Relación del Secretario del Sínodo, monseñor Nikola Eterovic
Primera Congregación General, del 5 de octubre
Padre Santo, Eminentísimos y Excelentísimos padres, Queridos hermanos y hermanas:
“En nombre de Cristo os suplicamos: ‘¡reconciliaos con Dios!’ (2 Co 5,20). Ninguna diferencia étnica o cultural, de raza, sexo o religión, ha de ser para vosotros motivo de enfrentamiento. Todos sois hijos del único Dios, nuestro Padre, que está en los cielos. Con esta convicción será posible construir una África más justa y pacífica, a la altura de las esperanzas legítimas de todos sus hijos” [1].
Inspirado por el Espíritu Santo que guía a los fieles a la hora de escrutar la Sagrada Escritura, con estas palabras, que muestran Su cuidado apostólico en el ejercicio de su celo por toda la Iglesia, Su Santidad manifestó su amor a la Iglesia peregrina en 53 países africanos como también a toda África, continente de gran dinamismo, pero a la vez de no pocos desafíos. Lo hizo en Yaundé, capital de Camerún, durante su primera Visita Apostólica a África, que tuvo lugar del 17 al 23 de marzo de 2009. En esa ocasión, Santidad, usted abrió de forma ideal los trabajos de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. En efecto, al término de la Eucaristía celebrada en el estadio Amadou Ahidjo, en la festividad de San José, Esposo de la Beata Virgen María, entregó a los Presidentes de 36 Conferencias Episcopales de África y a los máximos Responsables de 2 Sínodos de los Obispos de la Iglesias Católicas Orientales sui iuris, al igual que de la Asamblea de la Jerarquía de la Iglesia Católica de Egipto, el Instrumentum laboris, documento de trabajo de la presente Asamblea sinodal. El estadio de Yaundé se había convertido en el corazón del continente porque junto a su Santidad, Obispo de Roma y Pastor universal de la Iglesia, se habían reunido los obispos de las Iglesias particulares, “representando de alguna manera a la Iglesia presente en todos los pueblos de África” [2]. En esa ocasión, Su Santidad invitó a todos los fieles a acompañar a sus Pastores con la oración durante la preparación y, sobre todo, durante el desarrollo de los trabajos del gran evento eclesial que es la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Su Santidad, por tanto, confió la celebración de la Asamblea sinodal a la protección de la Beata Virgen María, Nuestra Señora de África, invocando su intercesión, para “Que la Reina de la Paz aliente los esfuerzos de todos los ‘artesanos’ de reconciliación, de justicia y de paz” [3].
En el encuentro con el Consejo Especial para África, en la sede de la Nunciatura Apostólica de Yaundé, usted, Santo Padre, fue el primero en recitar la oración mariana que quiso componer para acompañar la preparación de la Asamblea sinodal y para implorar la abundancia de dones del Espíritu Santo, con el objetivo de obtener un renovado dinamismo de la Iglesia, siempre dispuesta a servir mejor a los hombres de buena voluntad del continente africano. Al comienzo de los trabajos sinodales, hagamos nuestra esta oración, para que las reflexiones de la Asamblea sinodal contribuyan al crecimiento de la esperanza de los pueblos africanos y del continente en su conjunto; para que contribuyan a infundir en cada una de las Iglesias locales en África “un nuevo impulso evangélico y misionero al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz, según el programa expresado por el Señor mismo: ‘Vosotros sois la sal de la tierra [...]. Vosotros sois la luz del mundo’ (Mt 5,13.14). ¡Que la alegría de la Iglesia en África por la celebración de este Sínodo sea también la alegría de la Iglesia universal!” [4].
Este deseo de Su Santidad se está cumpliendo. De ello son testigos todos los representantes de los Episcopados de todos los continentes que han aceptado con gusto el nombramiento pontificio para participar en la Asamblea sinodal, demostrando su cercanía a la Iglesia Católica en África, una parte prometedora de la Iglesia universal. Saludo, por lo tanto, a los representantes de las Conferencias Episcopales de los otros 4 continentes, al igual que a los Obispos provenientes de 17 países. Junto con sus hermanos de África, están dispuestos a rezar, a dialogar, a reflexionar sobre el presente y el futuro de la Iglesia Católica en el continente africano. De este modo, se integran en el proceso sinodal de dar y recibir, de participar de las alegrías y las penas, de las esperanzas y las preocupaciones, compartiendo los dones espirituales para la edificación, no sólo de algunas Iglesias particulares de África, sino de toda la Santa Iglesia de Dios extendida en el mundo entero.Saludo cordialmente a los 244 miembros de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, 78 de los cuales son participantes ex oficio, 129 son elegidos y 36 de nombramiento pontificio. De ellos 33 son cardenales, 79 arzobispos y 156 obispos. En cuanto a los cargos que desempeñan, 37 son presidentes de las Conferencias Episcopales, 189 obispos ordinarios, 4 coadjutores, 2 auxiliares y 8 (arz)obispos eméritos.
Dirijo una cordial bienvenida a los Delegados fraternos, representantes de 6 Iglesias y comunidades eclesiales, a los que agradezco que hayan aceptado la invitación de tomar parte en este evento eclesial.
Saludo, asimismo, a los 29 expertos y 49 oyentes, dispuestos a dar su contribución para la buena marcha de los trabajos sinodales, enriqueciendo la reflexión con sus importantes testimonios.Agradezco también la valiosa colaboración de los asistentes, los traductores y el personal técnico, al igual que los generosos colaboradores de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Sin su cualificada y generosa contribución no hubiera sido posible organizar esta Asamblea sinodal.
La presente relación se compone de VI partes:
Significado de la Visita Apostólica a África
Algunos datos estadísticos
Convocación de la Segunda Asamblea Especial para África
Preparación de la Segunda Asamblea Especial para África
Observaciones de índole metodológica
Conclusión
I. Significado de la Visita Apostólica a África
Saludo de manera especial a los 197 Padres sinodales procedentes de los países africanos. En su nombre doy las gracias a Su Santidad por la Visita Apostólica a África, que fue organizada con la mirada puesta en la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. De ello da testimonio también el lema que Su Santidad eligió para su primera Visita pastoral al continente africano: “Vosotros sois la sal de la tierra ... vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13. 14), el mismo de la presente Asamblea sinodal.
