“Les agradezco estas 27 horas de tanto trabajo” dijo dirigiéndose a los periodistas que se encontraban en el avión.
El papa interrogado sobre el encuentro que tuvo con el presidente de Egipto, Al-Sisi,
señaló que cuando se tiene un encuentro privado y queda privado, a no
ser que juntos se decida hacerlo público. Y confió que “he escuchado
yendo a tal país apoya a tal gobierno. Cada gobierno tiene sus
debilidades. Yo no me entrometo, hablo de los valores. Cada uno por su
parte juzgue”. Y sobre el caso del universitario italiano asesinado,
Giulio Regeni, dijo que la diplomacia de la Santa Sede se ha movido pero
no podia revelar los particulares.
Interrogado sobre los populismos demagógicos en Europa,
el papa indicó que “he tenido que aprender nuevamente el significado
que la palabra ‘populismo’ tiene en Europa, porque en América Latina
tiene otro significado. Existe este problema en Europa y en la Unión
Europea, y no repetiré lo que dije. He hablado cuatro veces” sobre este
tema.
Señaló que “cada país es libre de decidir lo que cree conveniente y
sobre esto no puedo juzgar”, porque no conoce las políticas internas.
Reconoció que “Europa corre el riesgo de disolverse”. Indicó que “hay un
tema que asusta y quizás alimenta estos fenómenos y es el problema de
la inmigración. Pero no olvidemos que Europa fue hecha por migrantes,
durante siglos y siglos. Es un problema que hay que estudiarlo bien,
respetando las opiniones, en una discusión política con la ‘P’
mayúscula”. Recordó que una vez cuando saludaba a la gente un señor le
invitó a hacer un partido para los católicos. “Pero este señor vive en
el siglo pasado”, dijo.
Interrogado sobre las relaciones con los ortodoxos rusos, los coptos y el bautismo común, el Papa recordó sus buenas relaciones que tenía en Argentina con ellos.
Con los ortodoxos “somos Iglesias hermanas”. Señaló su gran amistad
con el papa copto Tawadros II, “un gran patriarca”. Precisó que “la
unidad del bautismo va adelante, la culpa es un motivo histórico”. Y que
“estamos en buen camino para superar esto”. Añadió que “los ortodoxos
rusos reconocen nuestro bautismo y yo reconozco el suyo”.
Señaló además que “el patriarca Elias II es un hombre de Dios”, que
en este viaje “estaba también Bartolomé, los anglicanos… El ecumenismo
se hace en camino con las obras de caridad, estando juntos”.
Citó también la buena amistad con el patriarca ruso Kirill, y con el
arzobispo Hilarion. Y consideró positivo que Rusia hable de la defensa
de los cristianos en Oriente Medio, porque “hoy hay más mártires que en
el pasado”.
Sobre Corea de Norte y las naves militares estadounidense,
“les llamaré a trabajar para que resuelvan el problema en el camino de
la diplomacia”. Recordó que “existen facilitadores”, como “Noruega que
está siempre lista para ayudar”. Esta “guerra mundial a pedazos de la
cual hablo hace dos años, se amplia y se concentra en puntos que ya eran
calientes”.
De los misiles coreanos “se habla desde hace un año pero ahora parece
que el tema se haya calentado demasiado”. E invitó “a negociar porque
es el futuro de la humanidad: hoy una guerra ampliada destruiría buena
parte de la humanidad y esto es terrible”. Recordó Oriente Medio, Yemen y
África. “Busquemos soluciones diplomáticas y allí creo que las Naciones
Unidas tienen necesidad de retomar su liderazgo porque se ha aguado un
poco”.
Interrogado sobre si quiere encontrar al presidente Trump,
dijo que “la Secretaría de Estado aún no ha informado de solicitudes,
pero yo recibo a cada jefe de Estado que pide audiencia”.
Sobre la situación de Venezuela, explico que “La
Santa Sede realizó una mediación por invitación de cuatro presidentes
facilitadores” pero reconoció que “la cosa no tuvo éxito porque las
propuestas no fueron aceptadas o eran diluidas”. Indicó que “todos
sabemos la difícil situación de Venezuela, un país que quiero mucho” y
que están tratando de relanzar el negociado y están buscando e lugar.
Señaló que “la misma oposición está dividida y que el conflicto se
agudiza cada día más”. Concluyó indicando que “todo lo que se puede
hacer hay que hacerlo, con las debidas garantías”.
Sobre las estructuras de recepción de refugiados
definidas algunos días atrás por el Papa como ‘campos de concentración’,
precisó que “he hablado de países más generosos de Europa, hablando de
Italia y Grecia”. Precisó que no fue un lapsus, “que hay campos de
refugiados que son de concentración”. Elogió la elasticidad italiana y
que en un campo de recepción al no poder abrir las puertas para hacer
salir a pasear a los migrantes, dejaron un agujero que había en la
pared de atrás, y que los inmigrantes “así se construyeron buenas
relaciones con los habitantes de ese pueblo”.