medicina tradicional es uno de los patrimonios importantes de la cultura africana. Tiene un coste inferior a la medicina moderna y al estar cerca de la población se utiliza con frecuencia.Pedimos a los obispos que actúen con discernimiento para distinguir las buenas de las malas prácticas y que apoyen los estudios científicos sobre la medicina tradicional, dentro de las instituciones católicas.
6. Muchos de los servicios sanitarios de la Iglesia en África son reconocidos y utilizados por su importancia, pero sufren las presiones ideológicas de la globalización y de la secularización con la evidente baja de las ayudas financieras que los pueden poner en riesgo de quiebra.
7. El Santo Padre Benedicto XVI resume la especificidad del servicio que la Iglesia ofrece al enfermo en estos términos: “La salud del hombre, de todo el hombre, fue el signo que Cristo escogió para manifestar la cercanía de Dios, su amor misericordioso que cura el espíritu, el alma y el cuerpo”. Esta ha de ser siempre la referencia fundamental de todas las iniciativas de la Iglesia en el seguimiento de Cristo, que los Evangelios nos presentan como “médico” divino (Benedicto XVI, Discurso a la VII Asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, 2007).
[Texto original: italiano]
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Rev.do P. Jan GEERITS, S.D.S., Administrador Apostólico de la Administración Apostólica de las Comores
Es verdad que existen barreras y límites en la obra de evangelización en las Comores, pero me gustaría compartir con vosotros, resumiéndolos en 5 puntos, los ejes sobre los cuales se basa nuestra misión y mostrar, al mismo tiempo, la riqueza y el sabor de esta misión, para después concluir con una petición.
1. Revistiéndose de humildad y aceptando verse privado de los privilegios y los éxitos que a veces derivan del ambiente católico tradicional, el misionero en las Comores aprende que es el Espíritu Santo quien, finalmente, realiza y construye el Reino de Dios, incluso donde parece que sea inútil o imposible según la lógica humana.
2. Alimentándose de la oración, de la Eucaristía y de la gracia de Dios que se manifiestan en la vida cotidiana en las Comores, el misionero participa de esa alegría que nuestro Pastor Jesús prometió a sus Apóstoles.
3. Puesto que somos minoritarios, existe el peligro real de que nuestras pequeñas comunidades católicas enfermen y se desanimen. No obstante, la pequeñez de nuestras comunidades católicas nos empuja precisamente a entregarnos totalmente a la misión de ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
4. A pesar de no poder evangelizar con la boca y la palabra, nada nos impide hablar con nuestras manos, es decir: servir a la población con toda humildad mediante obras de caridad.
5. Cada hombre es único y tiene la posibilidad de elegir libremente si ser (o no ser) la imagen de su Creador. Dios nos invita a decir sí, nos lo propone constantemente, pero con una paciencia que nos sobrepasa, sin nunca obligar o forzar a su criatura, como el buen ladrón en la cruz que dijo sí en el último minuto. De manera que es una injusticia obligar al prójimo a ser musulmán y excluir a priori de la salvación a todos los que no siguen el Islam. Esta injusticia nunca puede llevar a una reconciliación y a la paz profunda con los musulmanes, y un día deberá ser reconocida como un error intelectual y confesional tanto por sus líderes como por sus fieles, a fin de que este muro de separación finalmente se derrumbe, como ya sucedió con otros en el pasado.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Liborius Ndumbukuti NASHENDA, O.M.I., Arzobispo de Windhoek, Presidente de la Conferencia Episcopal (NAMIBIA)
En general, Namibia goza de estabilidad política y económica, pero la Iglesia está llamada a ser un guardián vigilante y profético respecto a la cuestión de la reconciliación, la justicia y la paz.
Después de la guerra, que acabó en 1989 y a la que siguieron unas elecciones controladas por las Naciones Unidas, hemos observado tres movimientos:
1) No se concedió suficiente espacio para que las partes que se habían enfrentado en la guerra compartieran sus heridas y que, por consiguiente, se pudiera acelerar el proceso de curación interna.
2) Se trató de hacer justicia mediante una distribución ecua de los recursos disponibles, pero ahora vemos que está aumentando la distancia entre ricos y pobres.
