El Papa en su viaje a Barbiana
Después de haber visitado este martes por la mañana la tumba del párroco italiano don Mazzorari en la pequeña ciudad de Bozzoli, en el norte de Italia, hacia las hacia las 11:30 el Papa llegó en helicóptero a Barbiana en las inmediaciones de Florencia, donde fue recibido por el cardenal y arzobispo Giuseppe Bertori y las autoridades civiles.
De allí fue al cementerio para la visita privada a la tumba de Don Milani. Poco después en la iglesia local saludó algunos discípulos y ex alumnos del profesor florentino. A continuación, en el exterior de la pequeña iglesia, el Santo Padre dirigió unas palabras.
“Vine a Barbiana para rendir homenaje a la memoria de un sacerdote que dio testimonio de cómo en el donarse a Cristo, se encuentran a los hermanos en sus necesidades y se los sirve”, dijo. Y a los ex-alumnos de este sacerdote les indicó que ellos fueron “testimonios de su pasión educativa, de su intento de despertar en las personas lo humano para abrirse a lo divino”.
Indicó que la escuela para don Lorenzo, no era una cosa distinta de su misión de cura, sino el modo concreto de desarrollar esta misión”, ya que es necesario “dar a los pobres la palabra, porque sin la palabra no hay dignidad y por lo tanto ni siquiera libertad y justicia. Esto nos enseña don Milani”.
El Papa quiso en esta oportunidad agradecer “a todos los educadores, y los que se ponen al servicio del crecimiento de las nuevas generaciones, en particular a los que se encuentran en situación de dificultad”.
Señaló entretanto que “sin esta sed de absoluto se puede ser buenos funcionarios de lo sagrado, pero no se puede ser sacerdotes, verdaderos sacerdotes capaces de volverse servidores de Cristo en los hermanos.
Exhortó por ello a los sacerdotes a “ser hombres de fe, de una fe inquieta, no aguada y hombres de caridad pastoral hacia todos aquellos que el Señor nos confía como hermanos e hijos”. Y que don Lorenzo “nos enseña a amar a la Iglesia, como él la quería” reconociendo que “las verdades pueden crear también tensiones, pero nunca fracturas”.
Al concluir sus palabras el Papa indicó que su gesto quiere ser un reconocimiento de la fidelidad de don Milani al Evangelio y de la rectitud de su acción pastoral. Y tras recordar una palabras de la madre de don Milani, señaló que un sacerdote “transparente y duro como un diamante” sigue transmitiendo la luz de Dios en el camino de la iglesia.