Gracias, Santo Padre, sobre todo por el iluminado magisterio impartido durante esa Visita Apostólica. Aunque materialmente se realizó en dos países: Camerún y Angola, concernió a toda África. Asimismo, reforzó aún más los vínculos de unidad que en la fe, la esperanza y la caridad, caracterizan las relaciones entre el Obispo de Roma y sus hermanos en el episcopado, puestos a la cabeza de las Iglesias particulares de África, como también entre ellos y los fieles confiados a sus cuidados pastorales, con referencia ideal a todos los hombres de buena voluntad del gran continente africano. De hecho, el Evangelio, la Buena Nueva, se ha dirigido a todos los habitantes de África y de todo el mundo. Refiriéndose a la vida de santa Josefina Bakhita, que el Siervo de Dios Juan Pablo II canonizó el 1 de octubre del año 2000, Su Santidad propuso su espléndida figura como ejemplo de la deseada trasformación de los hombres y las mujeres de todo el continente, resultado de su encuentro con el Dios vivo.También hoy, “el mensaje de salvación del Evangelio debe ser proclamado con brío y claridad, de modo que la luz de Cristo pueda brillar en la oscuridad de la vida de las personas” [5]. La luz del Evangelio disipa las tinieblas del pecado también en África donde los hombres y las mujeres están dispuestos a dejarse transformar por Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, anhelando escuchar una palabra de perdón y de esperanza. “Ante el dolor o la violencia, ante la pobreza o el hambre, la corrupción o el abuso de poder, un cristiano nunca puede permanecer callado” [6]. Dichos males afectan a todos los habitantes de África que “imploran a voz en grito reconciliación, justicia y paz, y esto es lo que la Iglesia les ofrece. No nuevas formas de opresión económica o política, sino la libertad gloriosa de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 21)” [7]. Los hombres de Iglesia, pues, están llamados a ser apóstoles del Evangelio, Buena Nueva también para el hombre africano. “Después de casi diez años de nuevo milenio, este momento de gracia es un llamamiento a todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos del continente, a entregarse de nuevo a la misión de la Iglesia para llevar la esperanza a los corazones del pueblo de África, y con ello también a los pueblos de todo el mundo” [8].Considerada la importancia de ese Mensaje Apostólico para toda África, como también para las reflexiones sinodales, junto con el Instrumentum laboris, nos ha parecido muy útil entregar a los Padres sinodales los Discursos de Su Santidad en los idiomas disponibles: francés, inglés, italiano, portugués y español. No hay duda de que estos documentos serán de gran ayuda para los Padres sinodales y que permitirán profundizar sobre algunos asuntos de fondo, relacionados con el tema de la Segunda Asamblea Especial para África.
II. Algunos datos estadísticos
Demos juntos gracias a Dios, bueno y misericordioso, por los muchos dones que la Iglesia de África ha recibido y que ha puesto al servicio de todos, especialmente de los más pobres y necesitados. En particular, demos gracias por su gran dinamismo, que se puede demostrar con las siguientes estadísticas.
De una población mundial de 6.617.097.000 de habitantes, los católicos son 1.146.656.000, es decir, el 17, 3 %. En África, en cambio, este porcentaje se ha superado. En efecto, de 943.743.000 de habitantes, los católicos son 164.925.000, es decir, el 17, 5 %. El aumento es bastante significativo si se tiene en cuenta que, por ejemplo, en 1978, al comienzo del Pontificado del Papa Juan Pablo II, el número de católicos africanos era aproximadamente de 55.000.000. En 1994, año en el que se celebró la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, su número era de 102.878.000 fieles, es decir, el 14,6 % de la población africana.
También en relación a las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, notamos, en el mismo periodo, un crecimiento notable. En todos los sectores se registra, gracias a Dios, un consistente aumento. Atañe, sobre todo, a los operadores pastorales: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, laicos comprometidos, entre los que los catequistas ocupan un puesto relevante. Puede ser interesante comparar los datos estadísticos de 1994 con los datos disponibles del año 2007.
1994 9 2007 10 + %
Circunscripciones eclesiásticas 444 516 + 16,21
Obispos 513 657 + 28,07
Sacerdotes 23.263 34.658 + 49,09
diocesanos 12.937 23.154 + 78.97
regulares 10.326 11.504 + 11.40
Diáconos permanentes 326 403 + 23,61
Religiosos no sacerdotes 6.448 7.921 + 22,84
Consagradas 46.664 61.886 + 32,62
Miembros de institutos seculares 390 578 + 48,20
Misioneros laicos 1.847 3.590 + 94,36
Catequistas 299.994 399.932 + 33,31
Seminaristas 17.125 24.729 + 44,40
Es un deber recordar también a los agentes pastorales que han sellado con el sacrificio de su vida su servicio eclesial. Entre 1994 y 2008 murieron en África nada más y nada menos que 521 operadores pastorales. Esta cifra incluye también a las 248 víctimas de la tragedia en Ruanda en 1994 y, además, 40 seminaristas menores asesinados en 1997 en Burundi. Se trata de personal no solamente africano, sino también de misioneros provenientes de otros países. Por ejemplo, en el año 2006 fueron asesinados 11 operadores pastorales: 5 sacerdotes diocesanos, 1 de ellos peruano, y 4 religiosos, de los cuales 1era portugués y 1 brasileño, 1 religiosa italiana y 1 misionera laica portuguesa; en 2007 perdieron la vida 4 operadores pastorales: 1 sacerdote diocesano, 2 religiosos y una hermana suiza; en 2008 murieron 5 operadores misioneros, 1 de ellos religioso de Inglaterra y un hermano francés.
Con los ojos de la fe, detrás de los datos estadísticos podemos reconocer una gran actividad evangelizadora del continente africano que anima a los operadores pastorales a un compromiso generoso e indiviso, hasta llegar a dar su propia vida en el martirio. Junto con la acción de gracias a Dios Todopoderoso por este don de su infinita misericordia, recemos para que esta actividad continúe, es más, se refuerce, por el bien de las Iglesias particulares en África y en todo el mundo.
