Intervenciones por escrito de los padres sinodales
S. Em. R. Card. Gabriel ZUBEIR WAKO, Arzobispo de Khartoum (SUDÁN)
Lo más importante para nosotros como africanos no es el no dejarnos convencer, dominar y guiar por lo que los siglos más recientes de nuestra historia nos han dejado, que van desde la trata de esclavos, hasta la actual globalización ultra liberal. Sin embargo, detrás de esta verdad patética, se esconde una necesidad imperiosa para cada africano hoy: la necesidad de pelear, con todas nuestras fuerzas, contra nuestra insignificancia, nuestra inconsistencia y deterioro ontológico, para poder construir una nueva sociedad, desprovista de dictadores y prepotencia.
Lo que necesitamos nosotros como africanos es tener el valor de creer en nosotros mismos, de aceptarnos tal cual somos y conquistar el respeto de las naciones del mundo. Antes que nada, es el valor de nuestra “historia completa” lo que nos da la visión honesta de nuestra existencia, de nuestra historia, de nuestra realidad con sus altibajos, con sus momentos de tristezas y alegría para garantizarnos equilibrio.
El problema entre el norte y el sur del Sudán es antiguo como el Sudán mismo. Lo que se conoce como el “Problema del Sur” es una red de tejidos complejos que van desde las desigualdades en cuestiones de desarrollo entre el norte y el sur, hasta la disparidad de oportunidades que da el gobierno central a las poblaciones de dos partes del país, por diferencias raciales y religiosas entre los dos pueblos.
El aislamiento de Sudán es una de sus realidades más dolorosas. La comunidad internacional, las ONGs y otros países limítrofes siempre han tomado posición a expensas del más débil. África necesita respeto en el verdadero sentido de la palabra, y África debe hacerlo por sí misma. La firma del tratado de paz en 2005 marcó el final del conflicto en Sudán. Se han requerido muchos esfuerzos para poner en marcha dicho acuerdo. En este momento de grandes incertidumbres con respecto a la delicada paz en Sudán, necesitamos una intervención recíproca por parte de todas las personas que aman la paz.
La inestable situación en el sur - y en una cierta medida también en el norte- ya no permite una efectiva asistencia para el desarrollo, ni una eficaz puesta en marcha del acuerdo de paz. La comunidad internacional puede hacer muy poco aparte de reaccionar y proveer ayuda. Lo mejor que todos podemos hacer es tratar de manejar el conflicto y evitar que empeore, y este Sínodo puede llegar a trazar una línea de demarcación para la salvación de África.
El último Sínodo se basaba en la filosofía de la comunidad africana como familia de Dios. Este segundo Sínodo debería hacerlo ¡en la ontología africana de la vida! Podría rehabilitar el pasado africano en el presente, como un ingrediente para construir a una nueva África. Cristo vino para darnos la vida, la vida en abundancia. (Jn 10, 10)
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Désiré TSARAHAZANA, Obispo de Toamasina (MADAGASCAR)
Lo que sucede en nuestro continente africano interpela a nuestra conciencia cristiana. Muchos de los Padres Sinodales han señalado ya que las causas de la pobreza de los conflictos, a menudo homicidas, son múltiples y no voy a insistir en ello, pero me gustaría dirigirme principalmente a nuestros discípulos de Cristo llamados a ser la sal de la tierra y la luz del mundo: ¿Acaso no hay un desequilibrio entre la fe y la vida que llevamos? Esta cuestión se dirige, no solamente a nuestros dirigentes, a nuestros políticos, sino a todos nosotros miembros de la Iglesia.
Cada año, en nuestra Asamblea plenaria, los Obispos de Madagascar empezamos nuestra reunión compartiendo aquello que se vive en cada diócesis. Ello nos ha llevado en 2007 a celebrar un Sínodo nacional sobre la vida de los sacerdotes. Hemos notado que nuestros sacerdotes necesitan ser sostenidos, ayudados, para que su predicación se traduzca en acto. La palabra, también importante en sí misma, es insuficiente sin el testimonio de una vida, como decimos nosotros; la palabra puede suscitar entusiasmo, pero es sobre todo el testimonio lo que atrae.
Así, entre las diferentes resoluciones que se han tomado, figuran:
Un mayor entendimiento en la elección y en la formación de los futuros sacerdotes;
La creación de un Centro nacional para la formación permanente de los sacerdotes;
La participación de la familia en la formación de los sacerdotes;
Sin olvidar la insistencia sobre el acompañamiento moral de los sacerdotes.
Igualmente, los esfuerzos para ayudar a los laicos a vivir su fe en la política, deben ser una gran preocupación de la Iglesia. El cambio de mentalidad y la conversión de corazón, he aquí el gran desafío para África, para que su desarrollo sea palpable, para que reinen la justicia y la paz.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Lewis ZEIGLER, Arzobispo Coadjutor de Monrovia, Presidente de la Conferencia Episcopal (LIBERIA)
Una de los sectores en los que podemos servir es el del ministerio de los jóvenes. En la posguerra de Liberia, los jóvenes son vulnerables. Necesitan información. Necesitan una dirección moral y unos consejos.
En el sector de la educación, la Iglesia en Liberia ha ofrecido, en su mayor parte, una educación puramente académica. Pero durante la guerra civil ha tenido que dar un paso más para atender las necesidades de los jóvenes, especialmente los que no han tenido acceso a la educación secundaria.
La Iglesia ha introducido unos programas de desarrollo de la juventud en las zonas rurales en las que reciben lecciones de agricultura, carpintería, albañilería y mecánica de automóviles. Los programas están todos previstos para tener una duración de dos años. Se trata de sencillos programas de formación, pero se llevan a cabo de manera profesional. En cada sector participan veinte estudiantes a la vez.
Estos programas se pusieron en marcha durante la guerra porque la gente joven necesitaba ser ayudada. Un sacerdote concibió el modo de hacerlo. Estos programas se ensamblaron y están funcionando muy bien y la juventud está mostrando todo su interés.
A los que tienen éxito y obtienen buenos resultados se les han encontrado puestos en las ONGs o en empresas. La diócesis también echa mano de algunos de ellos. El programa continúa, y ha ayudado a muchos jóvenes a encontrar un empleo y a ser autosuficientes. También les ha ayudado a apartarse de otras actividades que les habrían metido en problemas, especialmente si no tenían nada que hacer.
Durante este periodo, han recibido otros tipos de formación; aprenden a leer y escribir (los que no han ido a la escuela), frecuentan grupos de oración diaria, reciben formación catequética y también charlas sobre el VIH/SIDA.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Arlindo GOMES FURTADO, Obispo de Santiago de Cabo Verde (CABO VERDE)
Cuando la democracia funciona y las estructuras de un estado de derecho adquieren consistencia, los partidos políticos se vigilan y controlan mutuamente, de manera especial en el uso de los bienes públicos y en la implementación de los proyectos sociales y de desarrollo. De este modo, muchos problemas sociales se solucionarán más fácilmente y la población alcanzará más rápidamente una calidad de vida mejor.
En este aspecto, Cabo Verde ha hecho grandes progresos en el campo de la educación, la salud, las infraestructuras y la esperanza de vida.
Sin embargo, los desafíos siguen aumentando cada vez más: la inestabilidad de la estructura familiar, motivada por la emigración, el divorcio y el recelo generalizado frente al compromiso familiar a través del matrimonio, sin hacer antes una experiencia; el déficit en la educación cívica y ciudadana; la situación de la infancia en riesgo, y la delincuencia juvenil; el desempleo, que alcanza un índice elevado sobre todo en la franja juvenil; la invasión de las sectas, que ofrecen falsas promesas y ejercen un gran dominio en la comunicación social, muchas veces agresivas contra la Iglesia católica; el peligro de la entrada a gran escala del Islam debido a la numerosa inmigración de los hermanos vecinos del continente y la perspectiva de una gran inversión en la promoción del Islam en el único país católico de la región.
Alrededor de un tercio de los habitantes del país, de una forma u otra, está dentro del sistema de enseñanza, debido a una gran apuesta en la educación para todos y a la actitud de promoción y de competición. Pues bien, todo esto le exige a la Iglesia otro nivel de responsabilidades, de pastoral y de formación de sus agentes. Y en todas esas esferas de la sociedad nosotros, los cristianos, estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo, con la discreción necesaria, con la visibilidad de quien está dispuesto a servir, con la delicadeza propia de la gratitud, pero también con la eficacia que se impone, para que el Evangelio, la fe, la esperanza, la hospitalidad, la honestidad y el respeto por los derechos de todos y de cada uno puedan ir de la mano.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Rudolf DENG MAJAK, Obispo de Wau, Presidente de la Conferencia Episcopal (SUDÁN)
Cumpliendo nuestra función asignada por Dios, nosotros, los Obispos Católicos Sudaneses, hemos dedicado nuestro ministerio pastoral durante los continuos disturbios de nuestra nación en la búsqueda de una concreta reconciliación y paz en Sudán. Nos hemos comprometido en conversaciones directas con los líderes sudaneses, escribiendo, aproximándonos o solicitando la directa intervención de la Comunidad internacional, los países hermanos, nuestros hermanos en la fe en los países del AMECEA, SECAM y los obispos de Sudáfrica, a los que quedamos muy agradecidos, pidiéndoles persistentemente que mostraran solidaridad y cooperación con las iniciativas de Paz en Sudán.
En la estructura de nuestra Conferencia Episcopal, hemos reforzado las comisiones de Justicia y Paz, que tienen sucursales en las nueve diócesis de Sudán. Esta Comisión es muy activa en la resolución de conflictos, llevando la reconciliación a los diferentes grupos étnicos del Sudán posible. Se han tomado mucho interés en el diálogo interreligioso lo que, por supuesto, tiene muy poco éxito.
En nuestra diócesis, y a través de nuestro ministerio pastoral para con los afectados por la guerra y los sudaneses deprimidos, los Obispos se han comprometido también a tratar la curación y recuperación de los traumas a través de la acción espiritual y sacramental. Más concretamente, en la mayor parte de Sudán, las Iglesias se han comprometido en actividades de desarrollo socioeconómico. Las cosas básicas que la gente necesita, como comida, salud, escuelas, y desarrollo social, a lo largo del extenso periodo de conflictos en Sudán, han sido proporcionadas por la Iglesia.
Hay semillas potenciales de violencia en este momento en Sudán.
Colectivamente, estas disputas e incertidumbres, generan un ambiente inestable en el cual la violencia norte-sur puede desencadenarse. Lo que urgentemente se necesita ahora es tratar de manejar el conflicto y prevenirlo para que no empeore.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Giuseppe FRANZELLI, M.C.C.J., Obispo de Lira (UGANDA)
La Buena Nueva de Cristo, nuestra reconciliación, justicia y paz, que ha tocado y cambiado nuestra vida personal y la vida de nuestras comunidades cristianas, no nos ha sido donada para nuestro exclusivo uso y consumo. Es una Palabra creada para correr libremente y para comunicar esta misma vida al mundo entero en plenitud. La iglesia existe para compartir este don. La Evangelización es nuestra misión.
Los últimos 15 años en África han conocido éxitos y fracasos en este ámbito. El sueño de una radio continental nunca llegó a materializarse. Mas, de otro lado, ahora tenemos 163 radios diocesanas que difunden la Buena Nueva en toda África. En pocos lugares, las televisiones diocesanas están tratando de abrirse paso. Solo para unos pocos ejemplos, hemos escuchado testimonios del impacto positivo de las radios diocesanas en la formación del conocimiento y de la conciencia en países en donde prevalece la paz como en Zambia y Madagascar.
Durante los largos años de guerra en el norte de Uganda, Radio-Wa, una pequeña radio diocesana, ha sido el instrumento para devolver a los hogares a cientos de niños reclutados a la fuerza como niños soldados por los rebeldes del LRA (Ejército de Resistencia).
En la difícil y delicada postguerra en el sur del Sudán, el compromiso del Instituto misionero de los Combonianos, en colaboración con los obispos de todas las diócesis del sur del Sudán y con la ayuda de otras organizaciones católicas, han creado Radio Bakhita en Juba, esta red de radio estaciones católicas (SCRN), una vez completada, unirá las ocho diócesis de la región, superando la fragmentación étnica y apoyando los procesos de paz y reconciliación en Sudán.
De hecho, dado que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información y comunicación son los nuevos areópagos (Instrumentum Laboris 144), nuestras Iglesias locales deben hacer de la comunicación una prioridad pastoral. Pero ello implica que debemos estar listos para invertir y pagar el valor, porque sabemos que los medios de comunicación social son costosos.
Algunas veces, los medios de comunicación resultan altos en el balance de una sola diócesis. En tales casos, la sinergia y la cooperación de varias diócesis y congregaciones misioneras, con la ayuda de las iglesias hermanas y de las organizaciones internacionales, podrían lograr lo que de otro modo sería imposible.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Ayo-Maria ATOYEBI, O.P., Obispo de Ilorin (NIGERIA)
Si la Iglesia de Dios en África quiere profundizar su servicio de reconciliación, justicia y paz, debe rezar como lo hizo Jesús para que el Espíritu Santo, mediante una nueva irradiación de su poder, nos renueve y nos haga agentes de un nuevo orden mundial en la esfera espiritual, sociopolítica, económica y médica y dé lugar a una revolución africana en el campo de las ciencias.
Sin la ayuda del Poder de las alturas, que es el único que nos puede hacer contribuir espiritual, social, moral y científicamente al progreso de la humanidad, no podríamos ser realmente la sal de la tierra ni la luz llena de esplendor. Sin ella, no podríamos contar en la comunidad internacional. Es el momento de que nosotros, africanos, nos despertemos y vivamos nuestro renacimiento. Tenemos que rezar y rezar para que sea así.
Las Escrituras nos dicen que Jesús rezaba en muchas partes. Para que podamos salir del atolladero y ser menos dependientes de la creatividad de los demás, tenemos que rezar y rezar a Dios. Las cosas no cambiarán para mejor sin una oración personal consciente, repetida, constante y ferviente. Nunca se repetirá bastante la necesidad de perseverar en la oración, el ascetismo, la predicación, la enseñanza y la acción en nuestra búsqueda de la reconciliación, de la justicia y de la paz.
Nadie puede tocar los corazones de los demás si la persona no ha sido primero tocada por el Dios de la reconciliación, de la justicia y de la paz.