3) La paz ha prosperado entre los distintos pueblos del país.
Hemos intentado emprender dos proyectos, de los que os querría hacer partícipes:
1) Hemos invitado a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles a que animen a los fieles y a las personas de buena voluntad a ejercer su derecho democrático al voto para elegir como futuros líderes a personas que sean buenos servidores y administradores, y que en su administración se preocupen de ofrecer servicios de calidad y de luchar contra todas las formas de corrupción mediante la comisión anti-corrupción ya existente.
Nos hemos reunido con todos los partidos políticos para exhortarlos a apoyar el principio de democracia en su campaña electoral, en un espíritu de tolerancia y de respeto recíproco, a fin de mantener la paz conquistada con tanto esfuerzo, que es un bien muy valioso; recalcando el hecho de que en todas las carreras hay siempre un ganador y un perdedor, y que este último tiene que aceptar el resultado con dignidad y humildad. Por consiguiente, los líderes africanos tienen que aprender a ceder el poder con elegancia.
2) Un ministerio especial para los que practican la prostitución, con un sacerdote competente en la materia. En muchas situaciones, las personas que trabajan en este sector, el 80% de las cuales está afectada de SIDA, se ven abocadas a este estilo de vida a causa de la pobreza y sufren abusos sexuales por parte de personas que tienen un buen sueldo.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Filomeno DO NASCIMENTO VIEIRA DIAS, Obispo de Cabinda (ANGOLA)
Cuando se celebró la primera Asamblea Sinodal, en 1994, mi país se encontraba todavía en guerra.
En aquella época, nuestra Conferencia Episcopal, aunque incomprendida por algunos, no cesó de llamar con determinación, mediante cartas pastorales, a la paz y la reconciliación a los hermanos desavenidos. En este largo proceso destacamos el buen servicio prestado por los obispos de la región (IMBISA), que se trasladaron a propósito a Angola para facilitar el proceso. La Conferencia Episcopal creó desde su interior un movimiento a favor de la paz, llamado “Pro Pace”, activo todavía hoy, cuya vocación consiste en promover una cultura de paz, desarmar las conciencias y formar agentes de paz. La acción de este movimiento se ha sentido en todo el país. Con el mismo objetivo, junto a otras instituciones cristianas, se creó el Comité inter-Eclesial en favor de la paz en Angola (COIEPA). De esta manera, en muchas ocasiones las Iglesias y las comunidades cristianas de Angola han podido hablar con una sola voz a la nación y al mundo sobre el drama de la guerra y la urgencia de la paz.
Hoy, lograda la paz, el gran desafío que se presenta es el de la reconciliación nacional, que no podemos identificar o resumir con el fin de la guerra, el período del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, que es el resultado de los acuerdos de Lusaka y que ha conducido a la celebración, el año pasado, de las elecciones legislativas. Éstas son etapas de un proceso que, por sí solas, no llevan a la reconciliación. La reconciliación tiene otras dimensiones y es necesario examinarlas con la misma audacia; la psicológica y la cultural, la económica y la política, la social y la religiosa. Ciertamente, son aspectos que no se han de ignorar, si no queremos engañarnos a nosotros mismos y diferir o preparar futuros conflictos.
Por esto, en cuanto Iglesia, sentimos como una tarea nuestra continuar animando, apoyando y trabajando con los demás responsables de la vida pública en favor de un verdadero estado de derecho, mediante el necesario fortalecimiento de las instituciones democráticas, la promoción del buen gobierno, la lucha contra las desigualdades entre los ciudadanos y entre las regiones, el libre funcionamiento de las instituciones de administración de justicia y por una mejor distribución de la renta pública.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Joseph Shipandeni SHIKONGO, O.M.I., Obispo titular de Capra, Vicario Apóstolico de Rundu (NAMIBIA)
En Namibia, el primer problema ha sido resuelto en cierto modo a través de los subsidios del gobierno. Nuestras instituciones sanitarias y educativas entonces están ampliamente subsidiadas por el gobierno. Por esta razón, especialmente en las áreas rurales los pobres reciben cuidados médicos sin pagar demasiado. Para poder asegurar subsidios del gobierno con regularidad y mantener la autonomía de la Iglesia para manejar instituciones sanitarias, de acuerdo a los estándares éticos de la misma, establecimos en 1994 un acuerdo con el gobierno que fue revisado y ampliado en 2008.