Los pastores de las Iglesias particulares reconocerán entre ese número elegido de servidores del Evangelio a los que podrían ser canonizados, según las normas de la Iglesia, no sólo para aumentar el número de los santos africanos, que cuenta con no pocos mártires, sino para obtener más intercesores en el cielo, a fin de que las amadas Iglesias particulares del continente sigan, con renovado celo, su peregrinación terrestre en la alabanza a Dios y al servicio del prójimo.
Además de llevar adelante la evangelización, su misión principal, la Iglesia Católica también es muy activa en el terreno de la caridad, la salud, la educación y, en general, en numerosas iniciativas de promoción humana. Como ejemplos significativos recordamos la Fundación para el Sahel, instituida el 22 de febrero de 1984, Año Santo de la Redención, por el Papa Juan Pablo II, después de su Visita Apostólica a Burkina Faso y del memorable Llamamiento de Ouagadougou del 10 de mayo de 1980 [11]. Hace ocho años, el 12 de febrero de 2001, el difunto Papa Juan Pablo II constituyó la Fundación El Buen Samaritano, creada con la finalidad de sostener a los enfermos más necesitados, en particular a los enfermos de SIDA [12].
En el continente africano, además, están:
Cáritas nacionales y Cáritas internacional. En el continente africano trabajan 53 Cáritas nacionales, 20 de las cuales tienen también una finalidad adjunta, en general relativa a la promoción de la solidaridad y al desarrollo integral del hombre y de la sociedad. Por lo tanto, las Caritas muchas veces llevan a cabo juntas la misión que en algunos países es propia de las Comisiones de Justicia y Paz. También está la Cáritas de Oriente Medio y de África del Norte. Todas las organizaciones nacionales están coordinadas por Cáritas África, que tiene su sede en Kampala, Uganda.Comisiones Justicia y Paz. Además del Secretariado Justice and Peace del SECAM, existen 8 Comisiones regionales y 34 nacionales, en las respectivas Conferencias Episcopales. Además, numerosas organizaciones internacionales y nacionales católicas se prodigan para ayudar a la población africana [13]. Existen también 12 Institutos y Centros de promoción de la Doctrina social de la Iglesia [14].
Pastoral de la salud. La Iglesia Católica está muy presente en el campo de la pastoral sanitaria. Según los últimos datos recogidos en el año 2007 [15], en todo el continente africano existen 16.178 centros sanitarios, de los cuales 1.074 son hospitales, 5.373 ambulatorios, 186 leproserías, 753 casas para ancianos e inválidos, 979 orfanatos, 1997 guarderías infantiles, 1.590 consultorios matrimoniales, 2.947 centros de reeducación social y 1.279 centros sanitarios diversos. Obviamente, estos datos son el resultado del testimonio, loable y significativo, de muchos cristianos, sobre todo, de personas de vida consagrada y laicos católicos, comprometidos en las estructuras sanitarias mencionadas. Por lo que se refiere al tipo de enfermedades, las estadísticas señalan entre las emergencias sanitarias más alarmantes la derivada del VIH/SIDA. Es motivo de gratitud observar que, según los datos del UnAids, el 26 % de las estructuras sanitarias en el mundo que se ocupan del fenómeno del SIDA están gestionadas por organizaciones católicas [16]. La Iglesia Católica está en primera línea en la lucha contra la difusión de la enfermedad. También es bastante activa en el cuidado de los enfermos de SIDA, como muestra por ejemplo el método DREAM, promovido con éxito por la Comunidad de San Egidio.
De todos modos, no hay que olvidar que los datos estadísticos muestran que la malaria es la causa mayor de decesos en el continente africano. Las personas cualificadas de toda la comunidad internacional deberían dedicarles más energías y medios tanto a prevenir su difusión como a encontrar un remedio eficaz contra esa temible y tan extendida enfermedad, que provoca cada año en el mundo la muerte de cerca de 1.000.000 de personas, de las cuales el 85 % son niños de menos de cinco años.
Colegios católicos. La Iglesia Católica, como mater et magistra, junto con el anuncio del Evangelio, promueve desde siempre la educación integral de las personas por medio de sus colegios. Esta importante obra continua también en nuestros días. En efecto, en el continente africano hay 12.496 parvularios con 1.266.444 inscritos; 33.263 colegios de enseñanza primaria con 14.061.806 alumnos; 9.838 colegios de enseñanza superior con 3.738.238 alumnos. En los Institutos Superiores estudian 54.362 estudiantes; en las universidades 11.011 estudiantes cursan los estudios eclesiásticos y 76.432 otras disciplinas.
III. Convocación de la Segunda Asamblea Especial para África
La idea de convocar la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos fue madurando a lo largo de los años. Esa posibilidad se tomó en consideración, en los últimos años del Pontificado del Papa Juan Pablo II, cuando el difunto Card. Jan Pieter Schotte era Secretario General de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Esta idea se discutió varias veces concretamente en las reuniones del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
Por lo tanto, incluso después de mi nombramiento a Secretario General en 2004, el tema ha seguido siendo actual. En concreto, el propio Juan Pablo II habló públicamente de ello el 15 de junio de 2004, con ocasión de la Audiencia concedida al Consejo Especial para África de la Secretaría General formulando la siguiente pregunta: “¿No ha llegado el momento, como solicitan numerosos pastores de África, de profundizar en esta experiencia sinodal africana? El crecimiento excepcional de la Iglesia en África, el rápido relevo de los pastores y los nuevos desafíos que debe afrontar el continente exigen respuestas que sólo podría ofrecer la prosecución del esfuerzo requerido por la aplicación de la Ecclesia in Africa, dando así renovado vigor y reforzada esperanza a este continente en dificultad” [17].Por su parte, los miembros del Consejo Especial para África le agradecieron al Santo Padre su celo apostólico hacia sus Iglesias particulares y se comprometieron, con renovado fervor, a preparar bien la Asamblea sinodal. Durante la reunión del Consejo Especial para África en los días 15 y 16 de junio de 2004, se decidió someter a la benévola decisión del Papa Juan Pablo II la propuesta de convocar oficialmente la Segunda Asamblea Especial para África. Los miembros del Consejo le encargaron al Secretario General que propusiera al Santo Padre anunciar esta decisión en el X aniversario de la celebración de la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. En concreto, se sugirió que se anunciara el 13 de noviembre de 2004, en el día del 1650 aniversario del nacimiento de San Agustín, gran africano y gloria de la Iglesia universal. La ocasión era propicia, pues en esa fecha tuvo lugar en Roma un Simposio organizado por el SECAM (Symposium of Episcopal Conferences of Africa and Madagascar) y por el CCEE (Consilium Conferentiarum Episcoporum Europae) para recordar el X aniversario del Sínodo para África. A juicio de los miembros del Consejo Especial para África, era necesario contar con el tiempo suficiente para preparar la celebración de la Asamblea sinodal, que debía celebrarse en el mes de octubre del año 2009, año del XV aniversario de la celebración de la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. El tema se referiría a la Iglesia en África entendida como Familia de Dios llamada a anunciar el Evangelio de Jesucristo para la salvación y la reconciliación, la justicia y la paz.