Nuestro pueblo no espera que seamos banqueros o políticos para arreglar las cosas, sino que seamos formadores de conciencias, hombres y mujeres espirituales que les motiven a asumir sus responsabilidades civiles como sal de la tierra y luz del mundo.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. António Francisco JACA, S.V.D., Obispo de Caxito (ANGOLA)
La guerra civil y fratricida que asoló Angola en los últimos treinta años, además de los innumerables muertos, dejó unos traumas profundos en nuestro pueblo: miles de familias destrozadas y desarraigadas; miles de viudas y huérfanos, miles de ex-militares sin la suficiente asistencia y abandonados, y una gran parte de nuestro pueblo viviendo todavía en los umbrales de la pobreza, etc.
Si por una parte se hace una inversión significativa, lo que es de alabar, para reconstruir las infraestructuras destruidas por la guerra, por otra parte, poco o casi nada se ha hecho para reconstruir el tejido humano profundamente herido por los largos años de guerra civil. Y las consecuencias ya se hacen sentir, sobre todo con el aumento abrumador de la criminalidad de jóvenes y adolescentes.
Hoy es evidente la preocupación de la sociedad angoleña. La desesperación se va apoderando de las familias más pobres, que no poseen lo necesario para vivir y muchos padres no saben cómo educar a sus hijos. Nuestras iglesias y santuarios se transforman a menudo en lugares de refugio, para solicitar ayuda, ahogar las penas y buscar una palabra de consuelo. Una palabra de consuelo que las familias no siempre encuentran porque, y lo digo con mucha tristeza, numerosos sacerdotes se ocupan de otras muchas cosas y no se muestran disponibles para atenderlas, y tampoco les prestan la debida atención pastoral, principalmente en el sacramento de la reconciliación y en el ministerio de la escucha.
El éxodo de las aldeas a las ciudades ha provocado unos cambios profundos en el modus vivendi de la población. Ello ha afectado con frecuencia a la familia, sobre todo en la educación de los hijos.
Por poner un ejemplo: los niños, sobre todo en las grandes ciudades, permanecen solos en casa, pues los padres salen muy temprano para ir al trabajo dejando a sus hijos durmiendo, y cuando regresan a casa, por la tarde o por la noche, los encuentran también durmiendo. ¿Quién cuida de estas criaturas durante todo el día? Abandonados a su suerte, tienen como compañía a otros niños, en la calle, la televisión, etc. Vemos, por tanto, a niños que cuidan de otros niños y que se educan en la calle, a merced de todo y de todos.
Se asiste también a la invasión silenciosa de la televisión. No se puede negar la influencia negativa, en niños y jóvenes de ciertos canales de televisión, nacionales e internacionales: telenovelas, películas de violencia, video-clips, canciones con letras impropias (difundidas también ampliamente por la radio), que presentan un modus vivendi ajeno a nuestra realidad e incentivan la violencia y otros comportamientos antisociales. Conviene señalar también ciertos contenidos que se difunden por internet o por los móviles, a través de SMS y video-mensajes, pues éstos son medios modernos de comunicación que las nuevas generaciones usan mucho. En este último campo, los propios adolescentes y jóvenes son los protagonistas, y también los destinatarios, de la transmisión de mensajes indecorosos.
En muchos barrios del extrarradio, sobre todo en las grandes ciudades, existen “salas” cinematográficas precarias e improvisadas, donde los niños y los adolescentes “consumen” inocentemente películas de violencia y otras no aconsejables para los menores.
[Texto original: portugués]
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S. E. R. Mons. Mathieu MADEGA, Obispo de Port-Gentil (GABÓN)
Hablamos de la Familia “de” Dios, ya sea como género ya sea como especie. Decir Familia de Dios es especificar la familia que es de Dios, es decir, “de Deo”, “ex Deo”, incluso “cum, in, per, propter, secundum Deum”: es decir, Dios como origen, Padre y fin. El Instrumentum Laboris (88) declara que la paternidad divina es el fundamento de la imagen Iglesia-Familia de Dios. Paternidad-Maternidad de Dios, filiación y hermandad divinas de los hombres. “Divinizados”, somos por tanto “dioses”, es decir, consanguíneos divinos de manera “sacramental”, por lo que poseemos una hermandad “divina”, que de ahora en adelante debe superar todas las demás hermandades, porque ha sido sellada en y con el pacto de sangre del Cordero de Dios. Ser de la Iglesia-Familia de Dios significa, así pues, llevar en sí, en cualquier lugar, ahora y siempre, la identidad divina. La reconciliación, ad intra, entre hijos de Dios, se convierte en sinónimo de amor divino, una “casi - pericoresis” en la Familia misma. Y cuando esta reconciliación se ha efectuado y se ha mantenido ad intra, se prolonga de forma natural ad extra para ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”. Dado que la consanguinidad limitadamente humana siempre será inferior a la consanguinidad divina, entonces se comprende el por qué de la “revolución sinodal” deseada y que, siguiendo los Colosenses 3,11, formulamos así: “¡En la Familia de Dios ya no hay ni mujer ni hombre, ni autóctono ni inmigrante, ni rico ni pobre, ni explotador ni explotado, ni fabricante de armas ni vendedor, ni comprador ni utilizador de armas contra el hombre, porque es verdadero hijo de Dios y verdadero hermano y hermana!”
[Texto original: italiano]
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S. E. R. Mons. Augustine SHAO, C.S.Sp., Obispo de Zanzíbar (TANZANIA)
Quisiera reiterar que el tema del Sínodo atañe a la zona en la que trabajo, ya que el 99% son musulmanes. El desafío es: ¿cómo se puede ofrecer la reconciliación en una situación donde hay gente que pretende poseer toda la verdad, por lo que todo el modo de vivir, ya sea la cultura, la economía o la política, está dirigido y controlado por una religión? El principal problema que debemos afrontar es la desigual distribución de los ingresos del gobierno, mediante la cual una religión está totalmente financiada y apoyada, mientras que las demás son grupos tolerados ¡a no ser que se conviertan!
La reconciliación, la justicia y la paz podrán ser una realidad en África cuando nosotros, los líderes religiosos, cambiemos de idea sobre nuestras culturas, tradiciones y tabúes utilizados y practicados hoy por las religiones tradicionales africanas. El lenguaje y los nombres dados a estos grupos no favorecen de ningún modo el diálogo y la apertura. Los sustantivos pagano y animistas no permiten decir la verdad sobre la fe de cada hombre y mujer. Como resultado, tenemos a los cristianos del domingo que practican la religión tradicional africana los demás días de la semana. La Iglesia africana debería luchar todos los días para armonizar y llevar la paz a las conciencias de los fieles africanos que quieren ser discípulos auténticos de Cristo, pero se encuentra en una encrucijada. Por esto, sugiero que en esta Asamblea del segundo Sínodo se trate con seriedad el tema del diálogo y de la inculturación. Es importante observar que el diálogo exige que se piense positivamente de la gente. En primer lugar, las personas deberían ser vistas como seres humanos independientemente de su credo religioso, y aceptar al otro exige una especie de negación de sí mismo.
La historia de Tanzania demuestra la tolerancia religiosa, a pesar de que este atesorado valor haya sido minado por el fundamentalismo religioso. Mientras que en las islas de Zanzíbar el 99% de la gente es musulmana y tiene tribunales islámicos (Kathi Courts), no sucede lo mismo en el territorio continental de Tanzania. Mientras que Tanzania se esfuerza para seguir siendo un estado laico con libertad religiosa, actualmente existen presiones para que se establezcan tribunales islámicos y para que se haga miembro de la OIC, toda a costa de los contribuyentes. La estrategia islámica para demostrar que ellos son la mayoría en el país se basa en la proliferación de mezquitas en las carreteras y en el control de los negocios y de la política. En Tanzania, entre el 80% y el 90% del transporte de largo recorrido son propiedad de los musulmanes y esto lleva a la petición de que el viernes sea día festivo.
[Texto original: inglés]
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S. E. R. Mons. Jean ZERBO, Arzobispo de Bamako (MALÍ)
En nuestras relaciones con las autoridades políticas, no deberíamos actuar de forma diversa. Las relaciones interpersonales permiten corregir las injusticias mejor que las declaraciones llamativas. Es lo que han comprendido nuestros obispos de Mali que nos han precedido, especialmente Mons. Luc Sangré. Como el profeta Natán, e inspirándose sobre todo en los consejos y ejemplos de Jesús, no dudó en pedir entrevistas privadas a los responsables políticos a todos los niveles. Algunos lo recibían, otros preferían ir donde estaba él. Gracias a estos encuentros, realizados en el respeto mutuo y en el amor a la verdad, preparados en la oración y la meditación, consiguió que enemigos y adversarios políticos se hablaran, se ayudaran. Nosotros nos esforzamos en caminar siguiendo estos ejemplos, para que nuestra Iglesia sea servidora fiel y vigilante de justicia, reconciliación y paz.
Se trata de un llamamiento para que nos preguntemos, especialmente en este año sacerdotal, cómo se trata a los obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y catequistas ancianos, enfermos, jubilados. ¿Viven en una situación que les permita experimentar verdaderamente la promesa de Jesús: la de tener en esta tierra padres, madres, hermanos, hermanas, hijos - es decir, estar rodeados del afecto agradecido de esas personas por las que han aceptado abandonar todo y seguir a Jesús? Quisiera invitar a este Sínodo a llamar la atención de los institutos misioneros sobre el modo en que tratan a sus miembros en edad de jubilarse. No todos aceptan volver a su lugar de origen. De hecho, si algunos manifiestan claramente el deseo de regresar para jubilarse, otros, por el contrario, sienten este regreso como una terrible aflicción. Por supuesto, la obediencia obliga, pero cuántos sufrimientos interiores vividos en silencio se manifiestan en las residencias de ancianos con palabras conmovedoras.
[Texto original: francés]
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S. E. R. Mons. Beatus KINYAIYA, O.F.M. Cap., Obispo de Mbulu (TANZANIA)
El continente africano tiene dos caras. En algunas partes se puede encontrar una África en su aspecto mejor: forestas con todo tipo de flora y de fauna y espléndidas montañas. Pero en otras partes, África está sangrando debido al deterioro de sus suelos.
La mejor parte del África atrae miles de turistas que brindan una ayuda enorme a nuestros presupuestos nacionales. Pero la mala noticia es que la Iglesia en África no hace justicia a los turistas católicos que tienen necesidad de acompañamiento espiritual. En muchos de los lugares frecuentados por los turistas no hay capellanes asignados específicamente para que les ayuden. Por tanto, solicito a los Padres sinodales a invitar a todas las diócesis en las que existe turismo para que aseguren a los turistas la asistencia espiritual.
La segunda cara de África es la destrucción. El deterioro de sus suelos causado por actividades irresponsables se ha difundido enormemente. En consecuencia, África debe ahora afrontar graves sequías y la erosión del suelo, además de inundaciones en varios lugares. Por esta situación, algunos pobladores de estas áreas han sido obligados a convertirse en “refugiados ambientales”. Estos refugiados por causas del medio ambiente sufren como los demás refugiados. También con ellos debemos hacer justicia. Por esto, pido al Sínodo que se ejerza presión sobre todos nosotros y nuestros gobiernos, tanto en África como en Europa y en América, para que los recursos de nuestro planeta sean utilizados con moderación y de manera sustentable.
[Texto original: inglés]
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INTERVENCIÓN “IN SCRIPTIS” DE UN DELEGADO FRATERNO
Su Gracia Owdenburg Moses MDEGELLA, Obispo de la Diócesis Luterana de Iringa (TANZANIA)
Mi intervención se refiere al Instrumentum laboris, capítulo 1, sección 11, página 5, última frase. Una gran parte, sin embargo, ya sido presentada en el sumario del Sínodo del día 13 de octubre. Quisiera hablar brevemente sobre los tres argumentos, a saber: el arrepentimiento, la resistencia y la colaboración.
Citaré textualmente: “aquello que contamina la sociedad africana es, fundamentalmente, lo que viene de dentro del corazón del hombre” (cfr. Mt. 15, 18.19, Mc. 7, 15 y también Gen 4).
Las fuerzas que han explotado África han sido tanto externas como internas. Mucho se ha hablado de fuerzas externas en este Sínodo y en el curso de los años. Voy a hablar de las fuerzas internas.
El arrepentimiento. Para que la auténtica reconciliación, justicia y paz prevalezcan en África es necesaria una “metanoia” adecuada . Los líderes africanos, en todas las esferas de influencia y en todos los sectores de la vida, se deben transformar y a su vez ser agentes de la transformación. Mientras la fe probablemente es acogida, el arrepentimiento no lo es. La Iglesia universal debe llamar a los jefes de las naciones africanas para que se arrepientan por las atrocidades, la brutalidad, el derramamiento de sangre, la violencia, el engaño, el mal uso de los recursos naturales, el excesivo recurso de la fuerza, los abusos, las violaciones, los fraudes electorales, la manipulación, la corrupción y muchas otras cosas.
La resistencia. La Iglesia universal debe resistir ante los jefes que no temen a Dios para hacerles desistir. Más bien, debe llevarles a tener temor de Dios, a ejercitar la sinceridad, respetando la libertad, la justicia y los derechos, así como la dignidad de todas las personas para comprometerse por la paz y la reconciliación.
La colaboración. Con respeto y humildad, creo que ninguna denominación eclesial puede quedar sola cuando se trate de educar sobre la necesidad de reconciliación, paz y justicia. Ninguna Iglesia puede brillar sola y puede realizar el bienestar global. Como luz del mundo y sal de la tierra, la Iglesia universal debe promover el espíritu del ecumenismo con las otras confesiones y promover el diálogo con las otras religiones.
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Sr. Ngon-Ka-Ningueyo (François) MADJADOUM, Director de SECADEV (Secours Catholique et Développement) (CHAD)
Después del conflicto de Darfur, los refugiados sudaneses han afluido al este del Chad a partir de 2003. A los refugiados, que son más de 250.000, se añaden más de 1.500.000 cabezas de ganado. Esta llegada en masa ha acentuado la presión sobre los recursos naturales.
El SECADEV (Secours Catholique et Développement) dirige tres campos de refugiados, Kounoungou, Milé y Farchana, que acogen actualmente a 55.000 personas. Coordina la asistencia humanitaria, se ocupa de la preparación de los refugios y de las infraestructuras, de la distribución de víveres y otras cosas, de la suministración de agua potable, de la higiene, del saneamiento y del ambiente.
La convivencia pacífica entre los refugiados y la población que los acoge está relacionada con el hecho de que los refugiados y las poblaciones que los acogen pertenecen al mismo grupo étnico. El único problema que enturbia estas relaciones positivas de convivencia es el territorial.
El SECADEV es una Cáritas cuya misión es sobre todo la de socorrer y luego “poner en pie”.
Con las financiaciones de la red Cáritas, ha relanzado con bastante rapidez las actividades agrícolas y la ganadería en algunos poblados.