Sin embargo, la aplicación de este acuerdo no tuvo tanto éxito como esperábamos. Algunas cláusulas no se han aún implementado. También tenemos un programa contra el VIH/SIDA de gran alcance.
Pero el programa de gobierno es más sólido, cuenta con más recursos financieros, consejeros expertos extranjeros y con el uso de los medios de comunicación nacional: televisión, radio y periódicos, que tienen mayor influencia que nosotros. Es así como los puntos de vista seculares y relativistas sobre el sexo se difunden. Para ellos, la preocupación más importante es la de prevenir infecciones y el método práctico por excelencia es el preservativo. Esto promueve una irreal creencia en su efectividad. La ineficacia de este método es ignorada deliberadamente o explicada con ambigüedad. De este modo, se alienta, de hecho, la promiscuidad, y así se expanden las infecciones.
El otro tema que quisiera mencionar es algo que leí en el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la venta de medicamentos. Se dice que la eficacia de muchos productos farmacológicos que se venden en África, no se ha demostrado y que se venden allí para ser experimentados. La dosis de algunos de ellos son peligrosas o no son las que están indicadas en el prospecto o son simplemente falsas.
Hay otros medicamentos que no se han aprobado en los países en los que fueron producidos pero se venden en África (ej. Depo Provesa). Se dice que África es el continente más expuesto a este tipo de situaciones debido, principalmente a la limitada capacidad de investigar, examinar y controlar lo que sucede. Con respecto a eso, la Iglesia debería solicitar al gobierno para que los curanderos tradicionales rindan cuentas de sus actividades y revelen los procedimientos y medicamentos utilizados en sus tratamientos.
En lo que concierne nuestras escuelas, también recibimos subsidios del gobierno aún si todavía no hemos llegado a un acuerdo, a pesar de las negociaciones que se están llevando a cabo. Nuestras escuelas contribuyen en gran medida a la educación y esto algo que también el gobierno ha reconocido. En los últimos 3 años, dos de nuestras escuelas han obtenido los mejores resultados en los exámenes nacionales finales. Nuestro objetivo es tener escuelas de excelencia académica, en las que los niños dotados puedan sobresalir gracias a una educación de calidad. Quisiera añadir una observación personal: tuve compañeros de escuela que eran extremadamente brillantes pero que abandonaron sus estudios debido a la pobreza o a la falta de motivación, entre otras razones. África no puede permitirse la pérdida de científicos y artistas potencialmente excelentes.
Para que la Iglesia pueda seguir su compromiso en el ámbito de la salud y de la educación necesitará siempre recursos financieros, por ende es importante encontrar maneras eficaces de encontrar y asegurar dichos recursos.
[Texto original: inglés]
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Rev.do P. Zeferino ZECA MARTINS, S.V.D., Provincial de Angola de la Sociedad del Verbo Divino (ANGOLA)
La Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé, junto con la Comisión de Justicia y Paz, con Radio Ecclesia, emisora católica de Angola, y con la Universidad Católica, ha cumplido con su misión de madre y educadora, de mediadora y conciliadora. Ha elaborado programas de educación cívica, que se han concretado en encuentros “Pro Pace”.
Los encuentros han tenido como destinatarios a la sociedad civil, a los responsables políticos, a personas de otras confesiones religiosas y a todos los hombres de buena voluntad. En realidad, ha sido un momento afortunado, una auténtica fragua de diálogo; se ha sembrado la semilla de la reconciliación entre los hermanos desavenidos. Como resultado, el proceso electoral se desarrolló en un ambiente de tolerancia y de paz.
Mi propuesta es que todas las Conferencias Episcopales de los países africanos, con las respectivas Comisiones de Justicia y Paz y otras instituciones eclesiales, elaboren un programa “Pro Pace” a nivel de archidiócesis y diócesis y que este se ponga en práctica en el período anterior a las elecciones.
