El Papa ern el Ángelus
“Queridos hermanos y hermanas, la página del Evangelio de hoy es un
fuerte llamado a confiar en Dios, no se lo olviden, confiar en Dios, que
cuida a todos los seres vivientes de la creación, provee el alimento a
los animales y se preocupa de los lirios y de la hierba del campo.
Su mirada benéfica y atenta vigila cotidianamente por nuestra vida.
Esta procede bajo las amenazas de tantas preocupaciones que nos ponen en
riesgo de perder la serenidad y el equilibrio; aunque esta angustia
frecuentemente es inútil porque no logra cambiar el curso de los
eventos.
Jesús nos exhorta con insistencia a no preocuparnos por el mañana,
recordándonos que sobretodo tenemos un Padre que nos ama, que no se
olvida jamás de ninguno de sus hijos: confiarse a él no resuelve
mágicamente los problemas, pero nos permite afrontarlos con el animo
justo, con coraje. Y soy valiente porque me confío a mi Padre que cuida
todo y me quiere mucho.
Dios no es un ser lejano y anónimo, sino nuestro refugio, el
manantial de nuestra serenidad y de nuestra paz. Es la roca de nuestra
salvación a la cual podemos aferrarnos con la seguridad de no caer;
quien se aferra a Dios no cae nunca. Es nuestra defensa del mal, que
siempre está al acecho.
Dios es para nosotros el gran amigo, el aliado, el Padre, pero no
siempre nos damos cuenta, No nos damos cuenta que tenemos un amigo, un
aliado, un padre. Preferimos apoyarnos en los bienes inmediatos y
contingentes, olvidando y a veces rechazando el bien supremo, es decir
el amor paterno de Dios.
Sentirlo Padre, en esta época de orfandad es muy importante. En este
mundo huérfano, sentirlo Padre. Nosotros nos alejamos del amor de Dios
cuando buscamos obsesivamente los bienes terrenos y las riquezas,
manifestando así un amor exagerado a estas realidades.
Jesús nos dice que esta búsqueda afanosa es ilusoria y motivo de
infelicidad y da a sus discípulos una regla de vida fundamental:
‘Busquen en cambio primero el Reino de Dios’.
Se trata de realizar el proyecto que Jesús anunció en el sermón de la
montaña, confiando en Dios que no desilusiona como tantos amigos que
nos han desilusionado. Trabajar como administradores fieles de los
bienes que Él nos ha dado, incluso los terrenales, pero sin actual
demasiado, como si todo, también nuestra salvación dependiera solo de
nosotros.
Esta actitud evangélica pide una decisión clara, que el paso de hoy
indica con precisión: ‘No se puede servir a Dios y a la riqueza’. O el
Señor o los ídolos fascinantes pero ilusorios. Esta decisión que estamos
llamados a cumplir repercute en todos nuestros actos, programas y
empeños.
Es una decisión que debemos hacer de manera neta y que es necesario
renovar continuamente, porque la tentación de reducir todo al dinero,
placer y poder, nos amenazan.
Hay tantas tentaciones. Aunque honorar a estos ídolos lleva a
resultados tangibles aunque fugaces, elegir a Dios no siempre muestra
inmediatamente sus frutos. Es una decisión que se toma en la esperanza y
que le deja a Dios la plena realización. La esperanza cristiana lleva a
cumplimiento futuro de la promesa de Dios y no se detiene delante a
ninguna dificultad, porque está fundada en la fidelidad de Dios, que
nunca deja de cumplir. Él es fiel, es un padre, un amigo y un aliado
fiel.
La Virgen María nos ayude a confiarnos al amor y a la bondad del
Padre celeste, a vivir con Él y en Él. Este es el presupuesto para
superar los tormentos y las adversidades de la vida, y también la
persecución, como demuestra el testimonio de tantos hermanos y hermanas
nuestros”.
Después de la oración del ángelus
“Queridos hermanos y hermanas, dirijo un cordial saludo a todos los
peregrinos de Roma, de Italia y de los diversos países. Saludo a los
fieles polacos de Varsovia y de otras localidades que han realizado una
peregrinación mariana. Y de España, a los de Ciudad Real y a los jóvenes
de Formentera. Saludo a los jóvenes de Cuneo, Zelarino, Mattarello y
Malcesine, Fino Mornasco y Monteolimpino; a los recién Confirmados de
Caravengo d’Adda, Almenno San Salvatore y Seravalle Scrivia; a los
fieles de Ferrara, Latina, Sora, Roseto degli Abruzzi, Creazzo y Rivalta
sul Mincio.
Saludo al grupo que ha venido por la “Jornada de las enfermedades
raras”. Gracias, gracias a ustedes por todo lo que hacen, y deseo que
los pacientes y sus familias sean adecuadamente apoyados en el no fácil
recorrido, sea médico que legislativo. A todos les deseo un buen domingo
y por favor no se olviden de rezar por mi. ‘Buon pranzo‘ y ‘Arrivederci‘”.