Cuando se trata de conflictos relativos a la paja, la leña o las tierras, se producen agresiones a las mujeres que van a recoger la leña o se niega la concesión de tierras de cultivo a los refugiados, etc.
Para responder a esto, se ha puesto en marcha una formación específica para las animadoras del sector sociocomunitario con el fin de seguir y acompañar a las mujeres víctimas de agresiones.
El SECADEV hace lo que está en sus manos por “la misión al servicio de la paz”, sirve a la sociedad sin distinción alguna de etnia, religión y nacionalidad: todos los hombres están creados a imagen y semejanza de Dios y su deber es el de socorrer a quien lo necesita.
El SECADEV trabaja en un ambiente en el que el Islam es predominante (más del 90% de la población) y por tanto su acción es una forma de diálogo con el Islam. Se ve como una obra cristiana pero se aprecia y se respeta.
[Texto original: francés]
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Sra. Marie-Madeleine KALALA NGOY MONGI, Abogada, Ministra Honoraria de Derechos Humanos (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Si bien es cierto que el número de cristianos católicos ha aumentado desde la primera Asamblea sinodal, la imagen de África ¿se ha transformado verdaderamente? Sus mejores hijos han participado y participan en el gobierno de sus países, pero una vez en el poder, cambian de actitud, como lo ha recordado en esta sala uno de los padres sinodales que ha hablado de la coexistencia de dos consciencias. Son los mismos que se ven los domingos en misa y que participan contemporáneamente en los llamados grupos de despertar y en las logias masónicas.
Mientras exista la pobreza y la guerra, será difícil encontrar familias unidas a imagen de la de Nazaret, dentro de las cuales, además del amor, se considere como una prioridad la educación. La educación transforma al ser humano y, con los valores éticos, puede luchar contra los falsos ídolos (fetichismo, brujería, enriquecimiento indebido, egoísmo, misticismos, etc.)
Es necesario que nuestra Iglesia:
- se comprometa sin temor no sólo denunciando, sino también desaprobando y, por qué no, condenando los comportamientos desviados de los líderes católicos;
- los invite a reconstruir la familia en el seno de la sociedad a través de una mejor política social que permita a todos el acceso a la enseñanza;
- aumente las subvenciones a los capellanes de los jóvenes y de los estudiantes;
- intensifique la formación de los laicos y de las familias cristianas, en particular mediante una mejor difusión del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que debería ser el libro preferido de todos los de buena voluntad;
- aumente los espacios y los momentos de colaboración con los distintos agentes;
- asegure el continuo apoyo de los laicos católicos comprometidos en política a través de unos mecanismos que sean comprensibles para todos.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Marie-Bernard ALIMA MBALULA, Secretaria de la Commissión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal del Congo (C.N.E.C.O.) y de la Associación de Conferencias Episcopales de África Central (A.C.E.A.C.), Kinshasa (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Dios ha dotado a la mujer de dones específicos para que pudiera cuidar la vida. De hecho, el saber acoger, la gratuidad, el darse a sí misma, la compasión, la ternura, la paciencia, la solidaridad, la atención, la bondad, la comprensión, etc... son otros tantos valores presentes en la mujer e indispensables para dar vida.
La conciencia de estos dones se vuelve entonces una misión, una tarea que es el testimonio específico que la sociedad espera particularmente de ella. En todos los sectores a los que es llamada a trabajar, es decir en la familia, en la Iglesia, en política, en la sociedad, en la lucha, su aporte es el de poner en el centro de todas las preocupaciones la vida humana. Las mujeres están llamadas a enriquecer todos estos campos con los valores humanos con su presencia eficaz y eficiente.
Desgraciadamente, a menudo no se perciben los efectos de esta presencia, sobretodo en campo político. Es legítimo entonces preguntarnos: ¿Dónde están las mujeres comprometidas en política cuando los dirigentes africanos adoptan leyes que destruyen a África? El silencio de las mujeres en cuestiones vitales debería preocuparnos.
La misión de la mujer es exigente, porque requiere espíritu de iniciativa, creatividad, inventiva y coraje para ir contra la corriente respecto a la cultura de muerte y de violencia que deploramos. Esta obliga a cambiar a las organizaciones sociales, desde dentro, aportando un toque femenino.
En la realización de esta delicada misión, las mujeres necesitan la colaboración de los hombres para que juntos, hombres y mujeres, cada uno pueda dar su propio aporte para la humanización de la sociedad. [Texto original: francés]
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Dr. Victor M. SCHEFFERS, Secretario General de la Comisión Justicia y Paz de los Países Bajos, La Haya (PAÍSES BAJOS)ç
La Iglesia en Europa no se puede distanciar de los problemas políticos, sociales y económicos de los países africanos. En esta intervención, quisiera centrar mi atención en la respuesta holandesa al llamado de nuestras comisiones hermanas en el extranjero y en África en particular.
Cuando fue creada en 1968 por la Conferencia Episcopal holandesa, Justitia et Pax-Netherlandsse estaba dando a la tarea de buscar un despertar de las conciencias en la comunidad católica y no sólo, sobre la responsabilidad y capacidad que todos los pueblos tienen de traer la justicia y la paz tanto en nuestros países como en el mundo entero.
Justitia et Pax-Netherlands le da una interpretación actual al informar, inspirar, motivar y movilizar a los católicos para contribuir a la promoción de una justa sociedad global, al influir en los procesos sociales y políticos, conjuntamente con otros que comparten nuestra perspectiva en la sociedad civil.
Nuestra solidaridad con las comisiones hermanas que trabajan por la reconciliación, la justicia y la paz pueden manifestarse de muchas maneras. Les ayudamos a fortalecer su capacidad para pronunciarse y defender sus propios derechos y a tomar parte en el despertar de las conciencias, a promover y a hacer lobby en sus países y a nivel internacional, a desarrollar una estrategia que una la indignación moral (como lo han mencionado muchos obispos en este sínodo) a las soluciones políticas prácticas que se presentan en el momento y del modo adecuado ante nuestros gobiernos, la Unión Europea y las Naciones Unidas.
Quisiera animar a todos los obispos a que inviten a los laicos y a las mujeres a trabajar con ellos en kas comisiones de justicia y paz en todos los niveles de la Iglesia.
[Texto original: inglés]
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Rev.da Hna. Bernadette MASEKAMELA, C.S., Superiora General de las Hermanas del Calvario (BOTSUANA)
Presento mi argumento como “Diocesan Congegations vs. Self Reliance” (Congregación diocesana vs. la autosuficiencia) para vuestra autorización. Hago referencia al capítulo 1 del Instrumentum laboris (20) que habla de la autosuficiencia en vista del hecho de que las ayudas en África están disminuyendo. Quisiera creer que hemos avanzado como africanos y que muchos países han pasado de un extrema pobreza a una situación más aceptable en lo económico. En las congregaciones diocesanas, por ejemplo, no está disminuyendo solamente la ayuda de afuera, sino que la asistencia diocesana misma es mínima, o inexistente, sin mencionar sus estructuras y proyectos.
Las congregaciones diocesanas forman parte de la estructura de la Iglesia. Si queremos participar de la misión de la Iglesia a todo nivel, inclusive los más altos como los de la política y del derecho en todos sus ámbitos, es necesario que sean formados espiritualmente, teológicamente y profesionalmente, y me pregunto cómo pueden ser formados si no tenemos los medios. Es este el desafío que quiero presentar no solamente a la responsable que opera con las congregaciones diocesanos, sino también con las mismas congregaciones diocesanas, para que se levanten y hagan algo.
Por lo tanto, reverendísimos padres y madres, según mi opinión creo firmemente que si nosotros, congregaciones diocesanas, debemos convertirnos en agentes de justicia, paz y reconciliación (partiendo naturalmente de nosotros mismos, de nuestras comunidades), debemos tomar iniciativas importantes para mejorar nuestra capacidad. Esto, además, contribuiría según mi parecer, a promover una mayor colaboración con los lideres de la Iglesia.
Por lo tanto, hago un el siguiente llamado a las congregaciones diocesanas: examinar seriamente la diversificación de nuestros recursos económicos y ser autosuficientes. Diversificar nuestro apostolado y formar religiosas que puedan tomar parte a los muchos foros existentes de alto nivel. Además prepararnos a superar las fronteras de nuestras diócesis para ofrece nuestra competencia a nivel regional, nacional e internacional.
[Texto original: inglés]
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Prof. Gustave LUNJIWIRE-NTAKO-NNANVUME, Secretario internacional del Movimiento de Acción Católica Xavéri (MAC Xavéri), encargado del laicado en la región de Kivu (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Un vistazo breve y objetivo al África de nuestros tiempos nos revela que el 60% -70% de la población africana tiene menos de 30 años, y son jóvenes que viven en crisis, ya que si bien son africanos, han adoptado a un estilo de vida, actitudes, valores y pensamientos inspirados en el mundo occidental.
Llevan, por lo general, sus vidas sin ideales ni esperanzas en un mañana. Aquellos que tienen la suerte de estudiar, lo hacen sin la esperanza de encontrar un empleo a corto, medio o largo plazo. A esto le sigue entonces un desempleo sistemático y una dispersión juvenil caracterizada por: el reclutamiento en grupos armados, la fuga de cerebros, la inmigración clandestina y la delincuencia juvenil bajo todas las formas: tóxicodependencia, prostitución, etc.
La inadecuación entre las infraestructuras de educación y la evolución demográfica, produce efectos nefastos en la capacitación de los jóvenes, generando todas las consecuencias que ello implica a todos los niveles.
Moralmente vulnerables, por ellos pasan las nuevas ideologías, las sectas, la homosexualidad, la tóxicodependencia, el tráfico de seres humanos, el reclutamiento de mercenarios y de grupos armados.
Futuros dirigentes de instituciones gubernamentales y eclesiales, los jóvenes no se benefician de la atención ni de un acompañamiento proporcional a su importancia demográfica.
La durabilidad de la reconciliación, de la justicia y de la paz en África podría tener como sus protagonistas a los jóvenes y movimientos de acción católica, semejantes al movimiento Xaveri.
La misión que se les ha confiado requiere una formación permanente, como la que reciben los ejecutivos. Además convendría promover la enculturación, favorecer y apoyar los encuentros de jóvenes y miembros de movimientos de países diferentes, de diferentes regiones, para poder darles la oportunidad de intercambiar experiencias de paz y de justicia promotoras de la cohabitación pacífica; y agentes de evangelización testigos de su fe en el contexto africano actual, que aman su cultura y se centran en ella para la transmisión del mensaje y del desarrollo.
[Texto original: francés]
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Sr. Kpakile FÉLÉMOU, Director del Centro DREAM, Conakry (GUINEA)
En el Evangelio de Mateo, capítulo 25, el Señor se reconoce en los pobres. En el de Juan dice: “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5).
He aquí las dimensiones de la Comunidad de San Egidio: Permanecer en Cristo y amar a los pobres y abrirse al pueblo, al mundo. En cerca de treinta países africanos, nuestras Comunidades viven al ritmo de la oración, de los pobres: San Egidio es un amigo cierto, un socorro fiel de todos: prisioneros, niños huérfanos, niños de la calle, extranjeros, enfermos, afectados por el SIDA y sus familias, refugiados y una larga lista. Tenemos el servicio por la paz, a beneficio de todos, ricos o pobres, muy conocido hoy después, de los Acuerdos de Paz de Mozambique firmados en 1992, gracias a la mediación de la Comunidad y del gobierno Italiano. Las Universidades en Guinea, en Costa de Marfil, en Camerún, etc... son los nuevos areópagos en los que hemos propuesto frecuentemente el Evangelio. Nuestra experiencia como Movimiento, nos ha hecho comprender hasta qué punto son numerosas las preguntas dirigidas a la Iglesia en África, pero también hasta qué punto son inspiradas por el Espíritu. Es hermoso ver que los laicos africanos se comprometen en la oración y por los pobres. En los Movimientos, los africanos se liberan del espíritu victimista, de la resignación y del temor inútil de las prácticas ocultas, tan extendidas en nuestro continente.
Los Movimientos, son frecuentemente un puente entre África y el norte del mundo, generan laicos capaces de romper distancias. En conclusión:
- Nos parece que el Sínodo es la ocasión oportuna para alentar los Movimientos de los laicos, para adaptarse mejor y recuperar a los jóvenes sin fe y responder a las necesidades de fe y espiritualidad de su estado anímico, de amistad eficaz, que se refiera a los problemas que viven.
- Los jóvenes, tan a menudo desarraigados, desean una vida digna. Buscan un futuro mejor y hacen todo lo posible por amar su país. Servir a los pobres, para ellos, es también una liberación de la dictadura del materialismo práctico que amenaza sus vidas. Aquí, el encuentro con los musulmanes es concreto y menos tenso. Los Obispos del norte y los de África tienen que hacerse más amigos, tener más confianza, separar su mirada de la historia.
- Los Obispos de África deberían aferrarse a este Sínodo para poner fin en África a las prórrogas de los mandatos presidenciales que han expirado o en vías de hacerlo. Y ello bajo todas las formas posibles de presentación.
Igualmente, restringir completamente las “ligas” del poder centralizador de la primogenitura. El África que sufre, y el mundo entero indignado os aplaudirán y apoyarán. Corremos un gran riesgo en estos diez últimos años, ya que en el futuro la sociedad africana tendrá nuevos rebeldes, consecuencia de los mandatos presidenciales que han sido prorrogados.
[Texto original: francés]
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Sra. Rose BUSINGYE, Fundadora y Presidenta del Meeting Point International, Kampala (UGANDA)
La fe debe penetrar los estratos más profundos de lo humano, debe llegar allí donde se forman los criterios de percepción de las cosas y en aquello que se considera profano y transformarlo en un bien para todos.
Hay un punto de partida cuyo inicio está en el gesto de Dios. Si el hombre cree, es ese el camino para que pueda reconocerse y vivir esta pertenencia, esta cercanía a Dios, obedeciendo a su compañía, la Iglesia, y así llegar a la felicidad, a la justicia y a la paz para sí mismo y para los demás. Un hombre que sabe de dónde viene y adónde va. De la fe nace un criterio nuevo para relacionarse con las cosas, con los hijos, con la escuela, con la política, el ambiente.
Para construir justicia, reconciliación y paz, no podemos no partir del construir lo humano, del ayudar al hombre a que sea él mismo, a que sea hombre; no partir de un detalle, sino de su totalidad. El hombre “es” deseo de justicia, de paz, de reconciliación. El Sínodo es para mí la oportunidad de descubrir el significado de estas palabras, es decir, el significado de la vida y de todos los problemas que hay en África y en el mundo entero. El Sínodo es para mí una provocación para descubrir la plena dignidad de la vida humana.