El Siervo de Dios Juan Pablo II aceptó con gusto esta propuesta. Con ocasión de la Audiencia Pontificia a los participantes en el Simposio de los Obispos de África y Europa reunidos en Roma anunció: “Acogiendo la sugerencia del Consejo postsinodal, intérprete de los deseos de los pastores africanos, aprovecho la ocasión para anunciar mi intención de convocar una Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos” [18]. Al mismo tiempo, encomendó ese proyecto a las oraciones de los fieles, e invitó “cordialmente a todos a implorar del Señor el don precioso de la comunión y de la paz para la amada tierra de África” [19].
El difunto Pontífice expresó en otra ocasión su apoyo a la idea de una Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. En la carta que dirigió al Excmo. Secretario General, con ocasión de la XIII reunión del Consejo Especial para África del 24 y 25 de febrero de 2005, el Papa Juan Pablo II, manifestó, además, su visión de la Segunda Asamblea sinodal.“Constatando el dinamismo surgido de la primera experiencia sinodal africana, debe tratar de profundizarla y prolongarla, apoyándose en la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Africa, y teniendo en cuenta las nuevas circunstancias eclesiales y sociales del continente. Tendrá por tarea sostener a las Iglesias locales y a sus pastores, y ayudarles en sus proyectos pastorales, preparando así el futuro de la Iglesia en el continente africano, que vive situaciones difíciles, tanto en los ámbitos político, económico y social, como en lo que concierne a la paz” [20]. A continuación, el Papa Juan Pablo II enumeró algunas de esas dificultades: conflictos armados, la pobreza persistente, las enfermedades y sus devastadoras consecuencias, empezando por el drama del SIDA, la corrupción y la difundida sensación de inseguridad en varias regiones. Los fieles, junto con todos los hombres de buena voluntad deben trabajar para construir una sociedad próspera y estable, asegurando un futuro digno para sus nuevas generaciones. La Iglesia Católica, que en las últimas décadas ha conocido un gran crecimiento, da gracias a Dios por ello. Al mismo tiempo, el Romano Pontífice precisaba: “Para que prosiga este crecimiento, exhorto a los obispos a promover la profundización espiritual de lo que ya se ha realizado, así como la maduración humana y cristiana del clero y de los laicos” [21]. Al final, además de encomendar la preparación del evento eclesial a la intercesión maternal de nuestra Señora de África, el Papa Juan Pablo II deseaba que ojalá “la futura Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos favorezca también un fortalecimiento de la fe en Cristo Salvador y una auténtica reconciliación” [22].
La Divina Providencia quiso que el Papa Juan Pablo II pasara a mejor vida el 2 de abril de 2005. En el cónclave que tuvo lugar el mismo mes, los Em.mos. cardenales eligieron como Obispo de Roma al Santo Padre Benedicto XVI el 19 de abril de 2005. Dos meses después de su elección al solio Pontificio, Su Santidad Benedicto XVI también se pronunció a propósito de la convocación de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Después de un estudio detallado sobre la materia, el Santo Padre confirmó nuevamente la decisión de su predecesor. Al saludar a los Miembros del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, el Sumo Pontífice dijo: “Confirmando cuanto había decidido mi venerado Predecesor el 13 de noviembre del año pasado, deseo anunciar mi intención de convocar la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Albergo gran confianza en que dicha reunión dé un nuevo impulso en el continente africano a la evangelización, a la consolidación y al crecimiento de la Iglesia, así como a la promoción de la reconciliación y la paz”(23).
La convocación oficial de la Asamblea sinodal tuvo lugar el 28 de junio de 2007, víspera de la fiesta de los Santos Pedro y Pablo. En esa ocasión se indicó el tema y la fecha de la celebración: “el Santo Padre ha convocado la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos sobre el tema “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz” “Vosotros sois la sal de la tierra... sois la luz del mundo (Mt 5, 13.14), que tendrá lugar en Roma del 4 al 25 de octubre del año 2009 (24).
Después de la decisión del Santo Padre, los miembros del Consejo Especial comenzaron con prontitud el trabajo de preparación a la Asamblea sinodal.
IV. Preparación de la Segunda Asamblea Especial para África
Una vez madurada la idea de una Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, los miembros del Consejo Especial han tenido la tarea de preparar de la mejor manera posible la celebración de dicho evento eclesial.
En primer lugar, se debían redactar los Lineamenta, documento preparatorio de la Asamblea sinodal. A dicha preparación se dedicaron varias reuniones del Consejo Especial para África de la Secretaría General.