Quería referirme también a los trabajadores chinos que se encuentran por toda África. Sin duda para el Estado chino son trabajadores enviados fuera de las fronteras chinas para aumentar su hegemonía en el panorama económico mundial. Para nuestros Estados, que los reciben, no son más que mano de obra necesaria para una rápida reconstrucción de las infraestructuras destruidas durante la guerra.
Propongo, pues, que las Conferencias Episcopales, junto con las diócesis en las que se solicite una pastoral sobre los inmigrantes, elaboren un programa pastoral para acercar al Evangelio de Cristo a los trabajadores chinos, y no sólo a estos, en los países africanos.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. José Câmnate NA BISSIGN, Obispo de Bissau (GUINEA-BISSAU)
Tratando de responder a los desafíos del presente, en una primera fase, se han tenido iniciativas de mediación puntuales para resolver ésta o aquella crisis. Hoy, dada la persistencia de la inestabilidad gobernativa y de otras debilidades, estamos obligados a crear una Comisión de Justicia y Paz como misión, no sólo para sensibilizar y formar las comunidades cristianas, sino también para crear espacios de diálogo y oportunidades de colaboración con líderes religiosos de las diferentes confesiones, como son la Fundación Voz de Paz (en formación), la sociedad civil, la clase política, los militares, las asociaciones de mujeres y de jóvenes.
En el esfuerzo de formación de las conciencias en función de un cambio de mentalidades y de comportamientos desde los cuales pueda nacer una cultura de paz, en la radio Sol Mansi (radio eclesial) se está desarrollando una actividad importantísima para la divulgación del mensaje evangélico y de la Doctrina social de la Iglesia. Esta joven radio, gracias a la calidad de los programas difundidos ha ganado la credibilidad y la simpatía hacia la población y la comunidad internacional, especialmente con ocasión de las últimas elecciones realizadas en el país.
Otra iniciativa digna de mención es un acuerdo de colaboración entre la Radio Sol Mansi y una Radio comunitaria musulmana.
La fe en Dios creador y Padre de todos los hombres es una riqueza “espiritual y cultural” común a todos los grupos étnicos de Guinea Bissau. Ese “patrimonio” común ha facilitado el diálogo y la colaboración entre los fieles de los diferentes credos (RTA, musulmanes, protestantes y católicos).
La construcción de la paz es una tarea que acerca las confesiones religiosas en un mismo impulso para salvaguardar los intereses superiores de la nación. Después de varias iniciativas tomadas de manera informal y ad hoc, las principales entidades religiosas del país decidirán formalizar su colaboración en un Consejo para el diálogo ecuménico e interrreligioso y para la promoción de la dignidad humana.
Se trata de un espacio de diálogo y de concertación entre los responsables religiosos y tradicionales sobre las grandes cuestiones de la nación. Esta ONG de promoción de la opinión y del hombre, tiene la vocación de colocarse de manera independiente frente a los problemas nacionales y de actuar como una conciencia activa de los dirigentes y de la sociedad en función de la consolidación de la paz.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Camillus Archibong ETOKUDOH, Obispo de Port Harcourt (NIGERIA)
Entre los valores culturales africanos compatibles con el mensaje evangélico están:
- el sentido de sacralidad de la vida
- el respeto y el cuidado de los ancianos
- la solidaridad y la coexistencia pacífica.
Por otra parte, las prácticas culturales que no son compatibles con el mensaje del Evangelio incluyen las libaciones, el culto de los antepasados, los sacrificios ofrecidos a ídolos y divinidades durante las fiestas tradicionales, la asunción de la dignidad de jefes, los matrimonios y los funerales tradicionales.
Estas prácticas culturales constituyen obstáculos y desafíos para la misión evangelizadora de la Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz.
Desgraciadamente, como indica el Instrumentum laboris (n. 95), en la Iglesia hay sacerdotes, hombres y mujeres consagrados, y fieles laicos que a veces dan mal ejemplo con su implicación en prácticas de ocultismo.