Sin la conciencia de nuestra humanidad no podemos ayudarnos a nosotros mismos y mucho menos dar una ayuda real a los demás. En vez de ayudar a los demás y a nosotros mismos, seguiremos lamentándonos, seguiremos ofreciendo solamente la compasión y, con tal de responder algo, les engañamos.
Si uno mismo interioriza el significado en sí y el valor de la vida humana, se trata bien a sí mismo y trata bien a los demás, tiene las razones adecuadas para cambiar de vida y se vuelve un modelo de cambio para todos, como lo fueron los monjes benedictinos que construyeron la civilización europea. Pero cuando también ellos cedieron en la fe, entró el dualismo y la división que llevan a la destrucción y al caos.
Desde la fe he visto nacer un pueblo nuevo, un pueblo cambiado. En Uganda, un grupo de personas muy pobres y enfermas de sida viven partiendo piedras para después venderlas a los constructores, y comen una sola vez al día. Cuando supieron del tsunami y del huracán Katrina en Estados Unidos, les pedimos que vinieran a rezar por las víctimas y ellos nos dijeron: “Sabemos lo que quiere decir vivir sin una casa, sin comer. Si pertenecen a Dios, también nos pertenecen a nosotros”. Se organizaron formando grupos para partir piedras y al final recogieron dos mil dólares que fueron enviados a la embajada de Estados Unidos. Y este año, después del terremoto de L’Aquila dijeron “Son italianos, el país del Papa; son nuestros amigos, es más, son nuestra tribu” y recolectaron y enviaron dos mil euros. Los periodistas se escandalizaron: vinieron a ver si esta gente era verdaderamente pobre. En su opinión no era justo: cuando uno hace un acto de caridad da lo que le sobra, no lo que necesita. Una mujer enferma les dijo: “El corazón del hombre es internacional, no conoce razas, ni colores, y se conmueve”.
[Texto original: italiano]
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Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia y Paz, Bruselas (BELGICA)
El perdón es un DON. Se ofrece y se recibe al nivel más alto de libertad.
Lo que podemos y debemos hacer es ayudar a crear las condiciones que favorezcan este perdón.
La paz es el deseo de Dios, esta lleva como segundo nombre el de Jesús. Hagámonos también la pregunta: ¿cómo conciliar la paz anunciada por la fe y la realidad desgarradora de nuestro mundo?
La justicia es compleja, posee diferentes rostros. La justicia de transición activa procesos que ponen fin a los conflictos y conducen a la reconciliación, utilizando a veces mecanismos judiciales, y otras veces no. Pero la justicia puede ser también punitiva, sobre todo a nivel nacional, y luego, si no fuera suficiente, internacional a través del Tribunal Penal Internacional o tribunales penales internacionales. La justicia además puede ser restauradora, con el fin de reparar los daños causados.
Por último, la justicia puede ser administrada siguiendo ritos tradicionales.
Estos diferentes aspectos de la justicia son complementarios y nada impide a un país aprender la lección de lo que en otra parte del mundo se ha hecho bien. Pero sólo se podrá emprender el camino hacia la reconciliación si cada pueblo recibe una formación cívica y una conciencia política que los agentes políticos y económicos deberán tener en cuenta. Si esto vale para África, debe valer también para los países llamados “desarrollados”.
Las violencias sexuales, por si mismas atroces, lo son aún más si se utilizan como armas de guerra: siembran intencionadamente el terror en las comunidades y desestabilizan la sociedad. Un número sin fin de mujeres sufren estas violencias. Sin embargo resisten en pie, por sus hijos y por sus familias. Sé que algunas de ellas cultivan los campos de noche arriesgando la vida para continuar dando de comer a la comunidad.
Ser victimas no es un papel reservado a las mujeres. Ellas son agentes de justicia, de paz y de reconciliación . Reconocerlo significa dar la dignidad a cada una de ellas, a todos, en la Iglesia y en la sociedad de modo tal que podamos trabajar juntos para que la paz sea fruto de la justicia.
[Texto original: francés]
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Dr. Christophe HABIYAMBERE, Presidente de "Fidesco", Kigali (RUANDA)
La Comunidad de Emmanuel, fundada por Piere Goursat, llegó a Ruanda en 1990 gracias a Cyprien y Daphore Rugamba. Desde el comienzo, ha reunido los ruandeses sin distinción de etnias. Cyprien decía siempre: “No existen ni Hutus ni Tutsis, somos todos hijos de Dios”. Nuestra comunidad pagó un precio alto durante el genocidio: unos veinte hermanos - entre ellos Cyprien y Daphorose - murieron en 1994, dejando hermosos testimonios. En el año 1997, otros hermanos murieron en los campos de Bukavu después de haber evangelizado hasta el extremo sacrificio de la vida.
La Comunidad ha participado en la elaboración del camino de reconciliación que la Iglesia en Ruanda ha desarrollado antes del Gran Jubileo.
La Comunidad de Emmanuel se ocupa también de sostener a los católicos que están comprometidos en política y en las altas esferas del aparato directivo de nuestro país, a través del Centro Santo Tomás Moro. Este grupo de apoyo reza y ayuna cuando los políticos deben afrontar situaciones críticas o decisiones difíciles, para ellos se organizan retiros y formación, ofreciéndose la documentación necesaria con respecto a la fe católica.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Mary Anne Felicitas KATITI, L.M.S.I., Madre Provincial de la Congregación de las Siervas de María Inmaculada (ZAMBIA)
Hablando como mujer africana, en general, y de Zambia en particular, pido a este Sínodo que preste especial atención a la dignidad de la mujer que aún necesita ser promovida tanto en la Iglesia como en la Sociedad. Siento que las mujeres no tenemos realmente una voz cuando se trata de su lugar, sus derechos y sus contribuciones a la tarea de la evangelización.
Este importante argumento de la mujer debe ser tratado por nuestra Iglesia si nuestra consideración de la reconciliación, de la justicia y de la paz se basa en la realidad del Continente Africano. Sabemos bien que las mujeres soportan la carga de pesadas responsabilidades en las difíciles situaciones económicas de hoy, sobre todo, en los niveles de base, y se enfrentan a abusos y violencias tanto en sus casas como en sus sociedades.
¿Qué podemos aprender del ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo respondiendo hoy al desafío de la justicia para con las mujeres en África? Recordemos que Jesús creció y proclamó el mensaje del reino en una cultura y una sociedad dominadas por hombres. Pero, ¿Cómo es que Jesús comía en compañía de mujeres? Escuchemos las palabras de Lucas (8, 1-3).
Considerando el estatus de la mujer en esta época, lo que Nuestro Señor Jesús hizo fue absolutamente revolucionario. Contrariamente a las fuertes normas religiosas y culturales de entonces, Jesús buscó un restringido y privilegiado grupo que vivía con él para que fueran de pueblo en pueblo, incluyendo Él a las mujeres. ¿No puede hoy nuestra Iglesia en África y en el mundo entero, seguir este revolucionario ejemplo de Jesús?
Seguramente, la Iglesia como Familia debe vivir esta justicia dentro de sí misma, y la Justicia exige que observemos seriamente el lugar y el tratamiento que reciben las mujeres en la Iglesia. Y así saber cómo las mujeres podrían tomar parte en los procesos de toma de decisiones, especialmente como agentes pastorales femeninos.
[Texto original: inglés]
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Rev.da Hna. Bédour Antoun (Irini) SHENOUDA, N.D.A., Madre Provincial de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, El Cairo (EGIPTO)
Función de guías espirituales y de animadoras: nuestras comunidades interculturales y la vida comunitaria nos hacen testigos de comunión y de amor, en un mundo fragmentado.
Función en la educación y en el desarrollo social: testigo de la verdad del mensaje evangélico y de la sinceridad de los cristianos en su fe. Una atención especial a los pobres, inmigrados, que es terreno favorable para la conversión al Islam...
Función de ayuda a los cristianos para profundizar su espíritu de pertenencia a la patria.
El diálogo interreligioso, en todas sus formas: diálogo de vida, diálogo en la vida, un diálogo popular y cotidiano.
El diálogo de acción, mediante el cual los cristianos colaboran con sus hermanos y hermanas en el desarrollo integral y en la liberación de las personas.
El diálogo de las experiencias religiosas, atreverse a afirmar la propia fe y atreverse a reconocer los valores religiosos del otro, que profesa una fe diversa.
Cualquiera que sea el camino recorrido, y las “experiencias” de nuestras actividades apostólicas, estamos invitados a seguir progresando siempre y a afrontar algunos desafíos:
En la perspectiva de la fe y de la reconciliación, es urgente intensificar la formación religiosa de las jóvenes hermanas, para vivir intensamente estas formas de diálogo, la escucha, la colaboración, las relaciones y el desafío de la diversidad y del desarrollo, que permiten una mirada benévola y una apertura de espíritu,. Es urgente además acercarse al Islam como religión, fe, credo y no como enemigos, agresores o terroristas. Si queremos que disminuya el fanatismo, hemos de hacer trabajar juntos musulmanes y cristianos.
El verdadero desafío a afrontar en el futuro lo constituyen la ignorancia, la miseria y la injusticia.
Terreno fértil para la violencia y el extremismo. Brota de nuestro ser profundo de mujeres, encontrar una respuesta compasiva y creativa a las nuevas situaciones de sufrimiento, exclusión, pobreza y marginación, especialmente en las grandes ciudades.
Acoger, pero también dedicar tiempo para “ir hacia ellos”.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Cecilia MKHONTO, S.S.B., Superiora General de las Hermanas de Santa Brigida (SUDÁFRICA)
Para comprender verdaderamente el concepto de Iglesia como familia debemos fijarnos en los valores de la familia en el contexto africano. Los miembros de una familia se cuidan los unos a los otros y, sus vidas y sus actos, reflejan la imagen de un único cuerpo unido; este aspecto está sintetizado en una sola expresión: ubuntu. Nosotros, responsables de la Iglesia, obispos, sacerdotes y religiosos estamos llamados a ser ejemplo de la familia de Dios, especialmente en las situaciones que nos piden que lo seamos; deberíamos reflexionar constantemente sobre cómo testimoniamos esta realidad.
¿Cuáles son los problemas que deben afrontar las monjas diocesanas?
1. Carencia de educación, que muy a menudo coloca a las religiosas diocesanas en una situación de desventaja en lo que se refiere a la participación en la Iglesia a un nivel más elevado de apostolado, algo que podría hacerlas mejorar como personas y mejorar sus condiciones de vida.
2. Grandes expectativas, por parte de las familias de las religiosas, ante la posibilidad de recibir un apoyo económico, espera que son causa de conflictos interiores y que perjudican enormemente a la comunidad. Esto hace que algunas religiosas vivan demasiado cerca de sus familias biológicas.
3. El trauma vivido por la pérdida de muchos familiares a causa del HIV/SIDA. Los hijos de las personas que mueren de estas enfermedades se quedan huérfanos sin nadie que pueda cuidar de ellos.
4. Condiciones de trabajo difíciles para las monjas, sobre todo a causa de contratos inadecuados firmados con las respectivas autoridades de la Iglesia o la total ausencia de un contrato.
A la luz de estos problemas, las monjas se debaten entre la familia y la vida religiosa, viven una vida que no las llena, que es contraria a lo que Cristo las ha llamado a hacer diciendo: “Si quieres seguirme, vende todo lo que tienes y sígueme”.
Si debemos ser una familia cristiana, entonces solicito que cuidemos los unos de los otros y que reflexionemos sobre los siguientes puntos:
- Un tratamiento igual para los sacerdotes y las monjas diocesanos;
- Un buen ministerio para la familia, que instruya a las personas sobre la Iglesia y en particular sobre la vida religiosa, con el fin de reducir las altas expectativas que se tienen de los hombres y mujeres consagrados
- No podemos hablar de justicia fuera sin revisar nuestras organizaciones y sin mejorar las condiciones de trabajo de nuestros trabajadores, incluidas las monjas diocesanas.
[Texto original: inglés]
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Sr. Maged MOUSSA YANNY, Director Ejecutivo de la Asociación de Educación y Desarrollo de Alto Egipto (EGIPTO)
Las preguntas que comúnmente se hacen los cristianos que viven en países de mayoría islámica son:
1. ¿Debemos nosotros, como cristianos, entrar en diálogo con los musulmanes, aún si a veces percibimos hostilidad y violencia por parte de grupos extremistas islámicos, al igual que intolerancia y rechazo por parte de nuestros vecinos?
2.¿ Cómo pueden los miembros de la Iglesia construir una paz duradera?
Permítanme compartir con ustedes mi experiencia en la comisión de justicia y paz en Egipto, que fue una de las primeras iniciativas en el país.
En los años ochenta y noventa, Egipto vivió años difíciles de violencia por parte de grupos extremistas... funcionarios de alto rango, escritores, policías y muchos cristianos fueron víctimas de esta violencia. La Comisión de justicia y paz en 1992, invitó a los musulmanes y a los cristianos a una mesa redonda (escritores, periodistas, expertos de los medios de comunicación, activistas de los derechos humanos, miembros de fraternidades musulmanas y miembros de partidos diferentes) para ofrecer una plataforma en donde que cada uno pudiera expresar sus puntos de vista libremente.
La idea subyacente a este diálogo era la de diagnosticar el problema, sugerir soluciones, en el caso en que fuera posible, y reforzar los valores de la ciudadanía, la tolerancia y la aceptación. Este diálogo fue publicado en un libro bajo el título de Diálogo Nacional. Vemos, incluso ahora, los resultados de este diálogo cuando los participantes defienden los valores e ideas de la reconciliación y de la ciudadanía. Algunos de los puntos más importantes que surgieron en dicho encuentro, y a los que debemos prestar atención, son:
-La importancia de trabajar con niños en las escuelas para inculcarles, indirectamente, los valores de la reconciliación, de la aceptación, etc.
-Eliminar de los planes de estudio todos aquellos textos que puedan aumentar la intolerancia y el odio.
- La importancia de los medios de comunicación, que aveces trabajan en contra de la construcción de la paz.
-Se le debe prestar igual atención a los mensajes emitidos por los hombres religiosos, tanto cristianos como musulmanes.
-Finalmente, creo que el diálogo no debe permanecer distante, como si fuera exclusivo de una élite que se reúne a puerta cerrada, sino que se debe poner en práctica. Debe llegarle al público para producir efecto.
Sigamos, entonces, dialogando con nuestros hermanos musulmanes para construir un mundo mejor, reconciliado, pacífico y justo.