En las reuniones que se tuvieron los días 25 y 26 de febrero de 2005, los Miembros del Consejo Especial para África han acordado el esquema de los Lineamenta con indicaciones precisas sobre su contenido. En la reunión sucesiva del 21 y 22 de junio de 2005, el borrador del Documento fue objeto de un estudio profundo. Mientras tanto, el 13 de enero de 2006, el Santo Padre Benedicto XVI había formulado el tema de la Asamblea sinodal. Por lo tanto, los Miembros del Consejo Especial pudieron reflexionar con más precisión sobre el proyecto del Documento, aportando diversas modificaciones que han sido integradas posteriormente en el texto. Éste ha sido enviado por correo electrónico a los Miembros del Consejo Especial para África, para su última aprobación, rogándoles que hicieran llegar eventuales observaciones antes del 24 de abril de 2006. Dos Miembros del Consejo, representantes de los grupos francés e inglés respectivamente, junto a la Secretaría General examinaron e integraron las observaciones recibidas los días 27 y 28 de abril de 2006. El documento, por consiguiente pudo ser traducido en 4 idiomas: francés, italiano, inglés y portugués, a los cuales se agregó también la versión en árabe.
Los Lineamenta fueron publicados el 27 de junio de 2006. El texto fue presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el Emmo. Card. Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y por el Emmo. Mons. Nikola Eterović, Secretario General del Sínodo de los Obispos. El Documento fue difundido ampliamente, además por medio del sitio web vaticano en las páginas de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.Las Conferencias Episcopales, las Iglesias Orientales Católicas sui iuris y otros organismos interesados, han tenido el tiempo hasta finales del mes de octubre de 2008 para hacer llegar a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos las respuestas al Cuestionario de los Lineamenta. Dichas respuestas han servido para redactar el Instrumentum Laboris, documento de trabajo de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos.
El Instrumentum Laboris
El porcentaje de las respuestas a los Lineamenta se divide en varias categorías de instituciones con las cuales la Secretaría General del Sínodo de los Obispos mantiene relaciones oficiales.
Instituciones Respuestas %
Conferencias Episcopales 36 25 30 83,33
Reuniones Internacionales de Conf. Ep 6 26 1 16,66
Iglesias Orientales Católicas sui iuris 2 27 1 50
Asamblea Jerarquía Católica de Egipto 1 0
Dicasterios de la Curia Romana 25 28 14 56
Unión de Superiores Generales 1 1 100
La Secretaría General del Sínodo de los Obispos también ha recibido contribuciones por parte de algunas Universidades Católicas y de Instituciones de Enseñanza Superior, así como por parte de diferentes personas, también laicas, sensibles al presente y al futuro de la Iglesia Católica en África.Las respuestas que llegaron, fueron examinadas por el Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos en la reunión del 27 y 28 de octubre de 2008. Los Miembros del Consejo acordaron el esquema del Documento, aportando indicaciones precisas sobre el contenido, obviamente, respetando las contribuciones de los Episcopados de cada uno de los Países. La Secretaría General, con la ayuda de algunos expertos, redactó el borrador del Documento que fue discutido en la XVIII reunión del Consejo Especial para África, realizada el 23 y el 24 de enero de 2009. Después de aportar diferentes modificaciones, con el objetivo de perfeccionar el texto, el Documento fue aceptado con unánime consenso.
Al final, el Instrumentum Laboris ha sido traducido en cuatro idiomas: francés, italiano, inglés y portugués. El 19 de marzo de 2009, el Santo Padre Benedicto XVI tuvo la bondad de entregarlo personalmente en Yaoundé, Camerún, a los Jefes de los sínodos de los Obispos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris y a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de África, por lo cual todavía le renovamos nuestro más sentido agradecimiento. Posteriormente, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha promovido una amplia divulgación del Documento que será profundizado en el curso de la presente Asamblea sinodal.
Designación de los Miembros de la Presidencia de la Asamblea sinodal
El 14 de febrero de 2009, el Sumo Pontífice Benedicto XVI nombró tres Presidentes Delegados de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos: sus Eminencias Reverendísimas los Señores Cardenales: Francis Arinze, Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; Théodore-Adrien Sarr, Arzobispo de Dakar, Senegal y Fox Wilfrid Napier, O.F.M., Arzobispo de Durban, Sudáfrica. Al mismo tiempo, Su Santidad nombró al Relator General, Su Eminencia Reverendísima el Señor Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Arzobispo de Cape Coast, Ghana y dos Secretarios Especiales, Su Excelencia Reverendísima Monseñor António Damião Franklin, Arzobispo de Luanda, Angola, y Su Excelencia Reverendísima Mons. Edmond Djitangar, Obispo de Sarh, Chad [29].
Agradecimiento a los Miembros del Consejo Especial para África
De los tres Cardenales Presidentes Delegados, nombrados por el Sumo Pontífice Benedicto XVI, dos han sido Miembros del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Estoy seguro de compartir la opinión de los Padres sinodales aquí presentes al dirigir un cordial agradecimiento a todos los Miembros del Consejo Especial para África por su precioso servicio eclesiástico. De los 12 Miembros electos el 7 de mayo de 1994, al final de la Primera Asamblea Especial para África, han perseverado hasta el final nada menos que 9. Durante este tiempo, el Emmo. Card. Hyacinthe Thiandoum, Arzobispo emérito de Dakar, Senegal, falleció en el 2003; lo encomendamos de buen grado a la infinita misericordia de Dios. Uno se ha retirado en el año 2006 por haber alcanzado el límite de edad, Su Eminencia el Card. Armand Gaétan Razafindratandra, Arzobispo emérito de Antananarivo, Madagascar, y otro en el 2007 por motivos de salud, Su Excelencia Mons. Paul Verdzekov, Arzobispo emérito de Bamenda, Camerún. Han sido sustituidos, respectivamente, por Su Excelencia Mons. Anselme Titianma Sanon, Arzobispo de Bobo-Dioulasso, Burkina Faso, por Su Excelencia Mons. Odon Maria Arsène Razanakolona, Arzobispo de Antananarivo, y por Cornelius Fontem Esua, Arzobispo de Bamenda, Camerún.Con el inicio de los trabajos de la presente Asamblea cesan su mandato, ejercitado durante 15 años, los Miembros del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Durante dicho período han participado nada menos que en 19 reuniones. El servicio precioso del Consejo Especial a la Iglesia que peregrina en África se puede dividir en tres fases. En la primera, después de la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, el Consejo tenía la exigente tarea de colaborar en un proyecto para elaborar la Exhortación Apostólica Postsinodal, como servicio al Santo Padre en vista de la redacción de la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in Africa firmada por el Papa Juan Pablo II en Yaoundé, el 14 de septiembre de 1995, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Posteriormente, el Consejo Especial ha estimulado la aplicación de tal importante Documento. La tercera fase coincidió con la preparación de la presente Asamblea sinodal.