Pido a los padres sinodales que dediquen atención a la formación de los seminaristas, los sacerdotes, los hombres y mujeres consagrados, y los fieles laicos, para que hagan un buen uso de los sacramentales y de la recepción de los sacramentos.
En nuestra diócesis rural de Ikot Ekpena en Nigeria, se ha vuelto una costumbre comenzar el nuevo año con una Misa durante la cual se lee el Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz. Al término de la celebración, todos los gobernantes tradicionales y sus familias son bendecidos. Para desempeñar su ministerio ante los gobernantes tradicionales no católicos, se anima a los sacerdotes y catequistas que reciben invitaciones a las fiestas y los funerales tradicionales a aceptar la invitación y a utilizar esos momentos como medio de evangelización. Gracias a esta iniciativa, algunos seguidores de la religión tradicional africana se han convertido a la fe católica.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Germano GRACHANE, C.M., Obispo de Nacala (MOZAMBIQUE)
La “Implantatio Ecclesiae it Imperii, versus implantatio fidei”, ha sido el camino o el método que ha llevado el Evangelio en Mozambique en los siglos XV y XVI, como en la mayor parte de África, América, Extremo Oriente (Asia) y Oceanía.
Este método de la época constantiniana y post-constantiniana, retomado y reforzado durante el Sacro Imperio Romano Germánico, ha hecho más sutil la línea de confín entre las comunidades cristianas de las catacumbas y el mundo pagano de aquella época y hoy constituye una de las causas remotas, pero fundamentales, de la falla y grieta estructural y básica del edificio de las iglesias en África. Falla-grieta estructural basilar que es la incoherencia, foso profundo y ancho que hay entre fe y testimonio de vida, entre fe de los cristianos africanos y su cultura, entre fe y compromiso moral, entre fe cristiana de los parlamentarios cristianos y su compromiso político según el Evangelio. La brecha, la hendidura disonante que existe, en fin, entre la fe que se proclama con los labios en la fórmula del Credo en la misa dominical y el estilo de vida y de cultura de todos los momentos en el mundo del trabajo, de la política, la economía, la cultura , la familia y la sociedad fuera de las puertas de nuestras catedrales, iglesias, parroquias, capillas y comunidades africanas, como en todo el mundo moderno y actual.
Me tomo la libertad de proponer a esta augusta Asamblea Sinodal que el sínodo mismo haga una mención directa y explícita sobre la importancia, la necesidad y la oportunidad del método e instituto catecumenal antiguo, recomendado además, y renovado por el sagrado Concilio Vaticano II, como instrumento eficaz para restablecernos en nuestras jóvenes iglesias misioneras africanas.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Basile MVÉ ENGONE, S.D.B., Arzobispo de Libreville (GABÓN)
La reconciliación aloja un misterio divino. Sin embargo, la Iglesia tiene el deber de trazar el camino y de vivir ella misma resolviendo, en primer lugar, sus propias contradicciones, antes de predicar a los otros. Cuanto más creíble sea, más sabrá crear espacios de verdad, de justicia y de paz. Por ello, es urgente reforzar la comunión y la colaboración efectivas de los pastores, tanto entre ellos como para con los fieles, para garantizar la transparencia y la gestión responsable de los bienes de la Iglesia, y asegurar la equidad entre los diferentes miembros de la comunidad eclesial.
La reconciliación es, a la vez, un proceso y un objetivo que hay que perseguir. He aquí algunas propuestas para alcanzarlo:
1. Esclarecer la dimensión escritural de la reconciliación, la justicia y la paz;
2. Valorizar el sacramento de la reconciliación individual y comunitaria;
3. Alentar los retiros, fundamentales para los laicos;
4. Reforzar la pastoral de la familia y los jóvenes;
5. Acompañar, con más atención, a los dirigentes encargados cotidianamente de la gestión de la cosa pública;
6. Crear capellanías en el Senado y la Asamblea Nacional;
7. Organizar la formación permanente de los sacerdotes y los laicos sobre la reconciliación, la justicia y la paz;
8. En fin, suscitar espacios donde los sacerdotes puedan escucharse, compartir y confrontar sus experiencias humanas, pastorales y espirituales.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Odon Marie Arsène RAZANAKOLONA, Arzobispo de Antananarivo (MADAGASCAR)
En los últimos eventos que han dado a conocer Madagascar a nivel mundial, y que hacen que deploremos estas pérdidas de vidas humanas y de notables daños materiales, nos hemos dirigido al Consejo de las Iglesias cristianas, conocido con la sigla FFKM (que une católicos, luteranos, reformados y anglicanos).Se debe destacar que en los tumultos cíclicos que han sacudido la gran isla desde 1980, el FFKM ha sido un recurso para salir de la crisis, que concluyó finalmente con la firma de un acuerdo entre las partes en conflicto. Luego llegaron las elecciones.