[Texto original: inglés]
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Dr. Orochi Samuel ORACH, Asistente del Secretario Ejecutivo del "Uganda Catholic Medical Bureau", Kampala (UGANDA)
Los cuerpos religiosos han hecho, además, significativas contribuciones al campo de la salud en todos los países africanos, debidas sobre todo al apoyo de nuestros hermanos y hermanas de fuera del Continente. Las instalaciones sanitarias de la Iglesia han ofrecido cuidados a los pobres en muchos momentos de los conflictos. Se han convertido en un faro de esperanza allí donde la corrupción ha dañado el sistema nacional de salud. Pero no sólo las guerras han destruido centros de salud y escuelas. La sostenibilidad de estas importantes contribuciones está ahora amenazada también económicamente.
En su mayoría, la mayoría de gobiernos de África se demuestran incapaces de ofrecer servicios sanitarios sin la ayudas. Sin embargo, hay un gran movimiento que desplaza la ayuda extrajera llevándola desde las organizaciones no estatales al apoyo de los presupuestos generales de los gobiernos. La Declaración de París sobre la Efectividad de la Ayuda y el Plan de Acción Accra (2008), apunta a canalizar la ayuda a través de los gobiernos y a tener gobiernos en su conducción.
En principio esto es bueno. Pero las cambiantes modalidades de ayuda hacen que el acceso a los recursos por parte de las Iglesias dependa demasiado del humor de cada gobierno africano. En Uganda el apoyo al presupuesto por parte del gobierno está disminuyendo y el año pasado financió sólo un 19% de los costes necesarios de las instalaciones sanitarias religiosas. Sin embargo, la demanda de cuidados y el coste unitario de los servicios sigue aumentando tremendamente, haciendo difícil reducir las cuotas de los usuarios para los pobres, al mismo tiempo, el gobierno exige que las instalaciones sanitarias de la Iglesia ofrezcan servicios gratuitos.
En los países donde los cuerpos religiosos se consideran críticos hacia las políticas del gobierno, la Declaración de París podría provocar que los gobiernos limiten el acceso al dinero de las ayudas para las instituciones pertenecientes a los diferentes cuerpos religiosos. Sin embargo, sabemos que estas donaciones de fondos son hechas por los católicos de países que quieren que los destinatarios sean los servicios de salud católicos.
[Texto original: inglés]
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Sr. Emmanuel Habuka BOMBANDE, Director Ejecutivo de la red de África oriental para la consolidación de la paz (WANEP) (GHANA)
Un argumento crítico que apuntala los violentos conflictos en muchas comunidades africanas es cómo tratar con la carga del pasado. Los antecedentes históricos desde el tráfico de esclavos a la colonización, han sembrado la desconfianza y la división entre grupos que se han convertido ahora en una línea errónea a través de la cual algunos políticos y líderes civiles, movilizan a su gente contra otros para ganar votos y mantener un poder seguro. Muchas comunidades se sostienen con una narración victimista del pasado, que justifica su odio hacia los demás. Los otros, mantienen una narración del pasado que los presenta como vencedores, para continuar proclamando su dominio sobre los anteriores. En ambos casos, se trata de un círculo vicioso de violencia y de furiosa destrucción que los esclaviza a todos como víctimas de las injusticias de ese pasado. Esto no puede continuar por más tiempo. Es hora de designar y poner en marcha estructuras funcionantes que fomenten el verdadero significado de la justicia y de la paz. Son la justicia y la paz a las que el Instrumentum Laboris nos exhorta en sus parágrafos 44, 45, 46 y 47.
En Ghana, la Conferencia Episcopal Católica ha invitado a las organizaciones de la sociedad civil, como la WANEP, para que apoye los esfuerzos de los obispos en la promoción del diálogo entre las comunidades y al interior de éstas. Este compromiso incluye líderes políticos y civiles. Las comunidades que habían sido desgarradas por más de 80 años, como Nkonya y Alvanyo, están superando la violencia. Éstas están aprendiendo a convivir pacíficamente y a tratar sus conflictos sin violencia y desde el respeto mutuo por el otro.
En 2008, Ghana tuvo que lidiar con desafíos similares a los de muchos otros países africanos, convocando las elecciones en diciembre del mismo año. Expresando en concreto la misión profética de la Iglesia, los obispos se comprometieron activamente en el momento de mayor necesidad, asegurándoles un espacio para apoyar el diálogo con la sociedad civil, en el cual los líderes de los principales partidos políticos se encontraron e intercambiaron francamente sus desconfianzas y recelos sobre el otro e, inclusive sobre los resultados de las elecciones. Este espacio permitió a los líderes rendir cuentas de sus responsabilidades para asegurar la no-violencia durante las elecciones.
El proceso de compromiso a través del diálogo ha mitigado también la potencial violencia post electoral.
Las actuales tendencias indican claramente que las elecciones en el continente africano serán potencialmente impugnadas a causa de la creciente violencia ligada a ellas.
[Texto original: inglés]
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Sr. Jules Adachédé HOUNKPONOU, Secretario General de la Coordinación Internacional de la Joventudes Obreras Cristianas (C.I.G.i.O.C.) (BENÍN)
Se pueden resumir en dos puntos los objetivos de la JOC, desde su creación en 1925 por el Padre Joseph Cardijn: ayudar a los jóvenes de los estratos populares a encuadrar su vida en relación con la fe, y reducir la distancia en la contradicción que existe entre la Verdad de la realidad y la Verdad de la Fe. La misión de anunciar el Evangelio a las naciones es siempre de actualidad, así como la de llevar la luz del Evangelio a las capas más vulnerables, víctimas de toda suerte de injusticias, es más urgente que nunca.
A nivel nacional, los movimientos organizan formaciones para el compromiso y la responsabilidad, colectas y campañas de acción en el transcurso de las cuales los jóvenes han sido verdaderos “apóstoles de los jóvenes al lado de los jóvenes”.
A nivel regional e interregional, y después de la “Ecclesia in Africa,” la Secretaría Internacional de la JOC ha organizado 12 encuentros de intercambio y formación de los responsables nacionales, capellanes y acompañantes.
El beneficio de estos encuentros, es que favorecen la solidaridad entre los jóvenes, que las culturas se entremezclen, el intercambio de diferentes realidades socioculturales y políticas, la apertura de espíritu y la toma de conciencia por parte de los jóvenes de la dimensión regional o internacional de las situaciones que viven.
El panorama de la situación de los jóvenes en África no es demasiado reluciente.
El peso de las dificultades aleja a los jóvenes de su fe. Disocian la vida profesional de su fe; son espiritualmente frágiles y no son conscientes de que el compromiso con la Iglesia puede ayudarlos a ser más fuertes. Tienen necesidad de reunirse con jóvenes de su edad y su profesión para ser transformados.
Me gustaría sugerir que:
-El conocimiento sobre la Acción Católica se refuerce en los seminarios para preparar a los futuros sacerdotes a este tipo de acompañamiento;
-Que los movimientos de Acción Católica sean utilizados también como medios estratégicos en el Plan de Acción Pastoral para obrar la reconciliación en la justicia y la paz.
[Texto original: francés]
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P. Joaquín ALLIENDE, Presidente de la Asociación Internacional "Kirche in Not” (CHILE)
La encarnación del Verbo no es solamente el contenido de nuestro mensaje sino también el método de nuestra acción. Sabemos que la etimología griega de la palabra “método” significa el camino para llegar a un fin. Por otra parte, la capacidad de encarnación de la cultura africana es conocida.
Yo también vengo de una cultura que no es puramente europea. Vengo de América Latina y pertenezco al Movimiento Mariano de Schöenstatt, fundado por un sacerdote profético que le dio a la Iglesia una pedagogía de la libertad para la madurez cristiana. Yo era el rector del Santuario Nacional de Chile, mi patria, dedicado a Nuestra Señora. Todo ello me ha permitido experimentar, de una manera concreta, este método de encarnación y oso presentarles, respetuosamente, tres reflexiones:
La tradición Mariana de la Iglesia es un tesoro precioso que debemos cuidar y acrecentar. No es una realidad que está allí y que existe como un hecho natural. La presencia femenina de María es necesaria para encontrar una buena síntesis entre la fe revelada y la riqueza afectiva del hombre y de la mujer. Ella tiene un carisma pedagógico para establecer la relación entre la fe revelada y vida existencial entre personas y comunidades, entre la construcción de la Iglesia y la fraternidad solidaria en el mundo y en la cultura.
El Espíritu Santo ha conducido a la santidad a varios bautizados de África. Son conmovedoras historias de amor que deberían transformarse en signos y fuerzas misioneras, y muchos de ellos podrían ser beatificados o canonizados. Hay casos de una ejemplaridad excepcional en los que podríamos aunar esfuerzos. Pensemos en la maravillosa historia del testimonio de la reconciliación de los mártires del Seminario de Buta en Burundi. En una visión más general, podría ser útil preparar un manual para las beatificaciones en África.
En la tradición viva de la iglesia, los santuarios son un espacio privilegiado de evangelización y de santidad. También las religiones naturales y el Islam tienen lugares santos. Para nosotros, el Verbo encarnado ha santificado el tiempo y la tierra. Por su parte, la Iglesia tiene el tiempo litúrgico y el lugar de templo. La historia de la pastoral nos dice que durante siglos, los métodos de encarnación han tenido, en los santuarios, centros de creatividad audaz para evangelizar y santificar al pueblo.
[Texto original: francés]
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Dr. Munshya CHIBILO, Director del proyecto de adopciones a distancia de la Asociación comuntaria Papa Juan XXIII (ZAMBIA)
Quisiera hacer énfasis en la importancia del trabajo de la reconciliación con los jóvenes a través de un enfoque no violento que promueva la educación para los más pobres. Ilustraré este ejemplo con una experiencia concreta de nuestra comunidad Papa Juan XXIII, en uno de nuestros proyectos en Ndola, Zambia, con niños de la calle y, en este caso, con los varones.
Nuestra comunidad había notado que cuando íbamos a botar la basura en un vertedero, solíamos encontrar algunos niños que tomaban nuestros residuos para separarlos inmediatamente. Los niños se habían organizado de tal manera, que el mayor era el líder del grupo y le daba instrucciones a los más pequeños. Nuestra comunidad Juan XXIII se interesó en la situación y empezamos a ir al vertedero día sí, día no, por una hora. Hablábamos con ellos y, ocasionalmente, les llevábamos comida. En el proceso nos hicimos amigos al escuchar sus historias de cómo habían llegado a un lugar tan peligroso, y algunas de las razones que nos dieron eran:
- Muchos de ellos eran huérfanos, porque uno o ambos padres habían muerto de alguna enfermedad, entre ellas malaria o VIH/SIDA.
- No podían ir a la escuela porque no tenían a nadie que pagara los gastos necesarios.
- No podían encontrar trabajo porque no tenían un diploma escolar.
- La pobreza era la experiencia en común en sus hogares.
- En algunos casos, después de la muerte de los padres, algunos parientes se apoderaban de las propiedades, incluyendo de la casa, y amenazaban a los niños de muerte mediante la brujería si se resistían, si iban a la policía o la corte.
El proyecto CHICHETEKELO es un centro de atracción tanto para el gobierno como para la población local. Algunos chicos han terminado la escuela secundaria y ahora están en el “college”, mientras que aquellos que tienen capacidades profesionales ya se han asegurado un puesto seguro en buenas empresas.
Yo creo que esta experiencia de nuestra comunidad, es un testimonio claro de un acto no violento de justicia y paz en la Verdad, a través de los cuales las personas se reconcilian consigo mismos y con su Dios. De hecho, se pueden encontrar resoluciones sostenibles para que nuestros niños estén mejor protegidos y para que se les de la oportunidad de crecer, de ser buenas personas del mundo y un buen pueblo de Dios
[Texto original: inglés]
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Sr. Augustine OKAFOR, Especialista en administración del gobierno (NIGERIA)
La edición 2007/2008 del Informe sobre desarrollo humano, publicado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, hace ver cómo todos los países de África subsahariana, con excepción de tres, entran en la categoría de países menos desarrollados del mundo. Los datos y las estadísticas sobre la pobreza muestran que ella está empeorando en la mayor parte de los países africanos.
Estoy firmemente convencido de que los gobiernos de todos los países, sobre todo de África, tienen como primera responsabilidad sacar a sus ciudadanos de una pobreza degradante y gobernar para un desarrollo humano sostenible. En la encíclica Populorum Progtressio, Pablo VI articuló su visión del desarrollo poniendo como objetivo el de sacar a los pueblos antes que nada del hambre, de la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. Se sugiere además que el estado dirija las propias energías y recursos a mejorar consistentemente el ámbito de la educación, de la seguridad alimentaria, del desarrollo de las infraestructuras sociales y materiales, de la igualdad de sexos, de la promoción de las capacidades dentro de las comunidades más desfavorecidas. Con respecto a este punto, debemos subrayar la promoción a la participación activa de la sociedad civil no solamente en el gobierno sino también en todos los ámbitos del desarrollo humano y social.
La pregunta que surge de lo apenas expuesto es: ¿ Cuál es el papel de la Iglesia frente a los desafíos del desarrollo para nuestros países africanos?”. El Santo Padre Benedicto XVI abordó este tema con detenimiento en la encíclica “Caritas in Veritate”. Antes que nada ha reconocido la exigencia de cultivar “nuevas formas de compromiso capaces de afrontar los desafíos del mundo actual”. La Iglesia forma parte de la sociedad y debe demostrar una mayor participación en el programa de desarrollo humano y social del Estado.
Puede desarrollar esta tarea a través de un mecanismo institucionalizado para poder canalizar su participación su interés en la formulación y en el llevar a cabo políticas y programas públicos. Debe también desarrollar estructuras para facilitar y promover el dialogo, la colaboración y el contacto regular con el gobierno y sus entes. La Iglesia en África debe hacer crecer su visibilidad como la voz de los que no tienen voz y de los miembros menos favorecidos de la sociedad. Se debe sensibilizar a los fieles laicos e incluirlos en esta tarea Iglesia-Estado. Permitanme citar finalmente las palabras recordadas por el Santo Padre en Caritas in Veritate “ Pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social”.
Después del conflicto de Darfur, los refugiados sudaneses han afluido al este del Chad a partir de 2003. A los refugiados, que son más de 250.000, se añaden más de 1.500.000 cabezas de ganado. Esta llegada en masa ha acentuado la presión sobre los recursos naturales.
El SECADEV (Secours Catholique et Développement) dirige tres campos de refugiados, Kounoungou, Milé y Farchana, que acogen actualmente a 55.000 personas. Coordina la asistencia humanitaria, se ocupa de la preparación de los refugios y de las infraestructuras, de la distribución de víveres y otras cosas, de la suministración de agua potable, de la higiene, del saneamiento y del ambiente.