V. Observaciones de índole metodológica
En la audiencia que me concedió el 23 de Junio de 2007, el Santo Padre Benedicto XVI aprobó los criterios acerca de la participación en la Asamblea Sinodal, concordados en el seno del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, reunidos los días 15 y 16 de febrero de 2007. Después de la aprobación del Sumo Pontífice, tales criterios fueron comunicados al Presidente de las Conferencias Episcopales y a los Jefes de los Sínodos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris.
Según la decisión del Santo Padre Benedicto XVI, en la Asamblea Sinodal participan ex officio todos los Cardenales africanos, sin límite de edad, así como los Presidentes de las 36 Conferencias Episcopales y los jefes de dos Iglesias Orientales Católicas sui iuris (Copta y Etíope). Para asegurar una adecuada representación del episcopado, por cada 5 Obispos o fracción, se preveía la elección de un Obispo representante. Se deseaba, además, tener al menos un representante de cada país africano. En conformidad con las normas del Ordo Synodi Episcoporum, el Santo Padre completó el número de Padres Sinodales. Nombró, en particular, a los representantes de los episcopados de los Continentes o de países con un considerable número de católicos de origen africano. Están también presentes Obispos representantes de países que ofrecen una notable ayuda a la Iglesia Católica en África, sea personal, como los misioneros y misioneras, sea financiera. Además, como gesto de reconocimiento del trabajo bien hecho, Su Santidad cuenta entre los Padres Sinodales con aquellos miembros del Consejo Especial para África que por varios motivos no han sido elegidos por sus hermanos. El Santo Padre Benedicto XVI aceptó pues la propuesta del Consejo Especial de invitar un significativo número de auditores, hombres y mujeres, comprometidos en la evangelización y la promoción humana en África. De este modo, se espera tener una visión lo bastante amplia sobre la vida eclesial y social del continente, también a partir del punto de vista de los laicos. Obviamente, también la tarea de los expertos es importante, sobre todo la de asistir a los dos Secretarios Generales en el curso de los trabajos sinodales.
A este punto, puede resultar útil señalar algunos procedimientos metodológicos cuya puesta en práctica debería facilitar el trabajo de esta Asamblea Sinodal y reforzar aún más las relaciones de comunión eclesiástica entre los Padres sinodales.
Al comienzo de la Asamblea Sinodal se recomienda encarecidamente la lectura del Vademecum, que cada participante ha recibido. En él se indica detalladamente el modo de proceder, en el respeto de las normas de la Carta Apostólica “Apostolica sollicitudo” del Ordo Synodi Episcoporum, y según la praxis ya experimentada en los Sínodos precedentes.
Como resulta en el calendario de trabajo, insertado en latín al final del Vademecum, están previstas 20 Congregaciones Generales y 9 sesiones de los Círculos Menores.
Para facilitar una mayor participación de todos, cada padre sinodal podrá intervenir en la sala durante 5 minutos.
Además, al final de las Congregaciones Generales de la tarde, de 18 a 19, habrá una hora de discusión libre. El primer día, la discusión se prolongará a fin de dar el tiempo necesario para reflexionar sobre la aplicación del Ecclesia in Africa. Después de una presentación orgánica, a cargo del Padre Sinodal Excmo. Mons. Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, se abrirá el diálogo, que debería permitir revivir el entusiasmo con que fue celebrada la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Además, tal ocasión permitirá señalar los resultados positivos de la misma, así como aquellos aspectos que no han sido suficientemente puestos en práctica o que deberían ser aplicados más a fondo. Esta discusión servirá para introducir los trabajos en una continuidad ideal con la Asamblea Sinodal celebrada hace 15 años.
Es muy importante subrayar que la libre discusión deberá circunscribirse al tema del Sínodo: “La Iglesia en África al servicio de la Reconciliación, de la Justicia y de la Paz. Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo (Mt 5,13.14)”. Se trata de un argumento muy importante y rico en contenido, en el que hay que profundizar en varios aspectos eclesiásticos e intentar traducirlos en iniciativas de actividad pastoral. A los Presidentes Delegados se les ruega, por tanto, que pongan atención, de modo que la discusión no se salga del tema establecido.
De modo parecido, los Padres Sinodales deberían seguir en sus intervenciones, en la medida de lo posible, la estructura del Instrumentum Laboris, para hacer más ordenada la discusión. Se les ruega cordialmente que indiquen en sus intervenciones el número o, por lo menos, la parte del Instrumentum Laboris a que se refieren. La Secretaría General procurará tenerlo en cuenta al componer la lista de los oradores. Así, deberán hablar en primer término aquéllos que tratarán el primer capítulo del Instrumentum Laboris, después el segundo, el tercero y, por fin, el cuarto. Obviamente, los Padres pueden inscribirse indicando sobre qué parte del documento piensan hablar.
Los resúmenes de los textos presentados, a cargo de cada Padre Sinodal, normalmente se publican. Si alguno no quisiera que su intervención fuese difundida, se ruega lo señale a la Secretaría General. Como es sabido, es posible también entregar en la Secretaría General los textos in scriptis que serán tenidos debidamente en cuenta por la Presidencia de la Cumbre Sinodal.
Los idiomas utilizados para las discusiones son cuatro: francés, italiano, inglés y portugués. En estos idiomas está asegurada la traducción simultanea.
En las mencionadas lenguas será posible también hacer las Propuestas. Se ruega que cada Propuesta sea concisa y breve, y que trate un solo argumento. No sería demasiado útil repetir la ya conocida doctrina de la Iglesia. Los Padres Sinodales deberán, más bien, proponer consejos encaminados a favorecer la renovación de la vida eclesiástica y una praxis pastoral de la Iglesia para impulsar la evangelización y la promoción humana, sobre todo en lo que se refiere a la Reconciliación, la Justicia y la Paz.
