Rocio Lancho
El papa Francisco ha retomado este
domingo las visitas pastorales a las parroquias de Roma, que fueron
suspendidas durante el Año Jubilar. Hoy ha recibido al Santo Padre la
parroquia de Santa María en Setteville, a las afueras de la ciudad.
En la homilía de la misa, el Santo
Padre ha reflexionado sobre qué significa ser “testigos”, haciendo
referencia a la lectura del día, que presenta a Juan Bautista en el
momento en el que da testimonio de Jesús.
De este modo, el Papa ha recordado que hay
muchos cristianos que confiesan que Jesús es Dios, hay muchos
sacerdotes que confiesan que Jesús es Dios, muchos obispos…. Pero
“¿todos dan testimonio de Jesús? ¿o ser cristiano es como un modo de
vivir? ¿es como ser hincha de un equipo? ¿o como tener una filosofía?”,
ha invitado a reflexionar. El Pontífice ha subrayado que “ser
cristiano, en primer lugar, es dar testimonio de Jesús”.
Y esto es lo que han hecho los
apóstoles. “Dieron testimonio de Jesús”. En esta línea, ha observado que
los apóstoles “no habían hecho un curso para ser testigos”, “no habían
estudiado”, “no habían ido a la universidad”. Sintieron el Espíritu y
fueron fieles a su inspiración. El Papa ha asegurado que eran pecadores,
envidiosos, tenían celos entre ellos, eran traidores. Pedro, el primer
Papa, traicionó a Jesús, ha insistido Francisco.
Pero –ha añadido–son testigos porque
son “testigos de la salvación que Jesús lleva”. Todos “se han
convertido”, “se han dejado salvar”. Al respecto, el Santo Padre ha querido subrayar que “ser testigo no significa ser santo”.
Finalmente, ha explicado que los
apóstoles hubo un pecado que no tuvieron: no eran chismosos, no hablaban
mal unos de otros, no se desplumaban. Por esta razón, ha asegurado que
una comunidad, una parroquia donde hay chismorreos, “es incapaz de dar
testimonio”. ¿Queréis una
parroquia perfecta? “Nada de chismes”, ha pedido el Obispo de Roma. Lo
que destruye a una comunidad –ha precisado– son los chismorreos.
Antes de celebrar la misa, el Pontífice ha saludado al vice párroco,
don Giuseppe Berardino, de 50 años, gravemente enfermo de esclerosis
lateral amiotrófica desde hace más de dos años. Además, ha estado
durante más de media hora con los niños y jóvenes de catequesis. Entre
ellos, muchos jóvenes que ya han hecho la confirmación y un grupo de
Scouts. Algunos, de forma espontánea, han realizado algunas preguntas al
Papa. El Santo Padre también ha saludado a 45 niños, todos bautizados
durante el 2016, acompañados de sus padres. A continuación, ha tenido
lugar un encuentro con un centenar de fieles que ayudan al párroco en la
obra pastoral. El Pontífice les ha dado varios consejos, deteniéndose
especialmente en la “importancia de la misión”. Finalmente, tras saludar
a los sacerdotes y seminaristas, el Papa ha ido a la sacristía y ha
confesado a cuatro personas: una pareja joven que cuida del vice
párroco, un joven de post-confirmación y el padre de un niño enfermo.