Crecen los embarazos de adolescentes, fruto de una cultura que regala
anticonceptivos, es contraria a la familia y no educa a la castidad
VER
Hay alarma en el país porque han aumentado considerablemente los
embarazos de adolescentes. ¿Por qué se extrañan? Eso es lo que se ha
provocado con los libros oficiales de texto, que informan mucho sobre
los métodos anticonceptivos para evitar esos embarazos, pero muy poco
educan para la castidad. Con tanto que hablan de sexualidad desde
Primaria y Secundaria, sin una ética sexual adecuada, lo que más
provocan es curiosidad y deseos de experimentar lo que allí se expone.
Y con todas las facilidades que hoy tienen los niños, jóvenes y
adolescentes, para informarse de sexo por internet, sin educación moral,
los resultados están a la vista. Más con lo que todo mundo ve en las
novelas en televisión, en que no pueden faltar escenas eróticas de todo
color, se necesita mucha virtud para que alguien permanezca virgen hasta
el matrimonio.
Agreguen a esto todas las facilidades que se dan para abortar
legalmente… ¡Cómo quieren que no haya embarazos prematuros! Y sin una
familia estable, sin unos padres que permanezcan fieles a su matrimonio,
y si no hablan con ciencia y con madurez emocional de estos temas con
los hijos, los embarazos prematuros y fuera de matrimonio, seguirán en
aumento.
La solución no es dar más información sobre métodos anticonceptivos y
regalar más condones por parte de la Secretaría de Salud, sino que las
familias estén bien cimentadas y eduquen éticamente. Pero lo que las
ideologías modernas quieren imponer, destruye la institución familiar.
Eso no es moderno. Eso es antihumano y antisocial.
Hay preocupación por la inseguridad social, por la violencia, por el
aumento de asaltos, robos y secuestros, por el poder de los grupos
narcotraficantes, por el abuso del alcohol y de las drogas, por la
inhumanidad de los criminales, por los suicidios juveniles. Los
analistas y los que tienen presencia en los medios de comunicación sólo
afirman que es por falta de eficacia de las autoridades, por deficiente
vigilancia policiaca, por la impunidad en los tribunales, por la
inequidad social, por falta de trabajo. Esto es verdad, pero la raíz más
profunda está en el resquebrajamiento de las familias, en la facilidad
con que se disuelven los matrimonios, en la ausencia de los padres, en
la incapacidad de estos para formar a los hijos en valores humanos y
cristianos. Una familia bien constituida es la que mejor educa para
salir con la frente en alto y es el mejor antídoto contra la degradación
social. Pero como muchos creadores de opinión no han conservado la
estabilidad en su propio hogar, se defienden sólo culpando al sistema y a
la autoridad. Con buenas familias, habrá mejores políticos y honestos
líderes sociales.
PENSAR
El Papa Francisco, en su Exhortación sobre La
alegría del amor, dice: “El bien de la familia es decisivo para el
futuro del mundo y de la Iglesia” (31).
“Las tensiones inducidas por una cultura
individualista exagerada de la posesión y del disfrute generan dentro de
las familias dinámicas de intolerancia y agresividad” (33). “La
decadencia cultural no promueve el amor y la entrega. Se traslada a las
relaciones afectivas lo que sucede con los objetos y el medio ambiente:
todo es descartable, cada uno usa y tira, gasta y rompe, aprovecha y
estruja mientras sirva. Después, ¡adiós!” (39).
“La crisis de los esposos desestabiliza la familia
y, a través de las separaciones y los divorcios, puede llegar a tener
serias consecuencias para los adultos, los hijos y la sociedad. Los
fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y
nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y
problemáticas” (41).
“Necesitamos ayudar a los jóvenes a descubrir el
valor y la riqueza del matrimonio. Deben poder percibir el atractivo de
una unión plena que eleva y perfecciona la dimensión social de la
existencia, otorga a la sexualidad su mayor sentido, a la vez que
promueve el bien de los hijos y les ofrece el mejor contexto para su
maduración y educación” (205). “Es preciso recordar la importancia de
las virtudes. Entre estas, la castidad resulta condición preciosa para
el crecimiento genuino del amor interpersonal” (206).
ACTUAR
Completa y corrige en tu familia la educación sexual que tus hijos
reciben en la escuela. Cuida tu familia como el bien supremo, y no la
destruyes por los problemas que se presenten. Educa a tus hijos en el
respeto a los demás, en el servicio a la comunidad y en la fe en un Dios
que nos ama y nos enseña lo que es el verdadero amor.