¿Por qué motivo fue elegido el FFKM como mediador?
En primer lugar queremos hacer notar que la Conferencia de obispos de Madagascar nunca ha dejado de dar la alarma para llamar la atención del poder de turno. La gran mayoría de las personas, de hecho, se empobrece cada vez más mientras una minoría se enriquece. La adopción de una constitución a medida del presidente trajo como consecuencia una derivación dictatorial, venta de terrenos a compañías extranjeras, sin hablar de los fraudes electorales...
Los líderes religiosos y personajes de primer nivel han hecho llamados a la calma. La Conferencia de los obispos de Madagascar, por su parte, ha creado una unidad de crisis para hacer el seguimiento del desarrollo de los eventos. El 6 de febrero de 2009 ha logrado convocar a una reunión con los representantes de las dos partes enfrentadas.
Quisiera extraer alguna lección aprendida a partir de esta experiencia de mediación:
1. No se puede hacer mediación sin una formación previa, de otro modo el fracaso estaría asegurado.
2. Los mediadores deben permanecer unidos si desean llevar a buen término el propio trabajo.
3. En estas negociaciones no existen ni las buenas intenciones ni la sinceridad y esto lleva al desánimo, sin embargo nunca se debe abandonar la mesa de negociación .
4. La solidaridad de la Conferencia de obispos de Madagascar ha sido un testimonio importante en medio de la crisis y esto tiene su fuerza.
5. Desgraciadamente el FFKM ha salido dañado y debilitado de esta experiencia. Sin embargo, lo que da esperanza es la organización de Talleres de formación sobre ecumenismo en toda la isla.
Estos talleres han sido financiados por el Consejo Mundial de Iglesias de Ginebra.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Daniel Marco Kur ADWOK, Obispo titular de Mossori, Obispo auxiliar de Khartoum (SUDÁN)
Como parte de su compromiso pastoral en la búsqueda de la paz, los obispos de Sudán pusieron ante sí y ante sus fieles, la visión de un Sudán más humano en el que las personas pudieran vivir en armonía y en el que no existieran la guerra, la opresión, la violencia, el odio tribal/étnico, la injusticia, la violación de los derechos humanos y la discriminación por motivos religiosos.
La firma del Acuerdo Extenso de Paz (CPA) entre el norte y el sur del Sudán el 9 de enero de 2005, marcó un punto de inflexión en la historia de este atormentado país. Hasta ahora, el acuerdo firmado ha sido el mejor de todos los acuerdos hechos entre las partes en conflicto desde la independencia del Sudán en 1956. El acuerdo refleja, en gran medida, las preocupaciones encontradas y previamente expuestas por los obispos, una visión de Sudán en donde todos sean tratados con igualdad, independientemente del color, de la raza o del credo.
Dada la crisis política que vive el país actualmente, Sudán tiene pocas opciones de donde escoger:
- La subdivisión de todo el país en varios estados, debido a la reiteración de un estilo de unidad que difícilmente reconoce una religión que no sea el Islam u otra cultura diferente de la árabe y que niega el acceso a los derechos políticos, económicos y civiles; Esta forma de unidad siempre comprometerá al país en conflictos interminables.
