El Papa en Santa Marta
¿Qué es la Iglesia? A esta pregunta
responden las dos lecturas de la liturgia de la palabra de hoy, que son
un anuncio, y también catequesis sobre la Iglesia. Pablo (Ef 2,19-22)
nos hace saber que somos conciudadanos de los santos —la Iglesia nos de
esa ciudadanía— y que todos estamos en una construcción bien ordenada
para ser templo santo del Señor: edificados juntos sobre el fundamento
de los apóstoles, de los profetas. Y en esta fiesta de los Apóstoles
Simón y Judas, el Evangelio (Lc 6,12-19) nos cuenta que Jesús, después
de haber rezado larga e intensamente, elige a los discípulos para
edificar la Iglesia. Y San Pablo dice que la piedra angular de esa
Iglesia es el mismo Jesús.
Sin Jesús no hay Iglesia, pero el pasaje del Evangelio de San Lucas añade un detalle que nos debe hacer pensar: Jesús subió al monte a orar y pasó toda la noche rezando a Dios. Y
luego viene todo lo demás: la gente, la elección de los discípulos, las
curaciones, la expulsión de los demonios... La piedra angular es
Cristo, sí: pero Cristo que reza. ¡Jesús reza! Rezó y sigue rezando por
la Iglesia. La piedra angular de la Iglesia es el Señor delante del
Padre, que intercede por nosotros, que reza por nosotros. Nosotros le
rezamos a Él, pero el fundamento es Él, que reza por nosotros.
Jesús siempre rezó por los suyos,
también en la Última Cena. Jesús, antes de hacer cualquier milagro,
reza. Pensemos en la resurrección de Lázaro: reza al Padre. En el Monte
de los Olivos Jesús reza; en la Cruz, acaba rezando: su vida acabó en
oración. Y esa es nuestra seguridad, ese es nuestro fundamento, esa es
nuestra piedra angular: ¡Jesús que reza por nosotros! ¡Jesús que reza
por mí! Y cada uno de nosotros puede decir esto: reza por mí; está delante del Padre y me nombra. Esa es la piedra angular de la Iglesia: ¡Jesús en oración!
Pensemos en aquel pasaje, antes de la Pasión, cuando Jesús se dirige a Pedro con esta advertencia: Pedro… Satanás ha conseguido permiso para pasarte por la criba, como el grano. Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y lo que dice a Pedro te lo dice a ti, y a ti, y a mí, y a todos: Yo he rogado por ti, yo rezo por ti, yo ahora estoy rezando por ti,
y cuando viene al altar, viene a interceder, a rezar por nosotros. Como
en la Cruz. Y eso nos da una gran seguridad. Yo pertenezco a esta
comunidad, sólida porque tiene como piedra angular a Jesús, pero a Jesús
que reza por mí, que reza por nosotros.
Hoy nos vendrá bien pensar en la
Iglesia; reflexionar sobre el misterio de la Iglesia. Somos todos como
una construcción, pero el fundamento es Jesús, es Jesús que reza por
nosotros. Es Jesús que reza por mí.