El uso de los medios electrónicos se está volviendo cada vez más común. También en la Asamblea Sinodal se procurará hacer un uso apropiado de ellos para facilitar el diálogo y profundizar en la comunión episcopal. Habrá, entre otras cosas, varias elecciones y votaciones con el aparato que tendréis a vuestra disposición. Agradecemos por adelantado a los técnicos por el buen funcionamiento del sistema y por su asistencia. Entre tanto, los Padres deberán ayudarse mutuamente, sobre todo al inicio de cada sesión, indicando al vecino, en su caso, cómo utilizar estos medios.
Para favorecer una mayor participación de los Padres Sinodales, se recomienda que un padre sinodal llamado a desempeñar un cargo, no asuma ningún otro dentro del Sínodo.
Según la praxis ya probada, también en esta Asamblea Sinodal toman parte en gran número algunos Delegados Fraternos, representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiásticas. De manera particular, tengo el placer de anunciar la participación del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo Etíope, Su Santidad Abuna Paulos. Éste ha acogido de buena gana la invitación del Sumo Pontífice Benedicto XVI y, si Dios quiere, estará con nosotros el martes 6 de octubre por la mañana. Damos gracias al Señor por la cualificada participación en el Sínodo del representante de la mencionada Iglesia Cristiana presente en África ininterrumpidamente desde los tiempos de los Apóstoles.
Esperamos igualmente, en el curso de los trabajos sinodales, a dos invitados especiales. Se trata del Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, que debería informar a los Padres Sinodales acerca de los esfuerzos de la FAO para garantizar la seguridad alimentaria en África. Y el Sr. Rudolf Adada, jefe de la Joint United Nations/African Union Peacekeeping Mission en Darfur, enviado a referir los esfuerzos de paz en la región de Darfur, que interesa a varios países africanos.
VI. Conclusión
“¡Dejáos reconciliar!” (2Co 5,20). La apremiante invitación del Santo Padre Benedicto XVI a los cristianos de África, repite la exhortación de S. Pablo a los cristianos de Corinto. Iluminado por el Espíritu Santo, don del Señor Resucitado, El Apóstol de los Gentes había experimentado personalmente la importancia de la Reconciliación por la fe cristiana: “Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la Reconciliación” (2Co 5,18). La Reconciliación solicita el perdón recibido del Padre y dado a los hermanos, según las enseñanzas del Señor Jesús: “ perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe” (Lc 11,4; cfr Mt 6,11). La Iglesia anuncia esta Buena Nueva de la reconciliación y propone realizarla a través de los sacramentos, en particular, el de la penitencia. Se trata de la “Reconciliación Fundamental, de la cual parte todo gesto de reconciliación, incluso a nivel social” [30]. En esta reciprocidad hay que respetar la justicia, que incluye también la pena por eventuales crímenes cometidos. Sin embargo, la palabra del Maestro nos dice: “Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificios. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mt 9,13). La Misericordia cristiana no anula, sino que supera la justicia humana.
La enseñanza sobre la Reconciliación, fuente de paz y de justicia, se convierte, por lo tanto, en el centro de la reflexión de la Asamblea Especial para África. Presupone el Anuncio de la Buena Nueva y su asimilación. Al mismo tiempo, frente a tantos ejemplos de conflictos, violencia y también de odio, parece urgente emprender una nueva evangelización, allí donde la Palabra de Cristo ha sido ya anunciada. La situación varía de un país a otro, desde Egipto a Etiopía o Eritrea, donde se ha mantenido la continuidad del cristianismo desde los tiempos de los Apóstoles, hasta el África subsahariana, donde algunas Iglesias particulares han celebrado los 500 años de su fundación, mientras otras han recordado solemnemente el primer siglo de su evangelización. Si se va desde la costa hacia el interior del Continente, hay países cuyos primeros misioneros han llegado hace sólo 50 años. De cualquier modo, todos los Cristianos son llamados a reconciliarse con Dios y con el prójimo. En esta urgente y permanente tarea deben ser guiados por los Pastores, Obispos, sacerdotes, religiosos y diáconos, así como por las personas de vida consagrada. La disponibilidad a la reconciliación es el barómetro de la profundidad de la evangelización de una persona, de una familia, de una comunidad, de una Nación, así como de las Iglesias particulares y de la Universal. Sólo de un corazón reconciliado con Dios pueden surgir iniciativas de caridad y justicia para con el prójimo y la entera sociedad.
“Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5,13.14). Estas palabras que suscitan el empeño, que son al mismo tiempo una constatación de la dignidad cristiana y una invitación a vivirla cada vez mejor, están dirigidas a todos los cristianos, hoy en particular a los de la Iglesia Católica de África. Ellos saben, en la Gracia del Espíritu Santo, que la respuesta afirmativa presupone la conversión y la firme voluntad de seguir a Jesucristo. La Iglesia Católica de África debe iluminar aún más la compleja realidad del Continente con la luz del Señor Jesús, convirtiéndose cada vez más en la sal de la tierra africana, introduciendo el gusto divino en la realidad de cada día.
La Iglesia en África es muy dinámica, como muestran, por otra parte los datos estadísticos. Mientras damos gracias a Dios, con el corazón rebosante de reconocimiento, rogamos al Omnipotente Padre, Hijo y Espíritu Santo que este crecimiento cuantitativo sea cada vez más también cualitativo. De este modo, los cristianos, guiados por sus Pastores, podrán acercarse al ideal al que el Señor Jesús llama a cada uno de sus discípulos, es decir, a convertirse en sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5,13.14).