- Si la unidad del país representa la mejor opción, el gobierno debe reformar concretamente su estrategia política, adoptando una constitución laica y un sistema de gobierno en cada Estado para permitirle a cada ciudadano tener un sentido de pertenencia sin prejuicio alguno. Este intento no solo reduciría la tensión frente a los no-musulmanes, sino que abarcaría también otras regiones como Darfur, Sur de Khartoum, y el sur del río Nilo azul. Estas tres regiones son, predominantemente, musulmanas pero se sienten excluidas, como los cristianos del sur, del tipo de unión que el gobierno de Khartoum trata de formar. Esta opción se viene aplicando desde hace 55 años.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Felix Alaba Adeosin JOB, Arzobispo de Ibadan, Presidente de la Conferencia Episcopal (NIGERIA)
Es justo que apelamos a nuestros líderes nacionales y organizaciones internacionales para que salven África para la posteridad. Mi punto de vista sólidamente ponderado, de todos modos,, es que este Segundo Sínodo Especial debería ocuparse muy seriamente del FUTURO DE LA FE Y DE LA DOCTRINA CATÓLICA EN EL CONTINENTE AFRICANO y en las islas adyacentes. Como bien ha señalado el Cardenal Peter Todwo Turkson, en la “Relatio” se menciona, y cito textualmente, que “hablar de una Iglesia próspera en África (hoy) esconde el hecho de que la Iglesia apenas está presente en extensas zonas al norte del ecuador. El excepcional crecimiento de la Iglesia en África se encuentra, generalmente, al SUR DEL SAHARA”. Aunque el norte es la tierra de muchos santos y mártires, el refugio de la Sagrada Familia, ¡La tierra que nutrió al Niño Jesús está ahora casi completamente sin la presencia de la Iglesia fundada por Cristo! Lo mismo sucederá con la ahora floreciente Iglesia al sur del Sahara si no hacemos de la profundización en la fe UNA PRIORIDAD PASTORAL en este Segundo Sínodo. “Estar prevenidos es estar preparados”.
Muchos Padres Sinodales nos han hablado de los actuales peligros para nuestra fe. Aparte del aspecto socio político, las democracias débiles, la corrupción y muchos otros males, hemos sido también informados de las estrategias de los Movimientos Pentecostales en contra de las Iglesias Cristianas Tradicionales. Sabemos que estos ataques dividen y captan a nuestros miembros más vulnerables, la juventud y los jóvenes adultos. Es de estos jóvenes de donde proviene nuestro clero y las personas consagradas. Ellos serán los futuros padres y madres, los políticos y los profesionales de nuestras naciones. Pero desgraciadamente su fe es muy superficial y el desarrollo doctrinal carente.
La Iglesia Familia de Dios, en misión en África, a través de este Sínodo Especial, debe aportar vías y significados para transmitir LA FE con una CATEQUESIS MEJORADA y con una sólida FORMACIÓN DOCTRINAL. Esto es urgente, por tanto, en la Iglesia al Sur del ecuador, para que no llegue a ser, dentro de unos años, como su homóloga del NORTE del ecuador.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Gerard Tlali LEROTHOLI, O.MI., Arzobispo de Maseru (LESOTO)
La Iglesia Católica en Lesotho ha sido bendecida con vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada. Estamos felices de anunciar que la Iglesia es una Iglesia de Misión que se vuelve misionera. Ha comenzado a enviar a sus hijos e hijas a otros países y continentes, por ejemplo, a Sudáfrica, Namibia, Botswana, Paraguay, Haití, Francia... Muchos de los grupos mencionados arriba son de religiosas.
Es en la esfera socio política en la que Lesotho necesita más ayuda en el sentido de la reconciliación, la justicia y la paz. El tema de la reconciliación, la justicia y la paz es pertinente y relevante, pero también necesario y urgente para Lesotho. Lesotho es una de las jóvenes democracias emergentes del continente. Desde su independencia en 1966, ha experimentado siempre momentos de turbulencia política y amargos conflictos, que en ocasiones han dado como resultado golpes de estado y derramamientos de sangre, como sucedió en 1970, 1986, 1994 y 1998.
Lesotho sufre dos importantes males, a saber, la división política y religiosa. Ambas se entrecruzan de modo que es imposible diferenciar la una de la otra. Desde las primeras elecciones generales de 1966, Lesotho ha desarrollado lo que llamaré una “cultura del conflicto post electoral”.