La convivencia pacífica entre los refugiados y la población que los acoge está relacionada con el hecho de que los refugiados y las poblaciones que los acogen pertenecen al mismo grupo étnico. El único problema que enturbia estas relaciones positivas de convivencia es el territorial.
El SECADEV es una Cáritas cuya misión es sobre todo la de socorrer y luego “poner en pie”.
Con las financiaciones de la red Cáritas, ha relanzado con bastante rapidez las actividades agrícolas y la ganadería en algunos poblados.
Cuando se trata de conflictos relativos a la paja, la leña o las tierras, se producen agresiones a las mujeres que van a recoger la leña o se niega la concesión de tierras de cultivo a los refugiados, etc.
Para responder a esto, se ha puesto en marcha una formación específica para las animadoras del sector sociocomunitario con el fin de seguir y acompañar a las mujeres víctimas de agresiones.
El SECADEV hace lo que está en sus manos por “la misión al servicio de la paz”, sirve a la sociedad sin distinción alguna de etnia, religión y nacionalidad: todos los hombres están creados a imagen y semejanza de Dios y su deber es el de socorrer a quien lo necesita.
El SECADEV trabaja en un ambiente en el que el Islam es predominante (más del 90% de la población) y por tanto su acción es una forma de diálogo con el Islam. Se ve como una obra cristiana pero se aprecia y se respeta.
[Texto original: francés]
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Sra. Marie-Madeleine KALALA NGOY MONGI, Abogada, Ministra Honoraria de Derechos Humanos (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Si bien es cierto que el número de cristianos católicos ha aumentado desde la primera Asamblea sinodal, la imagen de África ¿se ha transformado verdaderamente? Sus mejores hijos han participado y participan en el gobierno de sus países, pero una vez en el poder, cambian de actitud, como lo ha recordado en esta sala uno de los padres sinodales que ha hablado de la coexistencia de dos consciencias. Son los mismos que se ven los domingos en misa y que participan contemporáneamente en los llamados grupos de despertar y en las logias masónicas.
Mientras exista la pobreza y la guerra, será difícil encontrar familias unidas a imagen de la de Nazaret, dentro de las cuales, además del amor, se considere como una prioridad la educación. La educación transforma al ser humano y, con los valores éticos, puede luchar contra los falsos ídolos (fetichismo, brujería, enriquecimiento indebido, egoísmo, misticismos, etc.)
Es necesario que nuestra Iglesia:
- se comprometa sin temor no sólo denunciando, sino también desaprobando y, por qué no, condenando los comportamientos desviados de los líderes católicos;
- los invite a reconstruir la familia en el seno de la sociedad a través de una mejor política social que permita a todos el acceso a la enseñanza;
- aumente las subvenciones a los capellanes de los jóvenes y de los estudiantes;
- intensifique la formación de los laicos y de las familias cristianas, en particular mediante una mejor difusión del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que debería ser el libro preferido de todos los de buena voluntad;
- aumente los espacios y los momentos de colaboración con los distintos agentes;
- asegure el continuo apoyo de los laicos católicos comprometidos en política a través de unos mecanismos que sean comprensibles para todos.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Marie-Bernard ALIMA MBALULA, Secretaria de la Commissión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal del Congo (C.N.E.C.O.) y de la Associación de Conferencias Episcopales de África Central (A.C.E.A.C.), Kinshasa (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Dios ha dotado a la mujer de dones específicos para que pudiera cuidar la vida. De hecho, el saber acoger, la gratuidad, el darse a sí misma, la compasión, la ternura, la paciencia, la solidaridad, la atención, la bondad, la comprensión, etc... son otros tantos valores presentes en la mujer e indispensables para dar vida.
La conciencia de estos dones se vuelve entonces una misión, una tarea que es el testimonio específico que la sociedad espera particularmente de ella. En todos los sectores a los que es llamada a trabajar, es decir en la familia, en la Iglesia, en política, en la sociedad, en la lucha, su aporte es el de poner en el centro de todas las preocupaciones la vida humana. Las mujeres están llamadas a enriquecer todos estos campos con los valores humanos con su presencia eficaz y eficiente.
Desgraciadamente, a menudo no se perciben los efectos de esta presencia, sobretodo en campo político. Es legítimo entonces preguntarnos: ¿Dónde están las mujeres comprometidas en política cuando los dirigentes africanos adoptan leyes que destruyen a África? El silencio de las mujeres en cuestiones vitales debería preocuparnos.
La misión de la mujer es exigente, porque requiere espíritu de iniciativa, creatividad, inventiva y coraje para ir contra la corriente respecto a la cultura de muerte y de violencia que deploramos. Esta obliga a cambiar a las organizaciones sociales, desde dentro, aportando un toque femenino.
En la realización de esta delicada misión, las mujeres necesitan la colaboración de los hombres para que juntos, hombres y mujeres, cada uno pueda dar su propio aporte para la humanización de la sociedad. [Texto original: francés]
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Dr. Victor M. SCHEFFERS, Secretario General de la Comisión Justicia y Paz de los Países Bajos, La Haya (PAÍSES BAJOS)ç
La Iglesia en Europa no se puede distanciar de los problemas políticos, sociales y económicos de los países africanos. En esta intervención, quisiera centrar mi atención en la respuesta holandesa al llamado de nuestras comisiones hermanas en el extranjero y en África en particular.
Cuando fue creada en 1968 por la Conferencia Episcopal holandesa, Justitia et Pax-Netherlandsse estaba dando a la tarea de buscar un despertar de las conciencias en la comunidad católica y no sólo, sobre la responsabilidad y capacidad que todos los pueblos tienen de traer la justicia y la paz tanto en nuestros países como en el mundo entero.
Justitia et Pax-Netherlands le da una interpretación actual al informar, inspirar, motivar y movilizar a los católicos para contribuir a la promoción de una justa sociedad global, al influir en los procesos sociales y políticos, conjuntamente con otros que comparten nuestra perspectiva en la sociedad civil.
Nuestra solidaridad con las comisiones hermanas que trabajan por la reconciliación, la justicia y la paz pueden manifestarse de muchas maneras. Les ayudamos a fortalecer su capacidad para pronunciarse y defender sus propios derechos y a tomar parte en el despertar de las conciencias, a promover y a hacer lobby en sus países y a nivel internacional, a desarrollar una estrategia que una la indignación moral (como lo han mencionado muchos obispos en este sínodo) a las soluciones políticas prácticas que se presentan en el momento y del modo adecuado ante nuestros gobiernos, la Unión Europea y las Naciones Unidas.
Quisiera animar a todos los obispos a que inviten a los laicos y a las mujeres a trabajar con ellos en kas comisiones de justicia y paz en todos los niveles de la Iglesia.
[Texto original: inglés]
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Rev.da Hna. Bernadette MASEKAMELA, C.S., Superiora General de las Hermanas del Calvario (BOTSUANA)
Presento mi argumento como “Diocesan Congegations vs. Self Reliance” (Congregación diocesana vs. la autosuficiencia) para vuestra autorización. Hago referencia al capítulo 1 del Instrumentum laboris (20) que habla de la autosuficiencia en vista del hecho de que las ayudas en África están disminuyendo. Quisiera creer que hemos avanzado como africanos y que muchos países han pasado de un extrema pobreza a una situación más aceptable en lo económico. En las congregaciones diocesanas, por ejemplo, no está disminuyendo solamente la ayuda de afuera, sino que la asistencia diocesana misma es mínima, o inexistente, sin mencionar sus estructuras y proyectos.
Las congregaciones diocesanas forman parte de la estructura de la Iglesia. Si queremos participar de la misión de la Iglesia a todo nivel, inclusive los más altos como los de la política y del derecho en todos sus ámbitos, es necesario que sean formados espiritualmente, teológicamente y profesionalmente, y me pregunto cómo pueden ser formados si no tenemos los medios. Es este el desafío que quiero presentar no solamente a la responsable que opera con las congregaciones diocesanos, sino también con las mismas congregaciones diocesanas, para que se levanten y hagan algo.
Por lo tanto, reverendísimos padres y madres, según mi opinión creo firmemente que si nosotros, congregaciones diocesanas, debemos convertirnos en agentes de justicia, paz y reconciliación (partiendo naturalmente de nosotros mismos, de nuestras comunidades), debemos tomar iniciativas importantes para mejorar nuestra capacidad. Esto, además, contribuiría según mi parecer, a promover una mayor colaboración con los lideres de la Iglesia.
Por lo tanto, hago un el siguiente llamado a las congregaciones diocesanas: examinar seriamente la diversificación de nuestros recursos económicos y ser autosuficientes. Diversificar nuestro apostolado y formar religiosas que puedan tomar parte a los muchos foros existentes de alto nivel. Además prepararnos a superar las fronteras de nuestras diócesis para ofrece nuestra competencia a nivel regional, nacional e internacional.
[Texto original: inglés]
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Prof. Gustave LUNJIWIRE-NTAKO-NNANVUME, Secretario internacional del Movimiento de Acción Católica Xavéri (MAC Xavéri), encargado del laicado en la región de Kivu (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
Un vistazo breve y objetivo al África de nuestros tiempos nos revela que el 60% -70% de la población africana tiene menos de 30 años, y son jóvenes que viven en crisis, ya que si bien son africanos, han adoptado a un estilo de vida, actitudes, valores y pensamientos inspirados en el mundo occidental.
Llevan, por lo general, sus vidas sin ideales ni esperanzas en un mañana. Aquellos que tienen la suerte de estudiar, lo hacen sin la esperanza de encontrar un empleo a corto, medio o largo plazo. A esto le sigue entonces un desempleo sistemático y una dispersión juvenil caracterizada por: el reclutamiento en grupos armados, la fuga de cerebros, la inmigración clandestina y la delincuencia juvenil bajo todas las formas: tóxicodependencia, prostitución, etc.
La inadecuación entre las infraestructuras de educación y la evolución demográfica, produce efectos nefastos en la capacitación de los jóvenes, generando todas las consecuencias que ello implica a todos los niveles.
Moralmente vulnerables, por ellos pasan las nuevas ideologías, las sectas, la homosexualidad, la tóxicodependencia, el tráfico de seres humanos, el reclutamiento de mercenarios y de grupos armados.
Futuros dirigentes de instituciones gubernamentales y eclesiales, los jóvenes no se benefician de la atención ni de un acompañamiento proporcional a su importancia demográfica.
La durabilidad de la reconciliación, de la justicia y de la paz en África podría tener como sus protagonistas a los jóvenes y movimientos de acción católica, semejantes al movimiento Xaveri.
La misión que se les ha confiado requiere una formación permanente, como la que reciben los ejecutivos. Además convendría promover la enculturación, favorecer y apoyar los encuentros de jóvenes y miembros de movimientos de países diferentes, de diferentes regiones, para poder darles la oportunidad de intercambiar experiencias de paz y de justicia promotoras de la cohabitación pacífica; y agentes de evangelización testigos de su fe en el contexto africano actual, que aman su cultura y se centran en ella para la transmisión del mensaje y del desarrollo.
[Texto original: francés]
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Sr. Kpakile FÉLÉMOU, Director del Centro DREAM, Conakry (GUINEA)
En el Evangelio de Mateo, capítulo 25, el Señor se reconoce en los pobres. En el de Juan dice: “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5).
He aquí las dimensiones de la Comunidad de San Egidio: Permanecer en Cristo y amar a los pobres y abrirse al pueblo, al mundo. En cerca de treinta países africanos, nuestras Comunidades viven al ritmo de la oración, de los pobres: San Egidio es un amigo cierto, un socorro fiel de todos: prisioneros, niños huérfanos, niños de la calle, extranjeros, enfermos, afectados por el SIDA y sus familias, refugiados y una larga lista. Tenemos el servicio por la paz, a beneficio de todos, ricos o pobres, muy conocido hoy después, de los Acuerdos de Paz de Mozambique firmados en 1992, gracias a la mediación de la Comunidad y del gobierno Italiano. Las Universidades en Guinea, en Costa de Marfil, en Camerún, etc... son los nuevos areópagos en los que hemos propuesto frecuentemente el Evangelio. Nuestra experiencia como Movimiento, nos ha hecho comprender hasta qué punto son numerosas las preguntas dirigidas a la Iglesia en África, pero también hasta qué punto son inspiradas por el Espíritu. Es hermoso ver que los laicos africanos se comprometen en la oración y por los pobres. En los Movimientos, los africanos se liberan del espíritu victimista, de la resignación y del temor inútil de las prácticas ocultas, tan extendidas en nuestro continente.
Los Movimientos, son frecuentemente un puente entre África y el norte del mundo, generan laicos capaces de romper distancias. En conclusión:
- Nos parece que el Sínodo es la ocasión oportuna para alentar los Movimientos de los laicos, para adaptarse mejor y recuperar a los jóvenes sin fe y responder a las necesidades de fe y espiritualidad de su estado anímico, de amistad eficaz, que se refiera a los problemas que viven.
- Los jóvenes, tan a menudo desarraigados, desean una vida digna. Buscan un futuro mejor y hacen todo lo posible por amar su país. Servir a los pobres, para ellos, es también una liberación de la dictadura del materialismo práctico que amenaza sus vidas. Aquí, el encuentro con los musulmanes es concreto y menos tenso. Los Obispos del norte y los de África tienen que hacerse más amigos, tener más confianza, separar su mirada de la historia.
- Los Obispos de África deberían aferrarse a este Sínodo para poner fin en África a las prórrogas de los mandatos presidenciales que han expirado o en vías de hacerlo. Y ello bajo todas las formas posibles de presentación.
Igualmente, restringir completamente las “ligas” del poder centralizador de la primogenitura. El África que sufre, y el mundo entero indignado os aplaudirán y apoyarán. Corremos un gran riesgo en estos diez últimos años, ya que en el futuro la sociedad africana tendrá nuevos rebeldes, consecuencia de los mandatos presidenciales que han sido prorrogados.
[Texto original: francés]
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Sra. Rose BUSINGYE, Fundadora y Presidenta del Meeting Point International, Kampala (UGANDA)
La fe debe penetrar los estratos más profundos de lo humano, debe llegar allí donde se forman los criterios de percepción de las cosas y en aquello que se considera profano y transformarlo en un bien para todos.
Hay un punto de partida cuyo inicio está en el gesto de Dios. Si el hombre cree, es ese el camino para que pueda reconocerse y vivir esta pertenencia, esta cercanía a Dios, obedeciendo a su compañía, la Iglesia, y así llegar a la felicidad, a la justicia y a la paz para sí mismo y para los demás. Un hombre que sabe de dónde viene y adónde va. De la fe nace un criterio nuevo para relacionarse con las cosas, con los hijos, con la escuela, con la política, el ambiente.
