P. Antonio Rivero, L.C.
Textos: Eclesiástico 3, 2-6.12-14; Colosenses 3, 12-21; Mateo 2, 13-15.19-23
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración,
que sólo Dios ve en los secreto;
enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable. Amén
Idea principal: Ese Niño que nace en Belén nace y tiene una familia humana, modelo para todas las familias.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, preguntémonos cómo vivía esta familia humana de Jesús. Unidos en la oración y en la obediencia a Dios: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto…vuelve a la tierra de Israel”. Unidos en el amor mutuo: “se levantó, tomó al niño y a su madre, se fue a Egipto”. Unidos en el trabajo, dolor y las pruebas: “…porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (evangelio). Todo un programa para las familias de hoy.
En segundo lugar, preguntémonos cómo viven algunas de nuestras familias
hoy. Unas, unidas en la oración, amor y dolor. Otras, no tanto,
experimentando la separación, el divorcio, viviendo como si Dios no
existiese y dejándose llevar por el silbido de las sirenas, dejando las
ventanas de la afectividad de par en par a nuevos aires de liberación, o
abriendo la puerta del corazón a piratas intrusos que lo único que
pretenden es destrozar la barca matrimonial y familiar. Familias
que viven por motivos de interés o de mera convivencia civilizada, y no
en la fe, en la oración, en la certeza de saberse amados y bendecidos
por Dios por un santo sacramento.
Finalmente, preguntémonos cómo deberían vivir nuestras familias,
siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret. Dios en el
centro. El amor como motivación y corona. El dolor como prueba para
ejercitar las virtudes teologales y mirar para arriba. Los hijos,
honrando a sus padres, no causándoles tristezas, obedeciéndoles (segunda
lectura) y cuidándoles en la vejez (primera lectura). Los padres
revestidos de respeto y amor entre ellos, y de bondad, humildad,
mansedumbre, paciencia, perdón, amor para con sus hijos; y piedad y
gratitud con Dios (segunda lectura).
Para reflexionar: Padres de familia,
¿se parecen a san José? Madres, ¿se parecen a María? Hijos, ¿se parecen
al Niño Jesús? ¿Repasan juntos el cuarto mandamiento de la ley de Dios
tan bien explicado en el Catecismo de la Iglesia católica en los números
2217-2218?
Para rezar:
Sagrada Familia de Nazaret;
enséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición de
escuchar las buenas inspiraciones y las palabras
de los verdaderos maestros.
Enséñanos la necesidadenséñanos el recogimiento,
la interioridad;
danos la disposición de
escuchar las buenas inspiraciones y las palabras
de los verdaderos maestros.
del trabajo de reparación,
del estudio,
de la vida interior personal,
de la oración,
que sólo Dios ve en los secreto;
enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor,
su belleza simple y austera,
su carácter sagrado e inviolable. Amén