Sólo en unión con Él, que da sentido a todo lo que existe y, sobre todo, a la existencia humana, los cristianos pueden desarrollar la vocación de ser sal de la tierra, de ofrecer el sabor divino, eterno, a los bienes terrenales, a las cosas materiales de las que deben servirse para llevar adelante su vida humana en modo cristiano. Sólo revistiéndose de Jesucristo, luz del mundo, los cristianos pueden reflejar tal luz en las tinieblas del mundo actual, llevando a tantos hombres de buena voluntad en busca de la luz verdadera, hacia su fuente inagotable: el Señor Jesús, muerto y resucitado, aquél que es “el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin” (Ap 22,13).Confiamos la realización de este propósito a la intercesión de todos los santos africanos, y en modo particular a la Beata Virgen María, haciendo nuestro el deseo del Santo Padre Benedicto XVI para que la Iglesia Católica en África “siga creciendo en santidad, en su servicio a la reconciliación, la justicia y la paz [...] para que los trabajos de la Segunda Asamblea Especial del Sínodo de Obispos alienten sobre el fuego de los dones que el Espíritu ha derramado sobre la Iglesia en África [...] Que Dios bendiga a África !” [31].
Gracias por la paciente escucha. La Gracia del Espíritu Santo nos acompañe en nuestro trabajo sinodal.[1] Benedicto XVI, Discurso del Consejo Especial para África (Yaoundé, 19 marzo 2009): L’Osservatore Romano, 20-21 marzo 2009, p. 14.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Benedicto XVI, El discurso del Papa a su llegada a la capital del Camerún, (Yaoundé 17 marzo 2009): L’Osservatore Romano, 19 marzo 2009, p. 5.
[6] Ibidem.
[7] Ibidem.
[8] Ibidem.
[9] Cfr Secretaría Status Rationarium Generale Ecclesiæ, Annuarium statisticum Ecclesiæ 1994, Ciudad del Vaticano 1995.
[10] Cfr Secretaría Status Rationarium Generale Ecclesiæ, Annuarium statisticum Ecclesiæ 2007, Ciudad del Vaticano 2009.
[11] Durante 25 años, la Fundación ha distribuido al rededor de 40.000.000 Dóllares USA en 9 Países: Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Gambia, Guinea Bissau, Niger, Mali, Mauritania y Senegal, financiando los proyectos de acceso al agua y recuperación de terrenos cultivables, así como de formación e instrucción.
[12] La Fundación, encomendada al Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
[13] Hay que mencionar, en orden alfabético, los siguientes: AVSI (Associazione Volontari per il Servizio Internazionale); Caritas Internationalis; Catholic Relief Services (CRS); Community of S. Egidio; Konrad Adenauer Stiftung; International Commission for Catholic Prison Pastoral Care (ICCPPC); Misereor; Pax Christi International; COSMAM (Confédération des Conférences des Supérieur[e]s Majeur[e]s d’Afrique et de Madagascar); Rencontre et développement (CCSA); Associazione nolite timere Onlus, Adozioni a distanza.
[14] African Forum Catholic Social Teaching, Harare, Zimbabwe; Institut des Artisans de Justice et de Paix (IAJP), Cotonou, Bénin; Centre Ubuntu, Bujumbura, Burundi; Mediation Sociale et Justice et Paix, Yaoundé, Cameroun; Centre d’Etudes pour l’Action Sociale (CEPAS), Kinshasa, Congo; Centre Carrefour, Port-Matthurin, Via Mauritius; Center for Social Justice and Etics/Catholic University of Eastern Africa (CUEA), Nairobi Kenya; Institute of Social Ministry in Mission Tangaza College/Catholic University of Eastern Africa (CUEA); Justice and Peace Desk Conference of Major Superiors, Lesotho; Catholic Institute for Development Justice and Peace (CIDJAP), Enugu, Nigeria; Christian Professionals of Tanzania (CPT), Dar es Salaam, Tanzania.
[15] Cfr Secretaría Status Rationarium Generale Ecclesiæ, Annuarium statisticum Ecclesiæ 2007, Ciudad del Vaticano 2009, p. 357.
[16] Cfr Riccardo Cascioli, Aids, Africa e bugie, (Sida, África y mentiras)Avvenire, 28 marzo 2009, p. 3.
[17] Juan Pablo II, El discurso del Santo Padre en la Reunión del Consejo post-sinodal del la Asamblea Especial para África de la Secretaría general del Sínodo de los Obispos (15 Junio 2004): L’Osservatore Romano, 17 Junio 2004, p. 7.
[18] Juan Pablo II, Discurso a los participantes del Simposio de los Obispos de África y Europa promovido por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (13 noviembre 2004): AAS XCVI, 2004, p. 955.
[19] Ibidem.
[20] Juan Pablo II, Carta al Secretario General del Sínodo de los Obispos con ocasión de la 13a reunión del Consejo Especial para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos (23 febrero 2005): http://www.vatican.va/holy_ father/john_paul_ii/letters/2005/documents/hf_jp-ii_let_20050223_eterovic-synod_en.html
[21] Ibidem.
[22] Ibidem.
[23] Benedicto XVI, La Audiencia general del 22 de Junio de 2005: L’Osservatore Romano 23 Junio 2005, p. 1.
[24] El anuncio fue publicado el 29 de junio de 2007 en la edición de L’Osservatore Romano del viernes 29 de Junio de 2007, p. 1.
[25] No han respondido las Conferencias Episcopales de Gambia y Sierra Leona, de Guinea Ecuatorial, de Lesotho, de Malawi y del Océano Índico (C.E.D.O.I.).
[26] Ha respondido solamente la AMECEA (The Association of Member Episcopal Conferences in Eastern Africa).
[27] No ha llegado la respuesta de la Iglesia Metropolitana sui iuris Etíope.
[28] No han respondido 2 Congregaciones: Cause dei Santi e Istituti di Vita Consacrata y Società di Vita Apostolica Consacrata; 2 tribunales: Penitenzieria Apostolica y Supremo Tribunale della Segnatura Apostolica; 5 Consejos Pontificios: para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Para los Textos Legislativos, para el Diálogo Interreligioso, para la Cultura, para las Comunicaciones Sociales; y la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Iglesia.
[29] Cfr L’Osservatore Romano, 15 Febrero 2009, p. 1.
[30] Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Postsinodal Reconciliatio et Paenitentia, 4: AAA LXXVII, 1985, p. 194.
[31] Benedicto XVI, El discurso del Papa a su llegada a la capital del Camerún (17 marzo 2009): L’Osservatore Romano, 19 marzo 2009, p. 5.