Para construir justicia, reconciliación y paz, no podemos no partir del construir lo humano, del ayudar al hombre a que sea él mismo, a que sea hombre; no partir de un detalle, sino de su totalidad. El hombre “es” deseo de justicia, de paz, de reconciliación. El Sínodo es para mí la oportunidad de descubrir el significado de estas palabras, es decir, el significado de la vida y de todos los problemas que hay en África y en el mundo entero. El Sínodo es para mí una provocación para descubrir la plena dignidad de la vida humana.
Sin la conciencia de nuestra humanidad no podemos ayudarnos a nosotros mismos y mucho menos dar una ayuda real a los demás. En vez de ayudar a los demás y a nosotros mismos, seguiremos lamentándonos, seguiremos ofreciendo solamente la compasión y, con tal de responder algo, les engañamos.
Si uno mismo interioriza el significado en sí y el valor de la vida humana, se trata bien a sí mismo y trata bien a los demás, tiene las razones adecuadas para cambiar de vida y se vuelve un modelo de cambio para todos, como lo fueron los monjes benedictinos que construyeron la civilización europea. Pero cuando también ellos cedieron en la fe, entró el dualismo y la división que llevan a la destrucción y al caos.
Desde la fe he visto nacer un pueblo nuevo, un pueblo cambiado. En Uganda, un grupo de personas muy pobres y enfermas de sida viven partiendo piedras para después venderlas a los constructores, y comen una sola vez al día. Cuando supieron del tsunami y del huracán Katrina en Estados Unidos, les pedimos que vinieran a rezar por las víctimas y ellos nos dijeron: “Sabemos lo que quiere decir vivir sin una casa, sin comer. Si pertenecen a Dios, también nos pertenecen a nosotros”. Se organizaron formando grupos para partir piedras y al final recogieron dos mil dólares que fueron enviados a la embajada de Estados Unidos. Y este año, después del terremoto de L’Aquila dijeron “Son italianos, el país del Papa; son nuestros amigos, es más, son nuestra tribu” y recolectaron y enviaron dos mil euros. Los periodistas se escandalizaron: vinieron a ver si esta gente era verdaderamente pobre. En su opinión no era justo: cuando uno hace un acto de caridad da lo que le sobra, no lo que necesita. Una mujer enferma les dijo: “El corazón del hombre es internacional, no conoce razas, ni colores, y se conmueve”.
[Texto original: italiano]
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Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia y Paz, Bruselas (BELGICA)
El perdón es un DON. Se ofrece y se recibe al nivel más alto de libertad.
Lo que podemos y debemos hacer es ayudar a crear las condiciones que favorezcan este perdón.
La paz es el deseo de Dios, esta lleva como segundo nombre el de Jesús. Hagámonos también la pregunta: ¿cómo conciliar la paz anunciada por la fe y la realidad desgarradora de nuestro mundo?
La justicia es compleja, posee diferentes rostros. La justicia de transición activa procesos que ponen fin a los conflictos y conducen a la reconciliación, utilizando a veces mecanismos judiciales, y otras veces no. Pero la justicia puede ser también punitiva, sobre todo a nivel nacional, y luego, si no fuera suficiente, internacional a través del Tribunal Penal Internacional o tribunales penales internacionales. La justicia además puede ser restauradora, con el fin de reparar los daños causados.
Por último, la justicia puede ser administrada siguiendo ritos tradicionales.
Estos diferentes aspectos de la justicia son complementarios y nada impide a un país aprender la lección de lo que en otra parte del mundo se ha hecho bien. Pero sólo se podrá emprender el camino hacia la reconciliación si cada pueblo recibe una formación cívica y una conciencia política que los agentes políticos y económicos deberán tener en cuenta. Si esto vale para África, debe valer también para los países llamados “desarrollados”.
Las violencias sexuales, por si mismas atroces, lo son aún más si se utilizan como armas de guerra: siembran intencionadamente el terror en las comunidades y desestabilizan la sociedad. Un número sin fin de mujeres sufren estas violencias. Sin embargo resisten en pie, por sus hijos y por sus familias. Sé que algunas de ellas cultivan los campos de noche arriesgando la vida para continuar dando de comer a la comunidad.
Ser victimas no es un papel reservado a las mujeres. Ellas son agentes de justicia, de paz y de reconciliación . Reconocerlo significa dar la dignidad a cada una de ellas, a todos, en la Iglesia y en la sociedad de modo tal que podamos trabajar juntos para que la paz sea fruto de la justicia.
[Texto original: francés]
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Dr. Christophe HABIYAMBERE, Presidente de "Fidesco", Kigali (RUANDA)
La Comunidad de Emmanuel, fundada por Piere Goursat, llegó a Ruanda en 1990 gracias a Cyprien y Daphore Rugamba. Desde el comienzo, ha reunido los ruandeses sin distinción de etnias. Cyprien decía siempre: “No existen ni Hutus ni Tutsis, somos todos hijos de Dios”. Nuestra comunidad pagó un precio alto durante el genocidio: unos veinte hermanos - entre ellos Cyprien y Daphorose - murieron en 1994, dejando hermosos testimonios. En el año 1997, otros hermanos murieron en los campos de Bukavu después de haber evangelizado hasta el extremo sacrificio de la vida.
La Comunidad ha participado en la elaboración del camino de reconciliación que la Iglesia en Ruanda ha desarrollado antes del Gran Jubileo.
La Comunidad de Emmanuel se ocupa también de sostener a los católicos que están comprometidos en política y en las altas esferas del aparato directivo de nuestro país, a través del Centro Santo Tomás Moro. Este grupo de apoyo reza y ayuna cuando los políticos deben afrontar situaciones críticas o decisiones difíciles, para ellos se organizan retiros y formación, ofreciéndose la documentación necesaria con respecto a la fe católica.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Mary Anne Felicitas KATITI, L.M.S.I., Madre Provincial de la Congregación de las Siervas de María Inmaculada (ZAMBIA)
Hablando como mujer africana, en general, y de Zambia en particular, pido a este Sínodo que preste especial atención a la dignidad de la mujer que aún necesita ser promovida tanto en la Iglesia como en la Sociedad. Siento que las mujeres no tenemos realmente una voz cuando se trata de su lugar, sus derechos y sus contribuciones a la tarea de la evangelización.
Este importante argumento de la mujer debe ser tratado por nuestra Iglesia si nuestra consideración de la reconciliación, de la justicia y de la paz se basa en la realidad del Continente Africano. Sabemos bien que las mujeres soportan la carga de pesadas responsabilidades en las difíciles situaciones económicas de hoy, sobre todo, en los niveles de base, y se enfrentan a abusos y violencias tanto en sus casas como en sus sociedades.
¿Qué podemos aprender del ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo respondiendo hoy al desafío de la justicia para con las mujeres en África? Recordemos que Jesús creció y proclamó el mensaje del reino en una cultura y una sociedad dominadas por hombres. Pero, ¿Cómo es que Jesús comía en compañía de mujeres? Escuchemos las palabras de Lucas (8, 1-3).
Considerando el estatus de la mujer en esta época, lo que Nuestro Señor Jesús hizo fue absolutamente revolucionario. Contrariamente a las fuertes normas religiosas y culturales de entonces, Jesús buscó un restringido y privilegiado grupo que vivía con él para que fueran de pueblo en pueblo, incluyendo Él a las mujeres. ¿No puede hoy nuestra Iglesia en África y en el mundo entero, seguir este revolucionario ejemplo de Jesús?
Seguramente, la Iglesia como Familia debe vivir esta justicia dentro de sí misma, y la Justicia exige que observemos seriamente el lugar y el tratamiento que reciben las mujeres en la Iglesia. Y así saber cómo las mujeres podrían tomar parte en los procesos de toma de decisiones, especialmente como agentes pastorales femeninos.
[Texto original: inglés]
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Rev.da Hna. Bédour Antoun (Irini) SHENOUDA, N.D.A., Madre Provincial de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, El Cairo (EGIPTO)
Función de guías espirituales y de animadoras: nuestras comunidades interculturales y la vida comunitaria nos hacen testigos de comunión y de amor, en un mundo fragmentado.
Función en la educación y en el desarrollo social: testigo de la verdad del mensaje evangélico y de la sinceridad de los cristianos en su fe. Una atención especial a los pobres, inmigrados, que es terreno favorable para la conversión al Islam...
Función de ayuda a los cristianos para profundizar su espíritu de pertenencia a la patria.
El diálogo interreligioso, en todas sus formas: diálogo de vida, diálogo en la vida, un diálogo popular y cotidiano.
El diálogo de acción, mediante el cual los cristianos colaboran con sus hermanos y hermanas en el desarrollo integral y en la liberación de las personas.
El diálogo de las experiencias religiosas, atreverse a afirmar la propia fe y atreverse a reconocer los valores religiosos del otro, que profesa una fe diversa.
Cualquiera que sea el camino recorrido, y las “experiencias” de nuestras actividades apostólicas, estamos invitados a seguir progresando siempre y a afrontar algunos desafíos:
En la perspectiva de la fe y de la reconciliación, es urgente intensificar la formación religiosa de las jóvenes hermanas, para vivir intensamente estas formas de diálogo, la escucha, la colaboración, las relaciones y el desafío de la diversidad y del desarrollo, que permiten una mirada benévola y una apertura de espíritu,. Es urgente además acercarse al Islam como religión, fe, credo y no como enemigos, agresores o terroristas. Si queremos que disminuya el fanatismo, hemos de hacer trabajar juntos musulmanes y cristianos.
El verdadero desafío a afrontar en el futuro lo constituyen la ignorancia, la miseria y la injusticia.
Terreno fértil para la violencia y el extremismo. Brota de nuestro ser profundo de mujeres, encontrar una respuesta compasiva y creativa a las nuevas situaciones de sufrimiento, exclusión, pobreza y marginación, especialmente en las grandes ciudades.
Acoger, pero también dedicar tiempo para “ir hacia ellos”.
[Texto original: francés]
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Rev.da Hna. Cecilia MKHONTO, S.S.B., Superiora General de las Hermanas de Santa Brigida (SUDÁFRICA)
Para comprender verdaderamente el concepto de Iglesia como familia debemos fijarnos en los valores de la familia en el contexto africano. Los miembros de una familia se cuidan los unos a los otros y, sus vidas y sus actos, reflejan la imagen de un único cuerpo unido; este aspecto está sintetizado en una sola expresión: ubuntu. Nosotros, responsables de la Iglesia, obispos, sacerdotes y religiosos estamos llamados a ser ejemplo de la familia de Dios, especialmente en las situaciones que nos piden que lo seamos; deberíamos reflexionar constantemente sobre cómo testimoniamos esta realidad.
¿Cuáles son los problemas que deben afrontar las monjas diocesanas?
1. Carencia de educación, que muy a menudo coloca a las religiosas diocesanas en una situación de desventaja en lo que se refiere a la participación en la Iglesia a un nivel más elevado de apostolado, algo que podría hacerlas mejorar como personas y mejorar sus condiciones de vida.
2. Grandes expectativas, por parte de las familias de las religiosas, ante la posibilidad de recibir un apoyo económico, espera que son causa de conflictos interiores y que perjudican enormemente a la comunidad. Esto hace que algunas religiosas vivan demasiado cerca de sus familias biológicas.
3. El trauma vivido por la pérdida de muchos familiares a causa del HIV/SIDA. Los hijos de las personas que mueren de estas enfermedades se quedan huérfanos sin nadie que pueda cuidar de ellos.
4. Condiciones de trabajo difíciles para las monjas, sobre todo a causa de contratos inadecuados firmados con las respectivas autoridades de la Iglesia o la total ausencia de un contrato.
A la luz de estos problemas, las monjas se debaten entre la familia y la vida religiosa, viven una vida que no las llena, que es contraria a lo que Cristo las ha llamado a hacer diciendo: “Si quieres seguirme, vende todo lo que tienes y sígueme”.
Si debemos ser una familia cristiana, entonces solicito que cuidemos los unos de los otros y que reflexionemos sobre los siguientes puntos:
- Un tratamiento igual para los sacerdotes y las monjas diocesanos;
- Un buen ministerio para la familia, que instruya a las personas sobre la Iglesia y en particular sobre la vida religiosa, con el fin de reducir las altas expectativas que se tienen de los hombres y mujeres consagrados
- No podemos hablar de justicia fuera sin revisar nuestras organizaciones y sin mejorar las condiciones de trabajo de nuestros trabajadores, incluidas las monjas diocesanas.
[Texto original: inglés]
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Sr. Maged MOUSSA YANNY, Director Ejecutivo de la Asociación de Educación y Desarrollo de Alto Egipto (EGIPTO)
Las preguntas que comúnmente se hacen los cristianos que viven en países de mayoría islámica son:
1. ¿Debemos nosotros, como cristianos, entrar en diálogo con los musulmanes, aún si a veces percibimos hostilidad y violencia por parte de grupos extremistas islámicos, al igual que intolerancia y rechazo por parte de nuestros vecinos?
2.¿ Cómo pueden los miembros de la Iglesia construir una paz duradera?
Permítanme compartir con ustedes mi experiencia en la comisión de justicia y paz en Egipto, que fue una de las primeras iniciativas en el país.
En los años ochenta y noventa, Egipto vivió años difíciles de violencia por parte de grupos extremistas... funcionarios de alto rango, escritores, policías y muchos cristianos fueron víctimas de esta violencia. La Comisión de justicia y paz en 1992, invitó a los musulmanes y a los cristianos a una mesa redonda (escritores, periodistas, expertos de los medios de comunicación, activistas de los derechos humanos, miembros de fraternidades musulmanas y miembros de partidos diferentes) para ofrecer una plataforma en donde que cada uno pudiera expresar sus puntos de vista libremente.
La idea subyacente a este diálogo era la de diagnosticar el problema, sugerir soluciones, en el caso en que fuera posible, y reforzar los valores de la ciudadanía, la tolerancia y la aceptación. Este diálogo fue publicado en un libro bajo el título de Diálogo Nacional. Vemos, incluso ahora, los resultados de este diálogo cuando los participantes defienden los valores e ideas de la reconciliación y de la ciudadanía. Algunos de los puntos más importantes que surgieron en dicho encuentro, y a los que debemos prestar atención, son:
-La importancia de trabajar con niños en las escuelas para inculcarles, indirectamente, los valores de la reconciliación, de la aceptación, etc.
-Eliminar de los planes de estudio todos aquellos textos que puedan aumentar la intolerancia y el odio.
- La importancia de los medios de comunicación, que aveces trabajan en contra de la construcción de la paz.