El proceso electoral funciona generalmente sin problemas hasta el momento de la elección. La aceptación del resultado electoral es siempre causa de disputas con violentas manifestaciones de insatisfacción de los partidos perdedores. En otras palabras, no hay victoria honorable ni derrota con dignidad. Esto hace que todo el periodo político inmediato a las elecciones sea un periodo turbulento de tensiones, rivalidad, e incesantes acusaciones, y una de las causas de este problema es la falta de estrategias en los métodos de votación. Una tensión política tal, avivada por la intolerancia confesional, agrava la situación. Cada vez que se llega a un punto muerto, el Consejo Cristiano de Iglesias de Lesotho es llamado como mediador. Es frecuentemente la Iglesia Católica la que asume la parte más importante en la resolución de conflictos en Lesotho. El tema del Sínodo supondrá un gran beneficio para la Iglesia de Lesotho, que se ve constantemente involucrada en los esfuerzos de mediación para traer la reconciliación, la justicia y la paz a nuestro amado país.
[Texto original: inglés]
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AUDICIÓN DE LOS DELEGADOS FRATERNOS (III)
Su Gracia Michael KEHINDE STEPHEN, Diócesis de Ibadan, Arzobispo de la Iglesia Metodista de Nigeria (NIGERIA)
Querría expresar mi gratitud y la de la Iglesia que represento, la Iglesia metodista de Nigeria, por la invitación a participar en este Sínodo especial de los Obispos sobre el importante tema: La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz.
Os traigo los saludos del Consejo Metodista Mundial, que acaba de concluir el encuentro de su Comité ejecutivo en Santiago de Chile. El Consejo me ha pedido que aproveche la oportunidad de este Sínodo para elogiar de nuevo el importante evento de la firma del documento sobre la Justificación por medio de la fe durante la última Conferencia Mundial Metodista, que se celebró en Seúl, Corea del Sur, en julio de 2006. El Consejo desea que se avance con más rapidez en otros asuntos y espera sinceramente que se puedan iniciar conversaciones bilaterales en África.
También deseo transmitir los saludos del Consejo Mundial de las Iglesias, especialmente del Comité de Continuación sobre el Ecumenismo en el siglo XXI, del que soy moderador, y agradecer al Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos los servicios que ha proporcionado a este Comité y su ofrecimiento para ser el anfitrión del encuentro en Roma en enero de 2010.
El Comité de Continuación sobre el Ecumenismo en el siglo XXI tiene la tarea de articular de manera más clara la visión común de la Iglesia hacia la unidad y asegurar una mayor coherencia en el movimiento ecuménico en respuesta a las cambiantes realidades globales. El Comité está constituido por representantes de distintas circunscripciones e incluye a las Iglesias que son miembros del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI), de la Iglesia católica romana, de las Iglesias pentecostales, de las organizaciones ecuménicas juveniles, de las organizaciones ecuménicas regionales, de las comuniones mundiales cristianas, del consejo nacional de las Iglesias, de los ministerios especializados, de las organizaciones ecuménicas internacionales y de las comunidades de renovación ecuménica. Esperamos contar con vuestro apoyo constante ahora que nos acercamos a la próxima fase, la de la profundización de las reflexiones teológicas sobre la visión y los valores, y del desarrollo de unas recomendaciones concretas para la acción por parte de las Iglesias y de las demás asociaciones ecuménicas.
Las cuestiones evidenciadas en el Instrumentum laboris describen de manera completa la mayor parte de los desafíos que tiene que afrontar hoy la Iglesia en África. Sin embargo, creo que cuando las cuestiones de la reconciliación, la justicia y la paz se afrontan con intenciones sinceras, como parece ser el objetivo de esta asamblea, entonces la Iglesia se muestra como Cuerpo vivo al servicio de toda la humanidad y de toda la creación. La cuestión de la justicia reviste un particular interés. Creo que la verdadera justicia se manifiesta cuando los ministros y los líderes se pronuncian contra el mal, sin tener en cuenta el beneficio o la pérdida personal.