Ágelus del Papa en el Swedbak de Malmo
“Al terminar esta celebración, deseo agradecer a Mons. Anders
Arborelius, Obispo de Estocolmo, sus amables palabras, así como el
esfuerzo de las Autoridades y todos los que han participado en la
preparación y desarrollo de esta visita.
Saludo cordialmente al Presidente y al Secretario General de la
Federación Luterana Mundial, y al Arzobispo de la Iglesia de Suecia.
Saludo a los miembros de las delegaciones ecuménicas y del Cuerpo
Diplomático presentes para esta ocasión; y a todos los que han deseado
unirse a nosotros en esta celebración Eucarística.
Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de venir a esta
tierra y encontrarme con ustedes, muchos de los cuales provienen de
diversas partes del mundo. Como católicos formamos parte de una gran
familia, sostenida por una misma comunión. Los animo a vivir su fe en la
oración, en los Sacramentos y en el servicio generoso ante quien tiene
necesidad y sufre.
Los aliento a ser sal y luz en medio de las circunstancias que les
toca vivir, con su modo de ser y actuar, al estilo de Jesús, y con gran
respeto y solidaridad con los hermanos y hermanas de las otras iglesias y
comunidades cristianas y con todas las personas de buena voluntad.
En nuestra vida no estamos solos, tenemos siempre el auxilio y la
compañía de la Virgen María, que se nos presenta hoy como la primera
entre los Santos, la primera discípula del Señor. Nos abandonamos a su
protección y le presentamos nuestras penas y alegrías, nuestros temores y
anhelos. Todo lo ponemos bajo su amparo, con la seguridad de que nos
mira y nos cuida con amor de madre.
Queridos hermanos, les pido que no olviden rezar por mí. Yo los tengo también muy presentes en mi oración.
Y ahora saludemos juntos a la Virgen con la oración del ángelus”.