-Se le debe prestar igual atención a los mensajes emitidos por los hombres religiosos, tanto cristianos como musulmanes.
-Finalmente, creo que el diálogo no debe permanecer distante, como si fuera exclusivo de una élite que se reúne a puerta cerrada, sino que se debe poner en práctica. Debe llegarle al público para producir efecto.
Sigamos, entonces, dialogando con nuestros hermanos musulmanes para construir un mundo mejor, reconciliado, pacífico y justo.
[Texto original: inglés]
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Dr. Orochi Samuel ORACH, Asistente del Secretario Ejecutivo del "Uganda Catholic Medical Bureau", Kampala (UGANDA)
Los cuerpos religiosos han hecho, además, significativas contribuciones al campo de la salud en todos los países africanos, debidas sobre todo al apoyo de nuestros hermanos y hermanas de fuera del Continente. Las instalaciones sanitarias de la Iglesia han ofrecido cuidados a los pobres en muchos momentos de los conflictos. Se han convertido en un faro de esperanza allí donde la corrupción ha dañado el sistema nacional de salud. Pero no sólo las guerras han destruido centros de salud y escuelas. La sostenibilidad de estas importantes contribuciones está ahora amenazada también económicamente.
En su mayoría, la mayoría de gobiernos de África se demuestran incapaces de ofrecer servicios sanitarios sin la ayudas. Sin embargo, hay un gran movimiento que desplaza la ayuda extrajera llevándola desde las organizaciones no estatales al apoyo de los presupuestos generales de los gobiernos. La Declaración de París sobre la Efectividad de la Ayuda y el Plan de Acción Accra (2008), apunta a canalizar la ayuda a través de los gobiernos y a tener gobiernos en su conducción.
En principio esto es bueno. Pero las cambiantes modalidades de ayuda hacen que el acceso a los recursos por parte de las Iglesias dependa demasiado del humor de cada gobierno africano. En Uganda el apoyo al presupuesto por parte del gobierno está disminuyendo y el año pasado financió sólo un 19% de los costes necesarios de las instalaciones sanitarias religiosas. Sin embargo, la demanda de cuidados y el coste unitario de los servicios sigue aumentando tremendamente, haciendo difícil reducir las cuotas de los usuarios para los pobres, al mismo tiempo, el gobierno exige que las instalaciones sanitarias de la Iglesia ofrezcan servicios gratuitos.
En los países donde los cuerpos religiosos se consideran críticos hacia las políticas del gobierno, la Declaración de París podría provocar que los gobiernos limiten el acceso al dinero de las ayudas para las instituciones pertenecientes a los diferentes cuerpos religiosos. Sin embargo, sabemos que estas donaciones de fondos son hechas por los católicos de países que quieren que los destinatarios sean los servicios de salud católicos.
[Texto original: inglés]
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Sr. Emmanuel Habuka BOMBANDE, Director Ejecutivo de la red de África oriental para la consolidación de la paz (WANEP) (GHANA)
Un argumento crítico que apuntala los violentos conflictos en muchas comunidades africanas es cómo tratar con la carga del pasado. Los antecedentes históricos desde el tráfico de esclavos a la colonización, han sembrado la desconfianza y la división entre grupos que se han convertido ahora en una línea errónea a través de la cual algunos políticos y líderes civiles, movilizan a su gente contra otros para ganar votos y mantener un poder seguro. Muchas comunidades se sostienen con una narración victimista del pasado, que justifica su odio hacia los demás. Los otros, mantienen una narración del pasado que los presenta como vencedores, para continuar proclamando su dominio sobre los anteriores. En ambos casos, se trata de un círculo vicioso de violencia y de furiosa destrucción que los esclaviza a todos como víctimas de las injusticias de ese pasado. Esto no puede continuar por más tiempo. Es hora de designar y poner en marcha estructuras funcionantes que fomenten el verdadero significado de la justicia y de la paz. Son la justicia y la paz a las que el Instrumentum Laboris nos exhorta en sus parágrafos 44, 45, 46 y 47.
En Ghana, la Conferencia Episcopal Católica ha invitado a las organizaciones de la sociedad civil, como la WANEP, para que apoye los esfuerzos de los obispos en la promoción del diálogo entre las comunidades y al interior de éstas. Este compromiso incluye líderes políticos y civiles. Las comunidades que habían sido desgarradas por más de 80 años, como Nkonya y Alvanyo, están superando la violencia. Éstas están aprendiendo a convivir pacíficamente y a tratar sus conflictos sin violencia y desde el respeto mutuo por el otro.
En 2008, Ghana tuvo que lidiar con desafíos similares a los de muchos otros países africanos, convocando las elecciones en diciembre del mismo año. Expresando en concreto la misión profética de la Iglesia, los obispos se comprometieron activamente en el momento de mayor necesidad, asegurándoles un espacio para apoyar el diálogo con la sociedad civil, en el cual los líderes de los principales partidos políticos se encontraron e intercambiaron francamente sus desconfianzas y recelos sobre el otro e, inclusive sobre los resultados de las elecciones. Este espacio permitió a los líderes rendir cuentas de sus responsabilidades para asegurar la no-violencia durante las elecciones.
El proceso de compromiso a través del diálogo ha mitigado también la potencial violencia post electoral.
Las actuales tendencias indican claramente que las elecciones en el continente africano serán potencialmente impugnadas a causa de la creciente violencia ligada a ellas.
[Texto original: inglés]
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Sr. Jules Adachédé HOUNKPONOU, Secretario General de la Coordinación Internacional de la Joventudes Obreras Cristianas (C.I.G.i.O.C.) (BENÍN)
Se pueden resumir en dos puntos los objetivos de la JOC, desde su creación en 1925 por el Padre Joseph Cardijn: ayudar a los jóvenes de los estratos populares a encuadrar su vida en relación con la fe, y reducir la distancia en la contradicción que existe entre la Verdad de la realidad y la Verdad de la Fe. La misión de anunciar el Evangelio a las naciones es siempre de actualidad, así como la de llevar la luz del Evangelio a las capas más vulnerables, víctimas de toda suerte de injusticias, es más urgente que nunca.
A nivel nacional, los movimientos organizan formaciones para el compromiso y la responsabilidad, colectas y campañas de acción en el transcurso de las cuales los jóvenes han sido verdaderos “apóstoles de los jóvenes al lado de los jóvenes”.
A nivel regional e interregional, y después de la “Ecclesia in Africa,” la Secretaría Internacional de la JOC ha organizado 12 encuentros de intercambio y formación de los responsables nacionales, capellanes y acompañantes.
El beneficio de estos encuentros, es que favorecen la solidaridad entre los jóvenes, que las culturas se entremezclen, el intercambio de diferentes realidades socioculturales y políticas, la apertura de espíritu y la toma de conciencia por parte de los jóvenes de la dimensión regional o internacional de las situaciones que viven.
El panorama de la situación de los jóvenes en África no es demasiado reluciente.
El peso de las dificultades aleja a los jóvenes de su fe. Disocian la vida profesional de su fe; son espiritualmente frágiles y no son conscientes de que el compromiso con la Iglesia puede ayudarlos a ser más fuertes. Tienen necesidad de reunirse con jóvenes de su edad y su profesión para ser transformados.
Me gustaría sugerir que:
-El conocimiento sobre la Acción Católica se refuerce en los seminarios para preparar a los futuros sacerdotes a este tipo de acompañamiento;
-Que los movimientos de Acción Católica sean utilizados también como medios estratégicos en el Plan de Acción Pastoral para obrar la reconciliación en la justicia y la paz.
[Texto original: francés]
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P. Joaquín ALLIENDE, Presidente de la Asociación Internacional "Kirche in Not” (CHILE)
La encarnación del Verbo no es solamente el contenido de nuestro mensaje sino también el método de nuestra acción. Sabemos que la etimología griega de la palabra “método” significa el camino para llegar a un fin. Por otra parte, la capacidad de encarnación de la cultura africana es conocida.
Yo también vengo de una cultura que no es puramente europea. Vengo de América Latina y pertenezco al Movimiento Mariano de Schöenstatt, fundado por un sacerdote profético que le dio a la Iglesia una pedagogía de la libertad para la madurez cristiana. Yo era el rector del Santuario Nacional de Chile, mi patria, dedicado a Nuestra Señora. Todo ello me ha permitido experimentar, de una manera concreta, este método de encarnación y oso presentarles, respetuosamente, tres reflexiones:
La tradición Mariana de la Iglesia es un tesoro precioso que debemos cuidar y acrecentar. No es una realidad que está allí y que existe como un hecho natural. La presencia femenina de María es necesaria para encontrar una buena síntesis entre la fe revelada y la riqueza afectiva del hombre y de la mujer. Ella tiene un carisma pedagógico para establecer la relación entre la fe revelada y vida existencial entre personas y comunidades, entre la construcción de la Iglesia y la fraternidad solidaria en el mundo y en la cultura.
El Espíritu Santo ha conducido a la santidad a varios bautizados de África. Son conmovedoras historias de amor que deberían transformarse en signos y fuerzas misioneras, y muchos de ellos podrían ser beatificados o canonizados. Hay casos de una ejemplaridad excepcional en los que podríamos aunar esfuerzos. Pensemos en la maravillosa historia del testimonio de la reconciliación de los mártires del Seminario de Buta en Burundi. En una visión más general, podría ser útil preparar un manual para las beatificaciones en África.
En la tradición viva de la iglesia, los santuarios son un espacio privilegiado de evangelización y de santidad. También las religiones naturales y el Islam tienen lugares santos. Para nosotros, el Verbo encarnado ha santificado el tiempo y la tierra. Por su parte, la Iglesia tiene el tiempo litúrgico y el lugar de templo. La historia de la pastoral nos dice que durante siglos, los métodos de encarnación han tenido, en los santuarios, centros de creatividad audaz para evangelizar y santificar al pueblo.
[Texto original: francés]
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Dr. Munshya CHIBILO, Director del proyecto de adopciones a distancia de la Asociación comuntaria Papa Juan XXIII (ZAMBIA)
Quisiera hacer énfasis en la importancia del trabajo de la reconciliación con los jóvenes a través de un enfoque no violento que promueva la educación para los más pobres. Ilustraré este ejemplo con una experiencia concreta de nuestra comunidad Papa Juan XXIII, en uno de nuestros proyectos en Ndola, Zambia, con niños de la calle y, en este caso, con los varones.
Nuestra comunidad había notado que cuando íbamos a botar la basura en un vertedero, solíamos encontrar algunos niños que tomaban nuestros residuos para separarlos inmediatamente. Los niños se habían organizado de tal manera, que el mayor era el líder del grupo y le daba instrucciones a los más pequeños. Nuestra comunidad Juan XXIII se interesó en la situación y empezamos a ir al vertedero día sí, día no, por una hora. Hablábamos con ellos y, ocasionalmente, les llevábamos comida. En el proceso nos hicimos amigos al escuchar sus historias de cómo habían llegado a un lugar tan peligroso, y algunas de las razones que nos dieron eran:
- Muchos de ellos eran huérfanos, porque uno o ambos padres habían muerto de alguna enfermedad, entre ellas malaria o VIH/SIDA.
- No podían ir a la escuela porque no tenían a nadie que pagara los gastos necesarios.
- No podían encontrar trabajo porque no tenían un diploma escolar.
- La pobreza era la experiencia en común en sus hogares.
- En algunos casos, después de la muerte de los padres, algunos parientes se apoderaban de las propiedades, incluyendo de la casa, y amenazaban a los niños de muerte mediante la brujería si se resistían, si iban a la policía o la corte.
El proyecto CHICHETEKELO es un centro de atracción tanto para el gobierno como para la población local. Algunos chicos han terminado la escuela secundaria y ahora están en el “college”, mientras que aquellos que tienen capacidades profesionales ya se han asegurado un puesto seguro en buenas empresas.
Yo creo que esta experiencia de nuestra comunidad, es un testimonio claro de un acto no violento de justicia y paz en la Verdad, a través de los cuales las personas se reconcilian consigo mismos y con su Dios. De hecho, se pueden encontrar resoluciones sostenibles para que nuestros niños estén mejor protegidos y para que se les de la oportunidad de crecer, de ser buenas personas del mundo y un buen pueblo de Dios
[Texto original: inglés]
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Sr. Augustine OKAFOR, Especialista en administración del gobierno (NIGERIA)
La edición 2007/2008 del Informe sobre desarrollo humano, publicado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, hace ver cómo todos los países de África subsahariana, con excepción de tres, entran en la categoría de países menos desarrollados del mundo. Los datos y las estadísticas sobre la pobreza muestran que ella está empeorando en la mayor parte de los países africanos.
Estoy firmemente convencido de que los gobiernos de todos los países, sobre todo de África, tienen como primera responsabilidad sacar a sus ciudadanos de una pobreza degradante y gobernar para un desarrollo humano sostenible. En la encíclica Populorum Progtressio, Pablo VI articuló su visión del desarrollo poniendo como objetivo el de sacar a los pueblos antes que nada del hambre, de la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. Se sugiere además que el estado dirija las propias energías y recursos a mejorar consistentemente el ámbito de la educación, de la seguridad alimentaria, del desarrollo de las infraestructuras sociales y materiales, de la igualdad de sexos, de la promoción de las capacidades dentro de las comunidades más desfavorecidas. Con respecto a este punto, debemos subrayar la promoción a la participación activa de la sociedad civil no solamente en el gobierno sino también en todos los ámbitos del desarrollo humano y social.
La pregunta que surge de lo apenas expuesto es: ¿ Cuál es el papel de la Iglesia frente a los desafíos del desarrollo para nuestros países africanos?”. El Santo Padre Benedicto XVI abordó este tema con detenimiento en la encíclica “Caritas in Veritate”. Antes que nada ha reconocido la exigencia de cultivar “nuevas formas de compromiso capaces de afrontar los desafíos del mundo actual”. La Iglesia forma parte de la sociedad y debe demostrar una mayor participación en el programa de desarrollo humano y social del Estado.
Puede desarrollar esta tarea a través de un mecanismo institucionalizado para poder canalizar su participación su interés en la formulación y en el llevar a cabo políticas y programas públicos. Debe también desarrollar estructuras para facilitar y promover el dialogo, la colaboración y el contacto regular con el gobierno y sus entes. La Iglesia en África debe hacer crecer su visibilidad como la voz de los que no tienen voz y de los miembros menos favorecidos de la sociedad. Se debe sensibilizar a los fieles laicos e incluirlos en esta tarea Iglesia-Estado. Permitanme citar finalmente las palabras recordadas por el Santo Padre en Caritas in Veritate “ Pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social”.